22 de febr. 2013

kola roman



La Kola Roman es un refresco con sabor a vainilla dulce muy intenso.  La bebida fue creada en 1865 en Cartagena de Indias por Carlos Román Polanco con unas máquinas preparadoras de gaseosas que había traído de Londres. Su sabor original no logró atraer del todo al público y, con la llegada de otras bebidas, la Kola Román estuvo a punto de desaparecer; pero los Laboratorios Román dieron un giro a su fórmula en 1936 – la misma fórmula que  se sigue utilizando hoy en día- alcanzando un rotundo éxito con la nueva mezcla. 

El refresco se bebe muy frío, y es tan popular que se ha convertido en el ingrediente de gran número de recetas.

"Antes de casarse, Alina Jericó de Monsalve fue virreina nacional de la belleza. Ahora mira al infinito, deja que el viento tibio le enrede el pelo largo, castaño claro, y acompaña a Nelson Ned tarareando con desgano “quién no tuvo en la vida una amarga traición”. Se olvida de todo, se queda inmóvil y deja que pase el tiempo, hasta que se fija en el reloj.


Ve que es muy tarde y una sombra le cruza la cara linda. Empieza a mirar la hora una y otra vez, primero con desazón, después con ansiedad, por ultimo compulsivamente, con angustia. Se muerde las uñas, ovaladas, cuidadas a diario por una manicurista. Sus dientes blanquísimos se ensañan contra ellas, las roen, les pelan el Revlon, arrancan a tirones los padrastros. En sus dedos aparecen puntos de sangre pero ella los ignora y sigue adelante con su pequeña carnicería, empecinada como un ratón.

Entra a la casa, donde todo es recién comprado y costoso: lujo en tonos pastel, tipo Miami. Sus tacones se hunden en alfombras blandas, blancas. Va hasta la cocina, integral, recargada de hornos microondas y electrodomésticos multiusos. Se dirige a la cocinera, una señora cardía­ca que se protege del aire acondicionado con un saco de orlón:

-¿Qué preparaste, Yela?

-Róbalo, arroz con coco y plátano asado.

-¿Enfriaste el vino blanco?

-Para qué, si el señor solo toma Kola Roman.

-Se está haciendo tarde y no llega.

-No espere más, niña. Don Mani no aparece antes de la madrugada.

-¿Cómo sabes? —pregunta Alina, como rogando que no le contesten.
-Debe andar por ahí, matando a alguno.



Leopardo al sol
Laura Restrepo
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