Opinión de Anika Lillo
en Anika entre libros
"Esta novela me ha sorprendido muy gratamente, porque juega con una palabra muy concreta: prejuzgar. De hecho el protagonista, Ed, que es quien narra los hechos, lo comenta en un par de ocasiones porque fue su padre quien le advirtió del error de prejuzgar. Así, en la novela todos pueden ser sospechosos del crimen de la joven porque en realidad nadie tenía motivos claros para hacerlo, y mucho menos descuartizarla. Es un misterio que se resolvió con una cabeza de turco pero que en 2016 vuelve a resurgir con el recibo de los anónimos.
Todos los personajes me han parecido que tenían que estar en la novela. No hay uno solo que me sobre. Por un lado tenemos a una pandilla de cuatro chicos y una chica. Están sus padres y hermanos, en particular el que tenía que salir, el abusón. También hay un desconocido pero que pronto será familiar para todos: un profesor que llama la atención no solo por ser forastero, sino también por ser albino. De entre los familiares destacan los padres de Ed (aquí entran en materia los tema antiabortistas y Alzheimer) y el padre de Nick, un reverendo que, naturalmente, está en contra de estas prácticas y tiene a sus acólitos con el puño en alto. Y por último están las dos amigas: la chica asesinada y la otra, que es a su vez hija del policía (otro personaje). Todos tienen su papel. Y en 2016 se añade a otra joven -esta mayor de edad- que acaba siendo inquilina de Ed. Comparten su casa y algo de alcohol.
Lo que más caracteriza a esta novela es la curiosidad. Puedes haber leído mucho pero como juega al despiste -cualquiera puede haberlo hecho porque no aparenta haber motivos, de modo que el que lo tiene de verdad está escondido-, cuando cierras el libro y te vas, no puedes evitar sentir esa curiosidad que te hace volver a él. Tener ganas de leer más, de averiguar, de saberlo todo.
Se guarda unos cuantos misterios que no son otra cosa que secretos: quién es esa chica con la que comparte piso, por qué reaparece Mickey, por qué no se encontró la cabeza, qué hace que una mujer insista en que el reverendo les tiene engañados a todos, quién se carga al perro, quién tuvo realmente la culpa del accidente de coche, quién dibujó los hombres de tiza que les llevó al cuerpo… y así bastantes que dan para pensar muchas conspiraciones pero que, al final, te deja un poco con la boca abierta porque no hay nada extraño en todo ello (quizás lo de la cabeza sí se salga de lo normal), sino que son hechos resultado de causas con poco misterio pero en las que a nadie se le ocurrió pensar. La condición humana. El hecho de que exista una cabeza de turco hace que no se conozca quién fue realmente, a día de hoy (2016), quien asesinó y descuartizó a la chica, y esto lo sabremos, obviamente, pero al final de la novela. Mientras tanto divagan, elucubran, las investigaciones dan tumbos… Son humanos, no investigadores, y también tienen sus propios secretos.
Ahí están, pues, sus atractivos. "El hombre de tiza" es una novela de amores prohibidos, secretos, violencia, abusos, olvidos y locura. Entre otras cosas. Podría hablar mucho rato de esta novela, pero prefiero que la leáis. Muy recomendable."
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