Juan Gabriel Vásquez
Cooperativa Editorial Magisterio, 1997
"Gianna, Stefano, Helena y Javier son los personajes de esta novela. Dos parejas amigas en Florencia, una de italianos y otra de colombianos. Un juego que mezcla celos, recuerdos, y recorridos por las calles florentinas. Es una novela corta que desarrolla una intensa complejidad de relaciones humanas con un erotismo latente que parpadea como un carbón solitario encendido ante ráfagas fugaces de viento. Se puede decir que no existe un personaje central, aunque pareciera que la historia se carga sobre Javier del Solar, un joven admirado y envidiado por las personas más cercanas, y a su vez un ser que busca el placer de la manera más simple que pueda lograr un ser humano, a su manera, sin importar la autenticidad, la sinceridad o el compromiso con que se entregue. No existe la nostalgia por estar lejos del país de origen, solo existe esa Florencia con la universalidad de la ciudad que todos conocemos a través de los ojos de quienes han escrito sobre ella.
Es una novela que se guarda algo, un algo que nunca llega a ser tan explícito, un algo que se intuye, que interroga al lector. El único truco, o mejor, el más visible es el de hacer creer que es una historia cíclica cuyo comienzo es el mismo final. El desenlace se encuentra en las primeras páginas y el resto de la obra es la forma en la que el autor desenmascara a sus personajes. Pero no se puede decir que el relato sea cíclico, sencillamente es como una bolita de chicle que alguien pone entre los dientes apretando fuerte y con un dedo la hala y estira, para luego volver a ser la misma bola de chicle. Lo sobresaliente es la manera en que Vásquez logra ir dilucidando y poniendo en orden la historia, escenarios, conversaciones, la interioridad concreta del personaje introducido con habilidad y estilo, intercalando en la secuencia de la narración, afectando la linealidad pero limpiamente, sin llamar a confusiones.
Esta novela se incluye dentro de esas obras a las que el autor prefiere no referirse y sin embargo, siendo su opera prima, la considero una novela mejor lograda que su sucesora, Alina suplicante, donde se demuestra que si se pueden contar historias tratando de variar las formas estilísticas de narración siendo bien narradas, y se podían augurar prometedoras perspectivas en la escritura de este autor que al día de hoy es una de las realidades más importantes de la narrativa colombiana de nuestro tiempo."
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