1 de febr. 2021

el psicoanalista, 1

 

El Psicoanalista,  de John Katzenbach, ofrece una historia redonda…

por EdSQ

cednovelista.blogspot.com

 

 

(…) el salto a la fama de John Katzenbach fue con El Psicoanalista, novela primordial en toda su bibliografía y que bien puede considerarse su sello característico dentro de la literatura. Como podemos apreciar, ni es poca ni es mucha su riqueza literaria, pero sin duda es interesante, porque leer El Psicoanalista resulta un placer para cualquier fan de este escritor.

Siendo honestos, con la presente obra es claro que se nos abre la puerta a una historia dinámica, interesante, con el perfecto suspense narrativo para no soltar el libro y consumir página tras página en la historia de Frederick Starks, un doctor especializado en terapia psicoanalítica recurriendo al famoso "diván" para que el paciente gane confianza y expulse su dolor emocional. El tipo de análisis más famoso entre los casi ocho tipos de psicología que existen.  Katzenbach, con esta obra, se toma su tiempo para construir los giros y las piezas que componen la historia, desde un doctor acostumbrado a la paz, a la tranquilidad, a la rutina y un "villano" producto de su pasado que lleva tiempo preparando su venganza.

(…)

Y esto especialmente porque el autor se sale de la terapia para construir una "carrera" contra reloj donde la relación médico-paciente se transforma en un juego "gato-ratón" y nada es lo que parece; la duda se convierte en la única herramienta segura y la realidad toma un cariz misterioso y fascinante. Visto así, la historia presenta múltiples tonalidades filosóficas (si la psicología es su "hija", no debería sorprender) además de una construcción dinámica. Esto se debe a que la novela aparenta ser lineal, no lo es y desde el instante en que nos imaginamos a Ricky abriendo la carta amenazadora (el detonante, el giro principal), es que lo acompañamos en un recorrido por su pasado, al mismo tiempo que lo vemos enfrentar y superar obstáculos del presente sin vacilación, y sí quizá con miedo.

Mientras que la peligrosidad de la juventud podrían representarse en Virgil, la sutileza, la fuerza del raciocinio le pertenecen a Merlin y la metáfora de que el pasado puede influir en el presente de maneras que ni imaginamos a veces, está plasmada en Rumplestilskin, el mero "villano-víctima" de la historia. Si bien hay giros subyacentes que resultan predecibles y otros no tan creíbles cuando los leemos, esta historia no deja de ser sorprendente, no deja de enganchar al lector (salvo en los momentos donde describe ciertas cosas en el pasado) haciendo que éste disfrute más la historia.

La novela está dividida en tres partes, igual que lo está el guión de una película (tres actos). Así, podemos pensar que el primero es lento al principio y conforme se acerca a su clímax agarra vuelo, toma poder y logra construir la progresión psicológica del protagonista en alguien distinto, creíble. Una alegoría de lo que significa renunciar a la rutina, darle pausa a nuestro camino y decidirse por otro sin más explicación. Ya con Ricky "cediendo" al plan de su perseguidor, lleva a cabo el plan y le dice adiós a todo lo que conoce. Es para este punto que en el segundo acto su vida ya ha cambiado, es alguien diferente y ahora menos ingenuo, preparando su venganza (¿círculo vicioso?) contra el hombre que arruinó su vida, y es aquí donde hurga, escarba en lo que dejó atrás alguna vez y descubre el momento en que le falló a una personaje desesperada, presa de la sociedad y el sistema capital que nos rodea. Mucho se lee en novelas -y se ve en las películas- que el sistema americano de justicia está roto, pero pienso que todo parte desde nuestra posición; si como individuos no comenzamos a darle un pequeño giro a nuestra existencia, desde acciones mínimas hasta enormes y significativas (¿por qué no ahora, que estamos a pocos días de Fin de Año?), no podremos crecer. Ahí tenemos el ejemplo de Ricky, que de ser alguien rutinario transformó su vida, se superó. Aunque llegue a sonar medieval, resulta curioso que la aventura plantee la necesidad del caos en su versión negativa para introducir orden y novedad a algo que ya está acomodado.

 Esto aunque la esencia sea la misma y el producto no se vea mermado por fuerzas externas, El Psicoanalista es una lectura obligada para cualquier fan de Katzenbach, donde la historia del presente y el pasado de un personaje se entrelazan de maneras pocas veces leídas, y donde el aderezo del suspense, de ver el desarrollo de personajes y la enorme psicología que rezuman sus páginas, hacen de este un recorrido inusual y sumamente placentero. Porque, al final, se trata de enmendar los errores que aún tenemos frescos y evitar ser egoístas es una lección importante. Por eso Ricky aprendió de su pasado, se mantiene activo y logró hacer de su debilidad su mayor fortaleza y ésa es una moraleja imprescindible.”

 


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