1 de set. 2024

el acontecimiento, lectura 1

 



El duro acontecimiento de Annie Ernaux: 
una historia silenciada

    La escritora ganadora del Nobel relata en "El acontecimiento" la historia de su aborto. Un relato trágico y plagado de crítica al mundo y la sociedad francesa.

per Danel Negro
a Hércules Diario
06/04/2024

    “La gran mayoría de las novelas autobiográficas me resultan un tanto densas e insípidas. Es difícil que una persona logre mostrarse a través de un texto de una forma honesta. Annie Ernaux no sólo consigue que la conozcamos en sus novelas, sino que además añade a sus propios recuerdos una dimensión poética y cruda fruto de la reflexión.

    Annie Ernaux es una escritora francesa, catedrática y profesora de letras modernas. El pasado 2022 recibió el Premio Nobel de Literatura por «el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los extrañamientos y las restricciones colectivas de la memoria personal». A lo largo de sus 83 años, esta escritora ha explorado diversas facetas y temáticas en sus novelas, que tratan asuntos muy dispares. La propia Ernaux ha apuntado los temas en los que se ha inspirado para crearlas, destacando algunos como el cuerpo y la sexualidad, el cambio de clase, la desigualdad, la memoria o las relaciones íntimas. Hace más de veinte años que dejó su labor como docente para dedicarse a tiempo completo a la escritura, ofreciéndonos obras tan memorables como Pura Pasión, El Acontecimiento o El Lugar.

    El pasado mes de marzo de este 2024 Francia ha pasado a ser el primer país del mundo en incluir el derecho al aborto en su Constitución, consagrando así la “libertad garantizada” de las mujeres a abortar. El aborto ya era legal desde el año 1975 en el país. Cualquier aborto intencionado o intento abortista en fechas anteriores a este año no solo se penalizaba con duras multas e incluso cárcel, sino que vendría de la mano de un fuerte juicio social. Annie Ernaux le da voz a esta situación a través de su novela El acontecimiento.

    Publicada el 14 de marzo del año 2000, la propia autora francesa reconoce en la novela que carece de sentido vengarse o guardarles rencor a quiénes le hicieron pasarlo mal durante ese traumático episodio. No busca rendir justicia ni concienciar. Su única motivación es que su dolor quede escrito para siempre en 119 páginas encuadernadas en tapa blanda, que su relato abarque todas aquellas historias que existen, pero que nunca han llegado a descubrirse por la vergüenza o el rechazo que han sentido las propias protagonistas.

“Es posible que un relato como este provoque irritación o repulsión, o que sea tachado de mal gusto. El hecho de haber vivido algo, sea lo que sea, otorga el derecho imprescindible de escribir sobre ello. No existe una verdad inferior. Y si no cuento esta experiencia hasta el final, contribuiré a oscurecer la realidad de las mujeres y me pondré del lado de la dominación masculina del mundo”.

    El relato se presenta como lo que es, sin rodeos: una Annie Ernaux joven estudiante a comienzos de los años sesenta busca por todos los medios una medida abortiva. Casi cuarenta años después de este suceso, la propia autora se permite el lujo de interrumpir el propio discurso que generan sus recuerdos para realizar puntualizaciones que solo la madurez permite hacer. Años más tarde mira desde el dolor aquella época y parece que esa sensación va a convivir con ella durante toda su vida. El estilo es claro, incluso podría catalogarse de aséptico en algunos pasajes. Impactante por la concisión y los pocos tapujos, el libro te atrapa y te hace cómplice de una situación personal muy delicada. En su momento, Ernaux tuvo que enfrentarse al proceso sola, pero la liberación de esta historia puede ayudar a sanar de alguna forma todo ese dolor.

“Ni él ni yo pronunciamos la palabra aborto ni una sola vez. Era algo que no tenía cabida dentro del lenguaje”

    Uno de los aspectos más ilustrativos del libro es como la sociedad francesa aborda y trata a una mujer que manifiesta el deseo de abortar. La propia palabra se evita, como si la persona que la pronunciase estuviese matando al embrión con sus propias manos. Lo que no se verbaliza en voz alta no existe, o eso es lo que le quieren hacer ver a una joven estudiante en la época. Es interesante la reflexión sociológica que realiza la autora al echar la vista hacia esos años. Asegura que no odia a todos aquellos que decidieron no ayudarla, puesto que seguramente tan sólo seguían una ley sobre la que no habían decidido: “Se juzgaba con relación a la ley, no se juzgaba la ley”.

    Una enfermera que realiza abortos clandestinos será quien le ayude en el proceso. Como todas las personas que intervienen en la historia, aparece tan sólo mencionada con sus iniciales, puesto que Annie afirma que ella no puede permitirse la libertad de señalar a personas que siguen vivas. Es una muestra de valentía exponerse tan sólo a ella misma, pues es plenamente consciente de que cada uno de nosotros solo somos dueños de nuestra propia realidad. Su estancia en el hospital es uno de los momentos más duros de la novela, no tanto por el juicio a su situación (sabían perfectamente que había abortado por prácticas ilegales), sino por el trato que recibe.

    La última parte narra el cambio que tiene con ella el personal hospitalario al saber que es una estudiante con un futuro por delante y no una joven sin ambición o cierto nivel cultural. La crítica social se hace en esta parte más directa, ya que parece que la ley tan solo ahoga o es estricta con los poderosos o los útiles para la sociedad. Esa joven estudiante había hecho lo mismo que podía haber realizado una persona sin recursos que no estudiase una tesis, pero no parece que sus hechos se fuesen a valorar por igual. Ernaux lejos de agradecer este gesto lo denuncia entre sus párrafos. Su compromiso con su historia va mucho más allá de su caso, se compromete con la realidad de cualquier mujer que haya sufrido lo mismo, sea cual sea el fondo que haya detrás.

    En El acontecimiento Annie Ernaux vuelve a abrirse en canal para un lector que debe estar dispuesto a encontrarse con las luces y sombras de una vida ajena. La autora se compromete con todas las historias que fueron silenciadas y que aun hoy muchas mujeres no se atreven a relatar. Su dolor les pertenece, por lo que es justo que puedan hacer con él lo que quieran. Annie ha decidido volcarlo en palabras, sacándolo del olvido en un homenaje a “todas aquellas mujeres que me ayudaron y que ahora forman parte de mí”.

    Annie Ernaux es una autora que, a pesar de su avanzada edad, lleva varios años triunfando en redes sociales entre las nuevas generaciones de lectores. Su excelente calidad literaria es, sin duda, uno de los principales factores que condicionan este éxito, pero no hay que olvidar que para conquistar a este sector tan cambiante es necesario aportar algo más. Esta autora francesa lo lleva haciendo desde el principio, lo que ha propiciado que su popularidad se extienda como los extensos hilos en X que los usuarios dedican a sus frases célebres.

    Las claves de este fenómeno son variadas. Su estilo directo conecta con la inmediatez juvenil. Sus frases, brillantes en ocasiones y lapidarias en otras, llevan al extremo a un lector fascinado por la profundidad de sus vivencias. Las emociones fuertes están garantizadas durante la lectura, así como la reivindicación y rebeldía ante las injusticias y los propios sentimientos.

    “Solamente conocía la presencia o la ausencia” afirma la escritora francesa en Pura Pasión. Rápidamente se ha convertido en una de las citas más reconocidas entre tuiteros y booktokers. La calidad en la prosa junto con unas frases y párrafos desgarradores forman el tándem perfecto. Más de una joven en su crisis de los veinte se ha visto obligada a compartir estas duras reflexiones en su muro, siguiendo el legado de las que Annie define como “artistas, escritoras, heroínas de mi infancia que componen una cadena invisible dentro de mí. Tengo la impresión de que mi historia es la de ellas”."

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