1 de des. 2021

la dona que buscava, 1

 




“Las mujeres árabes se regían a principios del siglo XIX por la Sharía, es decir por las leyes preestablecidas por los ulemas y las autoridades religiosas. No obstante, conforme avanzaba el siglo surgieron los primeros movimientos reformistas y comenzaron a apreciarse diferencias en la región del Próximo Oriente motivadas por el grado de desarrollo económico y sociocultural de cada zona y ámbito cultural. En este sentido, la colonización, analizada con sus sombras y luces, influyó positivamente en las sociedades árabes, ya que aportó avances económicos, políticos e intelectuales. En el caso de Egipto hay que remontarse a la invasión francesa (1798-1810) para entender cómo se rompió su aislamiento en una dirección que se potenciaría a medida que avanzaba la centuria y se iban conociendo las repercusiones del programa económico e industrial europeo. A tono con esta dinámica la dinastía de Mohamed Ali gobernó el país desde principios del XIX y mostró cierta preocupación por elevar el nivel cultural e intelectual de los egipcios. Sin embargo tuvo que pasar un siglo para que desde las filas reformistas surgiera la preocupación por la situación de las mujeres, ya que dicha situación se utilizaría como uno de los indicadores para establecer el grado de modernización de la sociedad. Por ello en ciertos sectores ilustrados se alzaron voces –masculinas y femeninas- que demandaban una mejora de la condición social de las mujeres basada en el derecho a la educación y el trabajo y en la obtención de parcelas de igualdad.

Rifāʻ at-Tahtāwi (1801-1873) recogió en el libro L’or de Paris su estancia en dicha ciudad y describió la vida de las mujeres francesas, mostrando su admiración por el respeto con el que eran tratadas y por los beneficios que aportaba la instrucción femenina a la vida familiar y la sociedad. Su pretensión era trasladar este modelo a Egipto. Lo mismo pasó con el neotradicionalista Ŷamāl ad-dīn al-Afgāni (1838-1898), que mantenía que ser hombre o mujer no lastraba “por naturaleza” la capacidad y aptitud del individuo, ya que las diferencias se habían construido social y culturalmente a lo largo del tiempo. Siguiendo en esta línea, uno de los más importantes líderes reformistas, Muhammad Abdo (1849-1905), el fundador del modernismo islámico, quiso penetrar en el verdadero sentido del Islam para depurarlo de las tradiciones que lo impregnaban y hacían de él un sistema anacrónico. Centró su interés en la poligamia, concluyendo que está práctica debía ser tratada únicamente como una cuestión histórica y social, sin ninguna connotación religiosa. De hecho consideraba la monogamia como la mejor forma de matrimonio. Estas declaraciones hicieron que fuera ridiculizado y satirizado. Pero sin lugar a dudas sus ideas y su exégesis contribuyeron a poner las bases del movimiento feminista egipcio.

Otra figura destacable es la de Qāsim Amīn (1865-1908), que luchó por la abolición del velo y la revisión del estatuto matrimonial, la supresión de la poligamia y el repudio. En sus obras más famosas: Tahrīr al-mar´a (La liberación de la mujer, 1899) y al-mara´ al- ŷadīda (La mujer nueva, 1901), incluyó, formando parte de sus demandas de modernidad y de independencia política, un nuevo modelo de feminidad y de familia, y reclamó un concepto de matrimonio fundamentado en una amistad profunda en la pareja, algo que, lejos del contrato sexual concertado por las familias en los primeros años de vida de niños y niñas, fomentaría, a su entender, la felicidad de los cónyuges. En este terreno surgió una genealogía de mujeres, merecedoras de un estudio en profundidad, que fundaron, conscientes de su discriminación, asociaciones benéficas y plantaron cara a la élite colonial. Algunas extranjeras procedentes de países limítrofes trasladaron a Egipto sus ideas y crearon los primeros periódicos feministas.”

La escritura autobiográfica de Nawal As-Saadawi. 
Política, religión e identidades femeninas
de Mouna Aboussi Jaafer
tesis doctoral dirigida por la 
Dra. María Dolores Ramos Palomo
Universidad de Málaga
Departamento de Historia moderna y contemporánea
2016
Pág. 104-106

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