"Ferruccio decía que vosotros los escritores
os veis siempre a la luz del futuro, como póstumos, y yo pensaba en el
mecanismo que pusiste en marcha cuando me relataste en primera persona, como si
Tristano fueras tu... ya me habías encomendado al futuro, como una lápida, y en
ella te veías reflejado, porque esa lápida te devolvía tu imagen, tal y como
pensabas que quedaría para la posteridad... Y en cambio esa imagen te la estoy
cambiando delante de tus narices, mejor dicho, está cabeza abajo y patas arriba, como en los
espejos de los pabellones de las ferias... Lo siento por ti, pero no sé qué
esperabas al venir a verme, yo no estoy aquí para confirmar, al contrario... no
hay que fiarse jamás de los espejos, al principio parece que reflejan tu
imagen, y en cambio te la desfiguran, o peor, la absorben, se la beben entera,
te chupan incluso a ti... Los espejos son porosos, escritor, y tu no lo sabías."
Tristano muere, una vida
Anagrama, Barcelona 2004, pag. 65
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