12 de nov. 2024

jeanette winterson, obra 2

 

La pasión
The Passion (1987)

Jeanette Winterson

traducción: Elena Rius

Lumen, 2015

páginas: 224

SINOPSIS:



    Publicada por primera vez en 1987, La pasión fue la novela que consagró a Jeanette Winterson como una de las autoras más originales del panorama narrativo.

    Estamos en Venecia y corren los años en que Napoleón arrasa Europa con sus ejércitos. Henri, un joven cocinero al servicio del general, se enamora perdidamente de Villanelle, una hermosísima criatura de pelo rojizo y pies deformes que conoce como nadie los secretos de las góndolas y de las salas de juego donde los nobles del lugar apuestan su fortuna entre sonrisas y frases galantes...

    Esa, que podría ser la trama de una novela histórica al uso, en manos de Jeanette Winterson se convierte en un material precioso, capaz de transformar Venecia en una ciudad nueva, hecha de palabras y de luz. En ese lugar, donde la emoción es tan viva como el agua, los jóvenes enamorados aprenden a desgranar su pasión por vías insólitas y arriesgadas que ponen en tela de juicio lo que creíamos saber del sexo y del amor.

11 de nov. 2024

art i vinya: un maridatge”

 



    Dins les activitats complementaries a l'exposició temporal “Al Vallès, som gent de vinya”


que acull el Museu de Ca n’Oliver fins al 30 de desembre, Vespres Literaris organitza, amb el recolzament del Museu i el Ajuntament de Cerdanyola del Vallès, un acte anomenat “Art i vinya: un maridatge”, un petit recorregut al voltant de aquest cultiu i les seves manifestacions al món de la cultura: imatges, música i textos amb el vi com inspiració.

    Llegirem textos clàssics i contemporanis que parlen i han parlat del vi, escoltarem música amb el vi com inspiració, o contemplarem tapissos, murals, pintures o escultures dedicades a aquesta beguda; finalitzant amb un brindis.

    L’acte tindrà lloc el dissabte 16 de novembre de 2024, a les 17.30h, a la sala d’exposicions temporals del Museu de Ca n’Oliver i l’espai Feixa Baixa.

Us hi esperem!!!!!!!


10 de nov. 2024

jeanette winterson, obra 1

 

Fruta prohibida
Oranges Are Not the Only Fruit (1985)

Jeanette Winterson

traducción: Margarita Cavandoli y Horacio González Trejo

Edhasa, 1990

páginas: 232

SINOPSIS:


    La primera obra de Jeanette Winterson, una novela autobiográfica sobre el paso de la infancia a la adolescencia.

    «Los curiosos siempre corren algún peligro. Si eres curioso, cabe la posibilidad de que nunca vuelvas a casa, como los hombres que ahora conviven con sirenas en el fondo del mar.»
Jeanette Winterson

    En los momentos cruciales de su infancia, Jeanette Winterson siempre tenía a mano una naranja: la agarraba, la pelaba y la comía como si esta pieza de fruta fuera a consolarla de todos sus males. Más tarde descubrió que existía fruta distinta, más sabrosa, pero había que comerla a escondidas, lejos de las habladurías de la gente y de la mirada inquisidora de su madre; era fruta prohibida, pero valía la pena correr el riesgo y disfrutar de aquella delicia.

    Adoptada por un matrimonio evangélico de una pequeña ciudad industrial inglesa, Jeanette Winterson creció a la sombra del fervor religioso de toda una comunidad. Los primeros años de su vida fueron un ir y venir entre feligreses seducidos por los sermones y las palabras de la Biblia, el único libro que circulaba por su casa, pero cuando tenía poco más de diez años la niña supo que ella era distinta y que las leyes de su cuerpo la llevarían a descubrir otra forma de amar.

    Jeanette se fue de la ciudad, y cuando tenía veinticuatro años escribió Fruta prohibida, crónica del paso de la adolescencia a la edad adulta.

9 de nov. 2024

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Jeanette Winterson: 
«La muerte es democrática, pero eso a los ricos no les gusta»

fuente : EFE
29/10/2023


    “ Cuatro años después de su última visita a Barcelona, la escritora Jeanette Winterson, considerada una de las mejores autoras inglesas del siglo XXI, cree que el mundo está «mucho peor» que en 2019, hasta el punto de mostrar su preocupación por que «acabemos yendo a una guerra total».

    En un encuentro con periodistas, antes de su participación en el festival Kosmopolis y de presentar su nuevo libro de relatos, Días de fantasmas (Lumen), la también poeta y dramaturga, como es habitual en ella, no ha rehuido ninguna pregunta, llegando a decir que el Brexit es una «mierda» o que por la situación de «desestabilización del planeta, igual ya no hay marcha atrás». Tampoco ha obviado que «en muchos lugares del mundo ha habido retrocesos impresionantes en derechos y progresos sociales» y que los Estados Unidos «ya no son la tierra prometida de oportunidades, sino un país terrible y aterrador». Además, «está Putin y la situación entre Israel y Palestina», por lo que ha considerado que es «muy importante estudiar historia, porque si no, trabajamos en marcos temporales muy breves».

    Tras la Segunda Guerra Mundial, ha reflexionado, «se llegó a un consenso, al menos desde Europa y Estados Unidos, para trabajar por un mundo mejor, para reconstruirlo, por imperfecto que fuera. Hoy no existe este objetivo para la mayoría de la humanidad». Por todo ello, ha destacado: «No deberíamos temer a la tecnología, a quien debemos temer es a nosotros mismos». De todas maneras, ha dejado caer que piensa que «el homo sapiens ya llevamos demasiado tiempo en el planeta Tierra y ha llegado el momento de abandonarlo, pero ya lo iremos viendo».

    Autora de títulos como La pasión, Frankissstein o sus memorias, ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, Winterson firma ahora trece relatos en Días de fantasmas, en los que tanto mezcla el relato gótico con el metaverso como aborda, de nuevo, la autoficción para relatar sus experiencias con lo sobrenatural. «Con esta obra quería explorar el miedo, la frustración con la que los humanos nos enfrentamos ante la muerte, cuando se va un ser querido y queremos que vuelva, que nos hable». Son historias que «no tratan tanto de nuestras partes oscuras, sino de nuestros deseos, siendo el principal de ellos el de superar la muerte».

    Winterson ha sostenido que tenían que ser sí o sí trece historias, por ser este «el número de la superstición y la mala suerte», algunas de ellas «terroríficas» y que llevarán al lector a sentir «mucho miedo», mientras que otras tienen que ver con cuestiones relacionadas con la Inteligencia Artificial o con aplicaciones que «permiten entrar en contacto con nuestros seres queridos difuntos». Para ella, este tipo de aplicaciones que representan que un difunto envía mensajes de texto y fotos, «como si estuviera con nosotros, es una idea terrible, pero es una gran idea para una historia». La novelista ha argumentado que «al fin y al cabo, la principal barrera con la que todos los humanos nos topamos es con la de la muerte». Los humanos, ha proseguido, «tenemos la tendencia a superar todas las barreras, pero la muerte es otra cosa».

    Tampoco ha dejado pasar, ella que es hija adoptiva de una familia muy religiosa, que la religión «la podríamos definir como la primera start-up disruptiva de la historia de la humanidad, porque no deja de plantearnos que la idea de la muerte no sería un estadio final».

    Respecto al hecho de que en estas historias confiese algunas de sus experiencias sobrenaturales, ha indicado que «lo mejor que podemos hacer los humanos ante una experiencia así, que no podemos explicar, es reconocer que no sabemos lo que ha pasado», aunque le «encantaría» encontrar una «explicación racional». Existen, ha dicho, «muchas teorías que intentan explicar los entes no biológicos, pero no dejan de ser teorías. Igual la computación nos ayudará a entenderlo algún día».

    Es muy crítica con los personajes masculinos que dominan el sector de las nuevas tecnologías porque «son cortos de miras, no leen, no les interesa la cultura y nada la historia», y ha vaticinado que si algún día «podemos subir nuestra conciencia a la red, no será una experiencia democrática. La muerte es democrática, pero eso a los ricos no les gusta». Ha aseverado que los más ricos serán «los primeros en beneficiarse de una vida más larga y, si es posible algún día, de una experiencia posterior a la vida. No creo que eso se convierta en un derecho universal humano».

    Ha pronosticado un futuro con «dioses semihumanos», afirmando que muchos dioses a lo largo de la historia «dan bastante miedo, porque son vengativos, duros, complejos, no especialmente interesados en los humanos». Si se piensa en el Dios del Antiguo Testamento, «es alguien al que no le gusta relacionarse con las personas, una especie de Elon Musk, siempre lanzando pullas, diciendo a los demás lo que tienen que hacer».”

8 de nov. 2024

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Jeanette Winterson: 
"Crec en l’ésser humà, tot i que ha fet coses terribles"

A la llum del seu últim llibre, conversem amb l’escriptora anglesa sobre alguns dels reptes més importants de l’actualitat: la crisi climàtica, el Brexit o l’auge de l’extrema dreta.

per Víctor Recort
a CCCBLAB Investigació i innovació en Cultura
21/01/ 2020

    "A les acaballes del segle XX, Jeanette Winterson es va obrir pas en el món literari britànic amb llibres com Oranges Are Not the Only Fruit, Written on the Body i La passió, títols que esdevindrien de culte i la coronarien com una autora de capçalera per a la comunitat queer. Al XXI, ritme i qualitat no afluixen: The Guardian ha escollit Why Be Happy When You Could Be Normal? com un dels cinquanta millors llibres d’aquest segle, i Frankissstein, la seva darrera obra, és un còctel explosiu en el qual la intel·ligència artificial, el transfeminisme, el(s) monstre(s) de Mary Shelley i la distopia post-Brexit convergeixen en una novel·la de ciència-ficció pocavergonya i romanticota. Arran de la publicació d’aquest llibre, Jeanette Winterson va visitar el CCCB en el marc del cicle de debats Les paraules que encara no tenim, paral·lel a l’exposició «Feminismes!»

    Quan penses en Frankenstein, en què penses? Jo penso en una cinta en VHS amb la pel·lícula del 1931 interrompuda per anuncis publicitaris. En un estoig negre decorat amb un retall de la secció televisiva del diari. Abduït per aquella imatge de Boris Karloff magolat i amb cargols al coll, abans de veure Frankenstein, la vaig somiar. Perquè pensar en Frankenstein és pensar en una remor que neix al saló de casa dels pares quan ja ets al llit, que recorre el passadís i que deixa intuir llamps i crits per una porta entreoberta. I si algú l’envestís amb un ariet, aquesta porta? «Frankenstein és una història que estava esperant la lectura de la nostra generació –em diu ella–. Mary Shelley la va escriure pensant en nosaltres: els primers éssers humans que hauran de compartir el planeta amb formes de vida no-biològica. Frankenstein ja no és ciència-ficció: és aquí i és ara. L’única diferència entre aquesta història i el nostre present, però, és que hem substituït la profanació de tombes per la programació de codis en sistema binari de zeros i uns.»

    Ella és Jeanette Winterson (Manchester, 1959), i retratar l’autora de Frankissstein emprant els escassos quaranta minuts d’intimitat que vam compartir seria injust. Sembla necessari excavar, exhumar, recosir: Jeanette Winterson és ella entrant a la sala de premsa del CCCB i palplantant-se, somrient, sense photocall rigorós ni indicació prèvia, davant dels periodistes, perquè li facin tantes fotos com vulguin; Jeanette Winterson és ella responent en directe a les preguntes de Xavier Graset amb un pin de Llibertat preses (sí, preses) polítiques; Jeanette Winterson és ella irrompent amb Bel Olid al hall de conferències del CCCB, alçant els braços i prement els punys, triomfal. La veig, i em retorna aquella frase de la seva autobiografia Why Be Happy When You Could Be Normal?: «Per a una dona de classe treballadora que aspira a ser escriptora, aspirar a ser una bona escriptora i creure que ets prou bona no és arrogància, és política.» La llegeixo, i anoto una pregunta que li faré dies després:

    Què diries a una noia de classe treballadora que volgués ser escriptora?

    «Has d’escriure. No hi ha alternativa: només asseu-te i fes-ho. I ho fas, i continues fent-ho. És qüestió de pràctica, això d’escriure, i una de les coses bones que ens ha portat Internet és que pots trobar moltes plataformes perquè la teva veu sigui escoltada; ja no cal seguir les rutes tradicionals cap a la publicació en aquell diari o en aquella revista. Ara hi ha moltes formes de trobar un espai on escriure, i mira: Internet és ple de gent ridícula que es diuen a si mateixos influencers, influenciant no res, absoluts idiotes. Així doncs, si tens alguna cosa a dir, simplement digues-la –contesta Winterson–. I no perdis el temps fent l’idiota.» Aquest és el meu segon exabrupte favorit de Winterson. El primer el va dir en roda de premsa: «Odio Airbnb. L’odio. Que es faci fotre i es mori. L’economia col·laboradora és una merda. És ben senzill: oi que t’agrada aquella llibreria del teu barri? Doncs compra els llibres allà, no els compris a Amazon.» L’escolto, i anoto una pregunta que li faré dies després: 

    Com a autora de La passió, què opines de la turistificació de Venècia?

    «Saps que, quan vaig escriure La passió, encara no havia visitat Venècia? –reconeix d’un llibre esplèndid en el qual, l’any 1987, va fer de la ciutat del nord d’Itàlia un personatge més–. Venècia és una ciutat imaginada: no importa gaire si hi has estat o no. Des de la publicació de La passió hi he anat moltes vegades, i me l’estimo, però no crec que hi torni. Que què en penso, de la turistificació? El món sencer ha embogit, perquè tothom vol anar a tot arreu per veure coses que no són reals. A Barcelona ha passat el mateix: un lloc que era autèntic acaba esdevenint Disneyland. Moltes vegades, és millor llegir un llibre sobre una ciutat en comptes de visitar un indret que aparenta ser quelcom que no és», sentencia. L’últim viatge que ens proposa l’escriptora britànica? Fa escala a Gènova: «Volia imaginar l’etapa genovesa de Mary Shelley, els anys que la van inspirar per escriure la seva obra mestra, i conjugar-la en temps present –explica Winterson de la seva darrera novel·la–. Lord Byron, per exemple, reapareix a Frankissstein com un fabricant de robots sexuals.»

    «A l’hora de revifar Mary Shelley, i tenint en compte la seva obsessió per les noves formes de vida, vaig decidir convertir-la en un personatge trans: dos cossos, dues vides, un cos autoproduït –afegeix–. Era una oportunitat per crear un personatge trans que fos positiu, de la mateixa manera que amb Oranges Are Not the Only Fruit vaig crear-ne un de gai. Allò va ser el 1985; llavors era difícil trobar protagonistes gais que no fossin un poti-poti de clixés. Com que ara tampoc no és habitual trobar bons personatges trans dins la ficció moderna, vaig dir-me: ja és hora de començar a incloure’ls. Hem de fer d’allò trans una nova normalitat.» Sobre com podia fer-ho des de l’estreta cosmovisió cisgènere, més tard invocarem Orlando: «Virginia Woolf era una dona hetero i va escriure aquesta novel·la meravellosa, emocionant, divertidíssima, protagonitzada pel primer personatge trans de la ficció. El mateix any, el 1928, l’autora homosexual Radclyffe Hall publicava el fastigós The Well of Loneliness, sobre una dona que estima una altra dona. És d’aquells llibres que et fan venir ganes de suïcidar-te.»

    No en volem saber res, de llibres que ens farien venir ganes de suïcidar-nos. Digues-nos-en un, l’últim, que t’hagi fet plorar: «F de falcó, de Helen Macdonald. És un llibre preciós que gira al voltant de temes com l’aflicció, la vida, la mort i, és clar, l’ensinistrament d’ocells de rapinya. La poesia, i llegeixo poesia cada dia, em fa plorar sempre, m’arriba directa al cor. Descobrir T. S. Eliot amb setze anys em va fer comprendre que el llenguatge és molt més que simple informació o que simples dades. El llenguatge funciona al mateix nivell que la música: ens genera una resposta emotiva instantània. Em nego a pensar que els éssers humans l’inventéssim només per transmetre’ns informació. Crec que vam inventar el llenguatge per poder parlar de coses complexes i feridores; per poder parlar del món tal com és.» O de com esdevindrà: «Els humans seran com una noblesa degradada –augura Frankissstein–. Tindrem alguns vestits bonics i molts relats. Serem una aristocràcia debilitada. Serem Blanche Dubois amb un vestit de seda arnat. Serem Maria Antonieta sense pastissos.» (Traducció de Dolors Udina de Frankissstein, publicat a Edicions del Periscopi.)

    «En realitat soc optimista per naturalesa –es contradiu Winterson–. Crec en l’ésser humà, tot i que ha fet coses terribles; sempre ens en sortim a l’últim minut. I probablement ho tornarem a fer. Però, quan miro la Història, m’adono que tot invent nostre acaba emprant-se de la pitjor forma. Què farem amb la intel·ligència artificial, per exemple? –es pregunta Winterson, a propòsit d’un dels eixos centrals de Frankissstein–. Utilitzarem aquesta IA per fer el bé o, en comptes d’això, generarem un nou problema?» Quan penses en Frankenstein, en què penses? Perquè tornem a Frankenstein: «Al llibre de Mary Shelley trobem moltes lliçons sobre el que significa crear una nova forma de vida sense fer-se’n responsable. A Víctor Frankenstein el monstre se li’n va de les mans, se li torna maliciós, salvatge; un assassí. I ho fa per una raó: perquè sent que l’han abandonat, que li és negat l’amor, que es troba aïllat de la resta de societat… Ni tan sols li donen un nom! Quina manera de tractar una pobra criatura és aquesta?! Com li poden negar l’educació?»

    «L’educació era molt important per a Mary Shelley –clou Winterson–. A la seva època, les dones no rebien formació. Ella no en va rebre; llegia tothora, però no va anar mai a escola, perquè se suposava que les dones no hi anaven, a escola. La decisió narrativa que entoma a la novel·la, la d’exposar el monstre a la manca d’educació, és una al·legoria del que passa quan fas de la ignorància una imposició. O pitjor encara: quan l’educació es concep com quelcom que sempre ha d’esdevenir utilitari. Allò que, com a individu, et farà útil a la vida. Com si volgués dir: escull una carrera de ciències o una enginyeria, posa’t a treballar, produeix i, sobretot, no pensis. La visió que Mary Shelley tenia de l’educació, però, era molt més elàstica: creia que necessitàvem cultivar ments que fossin tant capaces com crítiques. És això mateix, el que no té el monstre del seu llibre. A mi també m’agradaria un món on la gent tingués dret a una educació en el sentit més ampli i intrínsec del mot. Frankenstein no deixa de ser una advertència del que passa quan deixes l’educació en mans de la dreta.»"

7 de nov. 2024

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Cosas del directo: una anti-entrevista a Jeanette Winterson

Cincuenta minutos de conversación con la autora británica sobre escritoras, clase social, feminismo, despertares lésbicos y robots sexuales.

por Aurora Díaz Obregón
Pikara Magazine
07/11/2018

    "No tenía ni idea de quién era Jeanette Winterson hasta que recibí una llamada de June Fernández mientras estaba en el ascensor: “Aurora, ¿conoces a Jeanette Winterson? Viene al Ja!, el Festival Internacional de Literatura y Arte con humor y se celebra en Bilbao. Winterson ha sido una referente para muchas lesbianas y en su libro bla, bla, bla… (…). Vamos, que tenemos la presentación de Pikara en Madrid, y no podemos entrevistarla nosotras. ¿Te animas?”. La entrevista era ese mismo fin de semana y tenía que hablar con un compañero para que me cubriera un par de horas en el trabajo. Acepté. Era lunes. Me puse a investigar sobre la vida de Winterson y a imprimir entrevistas suyas en inglés y castellano. En una primera ojeada me dije: qué pereza, quién es esta mujer y qué me va a contar esta british blanca de clase alta. El miércoles fui a la redacción de Pikara y June me prestó uno de sus libros autobiográficos: ¿Para qué ser feliz cuando puedes ser normal? La verdad es que el título parecía algo relacionado con el mindfulness, que se lleva mucho ahora. Andrea Momoitio, entre emocionada y rabiosa porque no podía entrevistarla, me decía: “Si es una borde, o una estirada, no me lo digas nunca por favor”. Por fin, dejé de ser una hater y me puse a leer el libro. Jeanette Winterson no era una escritora normal, ni tampoco de clase alta. Es por eso, que este artículo y el encuentro con Winterson va a ser narrado de una manera periodísticamente anormal. Adiós 5W, adiós.

    Me leí ¿Para qué ser feliz cuando puedes ser normal? de una sentada en la biblioteca. A todo esto, Jeanette Winterson no venía para hablar de esta obra autobiográfica -publicada en 2012 y centrada en su horrible relación con una madre autoritaria, fundamentalista religiosa y muy lesbófoba-, sino de su último libro, Días de Navidad: cuentos y recetas, pero pensé que me ayudaría a comprender su historia. El tiempo me pillaba, así que lo que hacía era leer cincuenta páginas por hora.

    Fumar un cigarro, descansar cinco minutos y a por otras cincuenta páginas. La entrevista era el sábado, pero me había prometido leerme el libro en un día. Lo terminé y salí de la biblioteca, envuelta en cólera, lágrimas y alivio. Empecé a admirar a Winterson. Llegué a casa e hice una búsqueda infinita sobre su vida, redacté las preguntas en inglés, y empecé a ponerme nerviosa, porque a pesar de que hable con fluidez el idioma y escriba correctamente, no tengo un Advanced que me lo acredite -200 euros tienen la culpa-.

    Llega el sábado, 29 de septiembre. Hace sol en el botxo -cuando hace sol en Bilbao hay que escribirlo-, entro a trabajar a las 8 de la mañana y doy un repaso a las preguntas mientras nadie me molesta. A las 10 a.m. llega mi compañero de trabajo, el que me cubrirá un par de horas. Busco en el móvil: Hotel Ercilla Bilbao. Los datos me van mal, no tengo tabaco, estoy nerviosa. Me meto en el hotel equivocado y el recepcionista me pregunta: ¿vienes a la sauna, no? -intuyendo en mi cara el cansancio, estrés y sudor-. Me indica más o menos, pero sigo perdida. Maldigo a Bilbao y a mí misma, por llevar cinco años viviendo aquí y no haber salido del cerco Casco Viejo. Al final uso el comodín de la llamada y marco el número del que lleva la comunicación del festival. Casualmente, el hombre también estaba llegando y pudimos quedar en una calle e ir juntos hasta el hotel. Aquella vez, fue la primera que pisé un hotel de cuatro estrellas y la última que me pediría un vaso de agua con hielos porque pensaba que tenía que pagarlo de mi bolsillo. “¡Ay, Aurora!, qué pardilla eres a veces”, me dije. Después de tragar agua, converso con el manager en la cafetería hasta que llega Jeanette Winterson. Una mujer menuda entra por la puerta, vestida con tejanos y una camiseta básica color caqui, el pelo corto de rizo ancho y aún cara de dormida. Nos saludamos y sonríe a la vez que se fija en un tatuaje. “¿Llevas el suicidio de Sylvia Plath tatuado?”, es lo primero que me dice. Buscamos una habitación para charlar tranquilas. Ella sigue preguntándome: “Y aquí, ¿cómo está el movimiento feminista?”. Le contextualizo brevemente y luego le digo que vengo de Pikara Magazine, le explico qué es, quiénes somos y todo lo que hacemos.

Habitación propia y de clases

    “Una vida dura necesita un lenguaje duro, y eso es la poesía”, escribe Winterson en ¿Por qué puedes ser feliz cuando puedes ser normal? Nació en 1959 en Manchester. Se gestó en el vientre de una madre que era operaria en una fábrica, en plena masa obrera. A las seis semanas de vida, Winterson fue adoptada y trasladada a Accrington, una ciudad que pertenece al condado de Lancashire en Inglaterra. Pasó del hedor de las fábricas y gris industrial, al olor de Evangelio sagrado, a Biblia. Fue adoptada por una familia de clase baja, de fuertes valores tradicionales y una madre fiel al movimiento pentecostal que le repetía: el Demonio nos llevó a la cuna equivocada, refiriéndose a la escritora. Winterson era Satán porque era lesbiana. Cuando su madre descubrió debajo de su cama los libros de historias de amor lésbico, los quemó delante de sus ojos. Incluso le practicó un exorcismo cuando se dio cuenta de que la primera pareja adolescente de Winterson era una mujer.

    Su infancia, alimentada a base de pan blanco y queso, no fue fácil. La clase es algo que ha golpeado y pulido su obra y su persona. Escribir desde el eje social es política. “Mi condición social y de clase es algo que me ha acompañado toda mi vida”, dice. Una habitación propia es necesaria, pero hay escritoras que la edifican en diferentes condiciones marcadas por privilegios. “No es lo mismo escribir viniendo de una clase alta que de una clase baja. Cuando empecé a escribir, ni siquiera pensaba en otros factores u otras luchas, como mi identidad sexual. Simplemente sabía que era la clase obrera, la pobre. Antes que ser feminista, tenía que saber de dónde venía”, explica Winterson. “Yo era una mujer. Yo era una mujer de clase trabajadora. Yo era una mujer que quería amar a las mujeres sin culpabilidad ni burlas, añade”.

    La escritora hace una pausa en blanco antes de recordar a sus primeras referentes feministas. Orlando, de Virginia Woolf, en la que aparece el primer personaje trans en la historia de la literatura, el ensayo Una habitación propia, o La mujer eunuco, de Germaine Greer, fueron algunas lecturas a las que tuvo acceso en la universidad que contribuyeron en su despertar. A pesar de haberse leído los libros de la A a la Z de la biblioteca de Accrington, casi no había podido acceder a literatura escrita por mujeres. “En esos momentos no pensaba que esas obras fueran feministas. Empecé a tener consciencia gracias a las obras de Adrienne Rich. Ahí dije: el patriarcado no es una ideología, el patriarcado está en todos los sitios, físicos o no. Comprendí que los hombres se autoasignan su propia autoridad”.

    En el entorno universitario, Winterson tuvo que pelear contra el paternalismo impuesto por parte de profesores y con la ausencia de referencias de mujeres escritoras. “Las mujeres siempre hemos estado ausentes en el mundo literario y hemos tenido que compararnos con ellos para alcanzar su misma posición porque de tal modo no hubiéramos sido leídas. ¿Cuántas mujeres escribieron bajo seudónimo?”, pregunta. Winterson incide en que uno de los problemas es que siempre se ha tomado lo escrito por hombres como legítimo y válido: “De alguna manera, las mujeres que leen literatura interiorizan ese mensaje”.

    No obstante, se muestra positiva y explica que esta situación ha cambiado desde que las mujeres han luchado por alcanzar posiciones de poder en el mundo literario. “Ahora hay muchas más mujeres que están siendo publicadas, porque también hay más editoriales dirigidas por mujeres, aunque el número siga siendo pequeño. En esto aún queda mucho por hacer”, afirma. Las redes sociales y tecnología han ayudado a que las mujeres estén más presentes en la literatura e incluso a construir redes de creación y comunicación entre ellas desde cualquier parte del mundo: “En este ámbito, todo avanza mucho más rápido, pero no hay que olvidarse de que los hombres también están ahí, escondidos como trols”.

La autobiografía es política

    Durante un tiempo, la habitación propia de Winterson fue el viejo Mini donde vivía, comía y dormía, mientras preparaba las pruebas de acceso a la Universidad de Oxford para estudiar filología inglesa. En 1985, a los veintitrés años, escribió su primera novela autobiográfica, Fruta Prohibida, con la que se consagró como escritora. La adopción y la identidad, las preguntas al vacío, ser lesbiana en un entorno religioso y la sexualidad clandestina han servido de guía para escribir sus historias.

    “Creo que es importante que sigamos visibilizando las historias de las lesbianas y de cualquier mujer. La autobiografía conecta a mujeres que a veces se sienten aisladas y son capaces de identificarse con vidas de otras mujeres. Con otras vivencias te sientes más fuerte y empoderada, menos sola”, señala. También incide en que no solo deben escribirse libros sobre la vida política de las mujeres, o escritos teóricos; hay que profundizar en las historias humanas. “¿Cuántas historias sobre hombres se han escrito? Lo que escribe un hombre se considera como parte de la norma, algo normal. El resto, lo escrito por mujeres, ahora se enmarca en la literatura feminista”, remarca.

PREGUNTA: Trasladar historias personales de mujeres a la literatura, ¿es una forma de reivindicar eso de que “lo personal es político”?

RESPUESTA: Sí, y para los hombres, debería también ser así. Todo es personal. Somos humanos e interactuamos como humanos, si te despiden de tu trabajo también es personal. Ellos también usan este argumento en nuestra contra: “Oh, sí, para ellas es todo personal”. Pero ¿qué pasa cuando agreden o violan a una mujer y le preguntas a un hombre: “¿Es para ti esto también algo personal?”.

    Para Winterson, las historias de mujeres pasadas y presentes son necesarias: “Las palabras rompen los silencios. Hemos sido discriminadas en la historia sin elegirlo. Trans, negras, lesbianas. Da igual origen o religión. ¿Te das cuentas que muchas historias de mujeres tienen ejes comunes?: la exclusión. La autobiografía es tu propia reconstrucción y la del lector a través del lenguaje y las palabras”. Fruta prohibida recibió el premio Whitbread y un BAFTA por su adaptación a la televisión para la BBC. La salida del armario lésbico sigue siendo el núcleo principal en las películas o series de televisión, y no se escarba más. Es como si sólo existiera ese momento en la vida, y luego todo fuera el paraíso. “Hay una falta de representación de cómo las lesbianas hacemos nuestras vidas normales. Una mujer no se despierta por la mañana y dice: ¡Oh! Soy lesbiana de repente, ¿dónde está mi perro?”, señala riéndose. En las pantallas, la indecisión y la duda de ser lesbiana o no, navegar de lo hetero a lo lésbico y viceversa, es lo único representado. “Es una visión adaptada a la mirada patriarcal. Si se mostrara, por ejemplo, el pasado de esa mujer u otros aspectos empezaría a normalizarse”, comenta.

La polémica ‘Lolita’ y un consejo

    En ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, Jeanette Winterson describe las sensaciones que afloran en ella al leer Lolita de Vladimir Nabokov. Rabia, asco y perversión humana, hicieron que la escritora en aquel momento no acabara el libro. “Finalmente, lo terminé”, responde riéndose. “Es un relato terrible y debemos tener claro que Lolita es una violación. En aquel momento, no concebía cómo un hombre podía sentir placer sobre el cuerpo de una niña. La violada se convierte en la propia culpable de la perversión masculina, y eso pasa en la sociedad, fuera del libro”, aclara.

P: ¿Hay algún libro que de verdad no hayas terminado?

R: Intento terminarlos todos, siempre. Pero no pude con Cincuenta sombras de Grey.

    El tiempo de la entrevista termina. Le digo a Jeanette Winterson que he sido incapaz de terminar Lolita y me anima a hacerlo. Al final, hemos hablado de todo menos de su último libro. Al final, me sentía como si hubiera estado charlando con una amiga que no veía hace mucho tiempo. En los últimos minutos Winterson me confiesa su miedo al futuro y a la tecnología y que en su último viaje a China se dio cuenta del peligro que suponen las robot sexuales que los hombres compran en este país. “Si el futuro está en manos de la tecnología, ¿qué futuro nos espera a las mujeres, cuando el mundo de las ciencias de la computación e ingeniería está colmado de hombres? Mujeres robot reemplazando a mujeres reales para que el manejo sea más fácil para que obedezcan”, apunta. Y me aconseja que haga una búsqueda sobre este tema, “porque es aterrador”. No puedo evitar poner cara de susto y para quitarle peso al asunto añade: “Pero ningún robot tiene clítoris real”. Nos reímos. Winterson va a aprovechar sus horas libres para conocer la ciudad, yo regreso al trabajo.”

6 de nov. 2024

llaços de germanor: un viatge, i 4

 

placa d'un carrer de Sarajevo amb el nom del poeta

Ruta literària Mak Dizdar

per Amira

"En un parque urbano de la ciudad se exhibe el busto del poeta. En el mismo parque tomamos un café, que pagamos con un billete que lleva su efigie.

“Inmenso es el mundo, los continentes derivan
y la desgracia causa estragos por todas partes,
pero aquí las cosas son diferentes: al norte y al sur,
el bosque perfuma de la misma manera y esta fragancia
no se parece a nada que se haya oído, visto ni tocado.

(…) Soy una isla en el corazón del mundo.

poema 
“Sarajevo dice: soy una isla en el corazón del mundo”,
de Abdulah Sidran, escritor y poeta bosnio


    Aquí, en Sarajevo, iniciamos nuestra ruta literaria que nos llevó a Stolac, una pequeña localidad en la región Herzegovina, la ciudad natal de Mak Dizdar.




    Paseando por las calles de Stolac, reparamos en una indicación que anuncia la proximidad de la Makova hiža – “Casa de Mak”, lugar, museo y galería dedicados a su vida y obra.

    Hoy en día, la “Casa de Mak” es un lugar que combina el atractivo de una galería de arte con la experiencia de un museo. Este lugar ofrece una oportunidad única para el viajero curioso, ya que permite descubrir el arte local, todo un patrimonio cultural. Este no es el lugar de nacimiento ni la tumba de poeta, es algo más sutil: un lugar impregnado de su espíritu, que vive en sus manuscritos, sus libros y las notas. En cada poema y palabra que escribió.

    El lugar permite sumergirse en la historia de la región. Además de las obras de Mak Dizdar y del arte del “stecak”, la Fundación Mak Dizdar se dedica a la protección y promoción del patrimonio cultural de Bosnia y Herzegovina en general, conteniendo una biblioteca dedicada a diferentes aspectos de la historia, el arte, la cultura y la identidad de Bosnia y Herzegovina.



    En el exterior de la casa, bajando unos escalones, encontramos una zona con césped donde nos llamó la atención un mural artístico, representando Kolo /círculo/, una danza tradicional que refleja la alegría y el espíritu festivo de la región, siento una parte importante de su identidad cultural.

    El KOLO es una danza circular eslava que se practica con este nombre en Bosnia y Herzegovina, Croacia y Serbia. Está inscrita en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de Serbia de la UNESCO.

    La representación de esta danza tradicional se observa en numerosos stećci y se encuentran alusiones dispersas en textos literarios y poemas en esta región.

    Los que practican la danza tradicional colectiva denominada “kolo” bailan en corro generalmente, cogiéndose de las manos y manteniendo los brazos bajados. En diversas culturas, los círculos simbolizan unidad, totalidad e infinito.



    En la segunda planta del edificio, se halla la sala dedicada al poeta, con varias vitrinas de exposición repleta de objetos, escritos y notas, correspondencia escrita a mano con letras del poeta, toda una pared cubierta de fotos desde su juventud, con familia, amigos...

    Otra vitrina exhibiendo sus innumerables premios y medallas y otros reconocimientos por parte de las autoridades por su contribución cómo uno de los mejores y más influyentes poetas que fue. En otra vitrina expositora estaban todas las ediciones de sus libros...

    Hay una de sus notas sobre su ciudad natal, Stolac, que me emocianaron:

“... siempre volamos hacia lo nuevo, aunque sea tambaleando. Rara vez, y sólo excepcionalmente, regresando allí. Pero hay un camino, sólo un camino, en el que a menudo, muy a menudo, reconocemos nuestras huellas. Tus propias pisadas. Es el camino que conduce al lugar donde abrimos los ojos por primera vez en nuestras vidas y vimos la luz. Un lugar, sin importar lo que fuera o lo grande que fuera, se llame aldea o pueblo o ciudad. Y siempre cuando nos acercamos a las primeras casas de ese lugar, nuestro corazón se aprieta, palpita, juguetea, un poco de alegría, y más de tristeza y alguna secreta ansiedad primitiva. Reconociendo los callejones y las calles, que nos parecen cada vez más pequeños y en miniatura, siempre nos reconocemos a nosotros mismos, escondidos en algún lugar, de alguna manera lejanos, lejanos y reconocibles al mismo tiempo...”

    Me invadieron las emociones confusas… mezcla de añoranza e ilusión, cada uno a su manera. Dividida entre el pasado de mis antepasados y el presente, entre mi vida de antes y después de la guerra, la vida de hoy… Me inundaban las preguntas… ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Dónde estoy? ¿Dónde debo estar? La respuesta vino directamente de mi corazón conectando con lo más profundo de mi ser. Pertenezco al mundo donde habita la paz y buena gente. No tengo que olvidar mis raíces ni mis caminos transitados, no puedo borrar lo que he sido. ¿Entonces, qué me queda por hacer? Aprender de mi historia, aceptar lo que he vivido, agradecer por la enseñanza y los bonitos recuerdos. Solamente tengo que lograr integrar todas las huellas que me pertenecen y que siento en mí. Honrar y aceptar mi pasado para disfrutar y vivir el presente. Cada puente descansa sobre dos orillas, el pasado y el futuro. Aceptar y recibir con mucho amor, respeto y agradecimiento todos los abrazos, sonrisas, momentos y personas que se cruzaron en mi camino.

    Finalmente brindamos por nuestro gran logro. Me sentí orgullosa y emocionada por haber conseguido traer a mis apreciados "Vespres Literaris" a Bosnia y Herzegovina, a Stolac, para que viviesen esta experiencia y tuviesen esta oportunidad de visitar a uno de los grandes de la literatura y poesía de los Balcanes, a Mak Dizdar. Por haber podido escuchar los compañeros de Vespres Literaris recitando sus poemas, tal como se expresó y escribió el autor. Por hacer intercambio de dos culturas, en dos lenguas diferentes y con el mismo gran corazón e intelecto, con ganas de quitar las barreras y ampliar los horizontes del conocimiento y expandir el mundo.


    Me sentí muy emocionada. Algunos momentos no se han quedado en el recuerdo por la intensidad del momento, todo era emoción y sensaciones a flor de piel. Solo recuerdo que cantamos una canción que escribió Lorca y otra, “Vestida de nit”. Fueron momentos inolvidables, alegres, emocionantes, con mucho amor... Pura emoción compartida y el poderoso sentimiento de amor y cercanía. Amor por todo, por el pasado, por el presente, por la amistad, por la lectura, por la familia, por todo lo que nos brinda la vida. La poesía tiene un gran poder… te lleva a otros lugares, otros tiempos, otros sabores, a otra dimensión.



    Y tengo que contaros una curiosidad personal mía, o tal vez de la vida y del destino... Para mí fue muy emocionante vivir la presencia de mis amigos de Vespres Literaris y el homenaje que hemos brindado al gran poeta, con quien me une mucha amistad mientras vivía ahí con mi familia… pero hoy además tenemos un vínculo todavía más estrecho porque ¡mis nietos son bisnietos de Mak Dizdar!!!

    Finalmente deseo expresar mi más sincero agradecimiento a nuestras anfitrionas, Suada y mi consuegra Bera, las dos nueras de Mak Dizdar, porque sin ellas nada hubiera sido igual.

    En nuestro camino de vuelta terminamos el programa con la visita a Radimlja, la necrópolis con stećci de la época medieval. En ese lugar admirable por su historia y mágico por energía y fuerza especial."




























5 de nov. 2024

llaços de germanor: un viatge, 3

 

Contuïnem el relat del viatge dels nostres companys, amb el relat d'Amira

per Amira

    "Me gustaría compartir con vosotros un viaje muy especial.

    Todo comenzó cuando un día Gustavo y Carmen me comentaron su plan de visitar mi tierra natal, pidiendo mi aportación y orientación. Nos reunimos en mi casa para definir los puntos de interés e importancia en la costa Adriática, Bosnia y Herzegovina… su capital Sarajevo y sus alrededores.

    Coincidencias de la vida o no -las casualidades no existen-, yo también tenía previsto viajar a Sarajevo por motivos personales y finalmente me adapté a las fechas programadas de su visita.

    Por esas fechas mi consuegra, que actualmente vive en Sarajevo, se encontraba de visita y al mencionarle la ruta prevista del viaje, con grata sorpresa, se animó a aportar su granito de arena en la aventura. Siendo periodista de profesión y profundamente interesada en cualquier manifestación artística, histórica o cultural, inmediatamente apoyó nuestro viaje, sugiriendo la visita al pueblo natal de un renombrado escritor bosnio, Mak Dizdar, quien, en realidad, fue su suegro. Por supuesto, ella conoce y admira nuestras actividades en "Vespres Literaris".

¡Y nosotros encantados!

    Rápidamente concertamos fechas, que ajustamos a nuestras propias agendas, ya que ellos viajaron por mar y carretera y yo en avión , pero conseguimos llegar con solo un día de diferencia a Sarajevo.

    ¡Que alegría y emoción sentí de poder darles la bienvenida con toda mi ilusión y los brazos abiertos… en mi ciudad, mis calles, mi tierra libre... !!!! A la misma gente que en su día me regaló sus abrazos, su inmenso cariño y su apoyo incondicional en su país, que me acogió en los momentos más difíciles y tormentosos de mi vida.


Mi ciudad:


    La Academia de Bellas Artes de Sarajevo fue fundada en 1972, el edificio que la alberga fue construido en 1899 como iglesia evangélica en estilo románico-bizantino.


    Adentrándonos en la Avenida Mariscal Tito, se encuentra el monumento a las víctimas militares y civiles de la Segunda Guerra Mundial en Sarajevo. Fue inaugurado el 6 de abril de 1946, con motivo del primer aniversario de la liberación de la ciudad.

    El momento fue un sueño hecho realidad. Durante muchos años he soñado con poder caminar y mostrar mi ciudad a cada persona que me regaló su empatía, su sonrisa, me dio su mano o compartió llanto conmigo... No pudo explicar el cúmulo de emociones y felicidad de estos días, no solo tenía deseos de acompañarles y enseñarles todo, sino de regalarles mi tierra entera con su belleza y su gente, tal como ellos, en su día, lo hicieron conmigo. ¡Veía cumplida, al fin, mi gran ilusión!!!!


    Detrás del mercado, se encuentran las ruinas de un antiguo caravasar Tašlihan que proveía alojamiento a viajeros y mercaderes. Construido por Gazi Husrev-beg en el siglo XVI, el lugar muestra nuestro pasado otomano.



    Mi ciudad, Sarajevo, la Jerusalén de los Balcanes, víctima de grandes conflictos bélicos, es un núcleo multicultural que renace constantemente de sus cenizas… Es una ciudad de grandes contrastes y mil matices; mezcla ancestral de culturas… Envuelta entre sus glorias y los fantasmas del pasado… invita constantemente a la reflexión. Esta mezcla de culturas, lenguas y religiones en un lugar tan pequeño, ha hecho de Sarajevo una ciudad única, con manifestaciones culturales singulares. Hoy en día, esa diversidad se sigue reflejando en casa esquina, como la Catedral del Sagrado Corazón (católica), La Catedral de la natividad (ortodoxa) y la Mezquita Ferhadija (musulmana).





    Las tres comparten la misma el espacio de una manzana de la ciudad. También la sinagoga sefardí está a pocos metros.


    Tal vez esta pluralidad y diversidad de religiones y culturas (o, cómo suelen decir los sarajeveses, por la envidia que supone ver que la convivencia es posible) ha sufrido repetidos ataques y destrucciones durante toda su historia.

    El recorrido por mi ciudad y su historia, para mí, fue un momento especialmente emocionante y nostálgico, con sensaciones agridulces cuando el paseo nos llevó a mi antiguo barrio y nos acercamos al edificio amarillo donde vivía con mi familia.


    Fue cómo transitar dos mundos paralelos… el actual, el real, que comparto con todos vosotros, que reside en el presente…, y el otro, borroso, lleno de recuerdos, y que habita un tiempo lejano que creía que no me importaba tanto hasta el momento de la visita, que ha cobrado nuevo protagonismo.

    Realmente pasamos un día inolvidable explorando el centro histórico, el casco antiguo de Sarajevo o lugares emblemáticos, cómo la antigua Biblioteca Nacional (Vijecnica), la Exposición de Srebrenica y otros monumentos que muestran las huellas de nuestra dura historia y la reciente guerra; una guerra marcada por la crueldad, las tensiones y los enfrentamientos…

    Desde las colinas controladas por las fuerzas serbias, la noche del 24 al 25 de agosto de 1992 se dio la orden a disparar proyectiles de fósforo sobre la Biblioteca de Sarajevo, ubicada a solo unos minutos de mi casa.

    Veintidós años después, el techo de la biblioteca recuperó su belleza original.




    Hay un dato especialmente siniestro de aquel bombardeo y de la crueldad de las guerras, reflejando una diabólica ironía. El hombre que, según todas las informaciones publicadas en los últimos años, ordenó disparar los proyectiles incendiarios, había sido un usuario habitual de la biblioteca. Un profesor universitario, especializado en la obra de Shakespeare. Un hombre de una exquisita formación cultural y poética que encandilaba a sus alumnos de la universidad de Sarajevo. Nikola Koljevic (Banja Luka, 1936-Belgrado, 1997). Al producirse la implosión de Yugoslavia, el profesor Koljevic, se convirtió en el número dos de la formación ultranacionalista serbia que dirigía Radovan Karadzic, un psiquiatra de Sarajevo (nacido en Montenegro).

    En 1992, Koljevic se convirtió en el intelectual de la fracción serbia que alentaba el cerco militar de la ciudad para forzar su rendición. Amaba la literatura, pero amaba aún más la idealización de la Gran Serbia. Proyectada en la pantalla del fanatismo, la Gran Serbia era incompatible con la ‘impureza’ de Sarajevo, donde los bosnios musulmanes y los croatas católicos eran mayoría. El estilo oriental de la biblioteca, una concesión ecléctica del Imperio Austro-Húngaro, era una manifestación evidente de esa “impureza”. Al acabar la guerra, Koljevic se entregó a la bebida y acabó suicidándose en 1997, en Belgrado.

    Paseando por la ciudad, compartiendo vivencias e impresiones, admiramos los puentes, los parques, las calles de Sarajevo, una mezcla ecléctica de arquitectónica occidental y oriental. El legado austro-húngaro se refleja en los edificios de líneas del modernismo europeo; los Otomanos en los mercados, bazares, mezquitas, gastronomía y la cultura de café.

    La última guerra de Bosnia causó más de 100.000 muertos, casi los mismos heridos y 2.200000 desplazados, la mitad de su población. 1425 días duró el asedio de Sarajevo. Las cicatrices perduran y muchas heridas de guerra no se cierran jamás, tanto a nivel personal cómo colectivo (la mayoría de los parques y jardines de Sarajevo que visitamos recuerdan esos terribles años repletos de tumbas blancas y monumentos en homenaje a las víctimas. A pesar de ello, Sarajevo hoy está reconstruida, es una ciudad que mira hacia el futuro sin olvidar su pasado. De hecho, Sarajevo ha sido siempre una ciudad pujante: fue la primera en Europa con línea de tranvía eléctrico, y que desde el año 1885 da servicio a la ciudad."



4 de nov. 2024

jeanette winterson, 2

 


(...)

    “Després d'Oxford, les coses van avançar ràpidament.

    Vaig començar treballant al llegendari teatre Roundhouse de Londres. Feia de tot: escombrava el terra, venia programes, escrivia i editava textos, portava amb cotxe Thelma Holt, que dirigia el lloc.

    Escrivia, pensava, vivia amb pocs diners, cosa que era possible als anys vuitanta del segle passat, i em preguntava com obrir-me camí.

    Al cap de poc temps, vaig sol·licitar un treball de publicista en una nova editorial feminista anomenada Pandora.

    No vaig aconseguir la feina, però quan estava explicant històries de la meva vida a la responsable de Pandora, em va dir: "Si la pots escriure com ho expliques, la compraré".

    Ho vaig fer, i ella també.

    El resultat va ser: Les taronges no són la única fruita.


    Ho vaig escriure amb la intenció que tractés sobre mi però sense ser jo, perquè havia comprès des de l'inici que l'única manera de canviar el meu món era veure'm a mi mateixa com una ficció alhora que un fet tangible.  Vaig arribar a la conclusió que si ets la història, la teva història, pots canviar-la.

    De manera que a “Taronges” vaig crear un personatge fictici. Sóc jo i no sóc jo. És una auto ficció primerenca i una manera d'experimentar amb la veritat, no per distorsionar-la sinó per comprendre-la.

    El llibre va tenir un enorme èxit i el 1990 vaig escriure el guió per a una sèrie de televisió, de tres episodis, per a la BBC. Va guanyar un premi BAFTA al millor drama.

    Aquest va ser el començament, la resta és fàcil de seguir a través dels meus llibres. Els llibres són el millor de mi. Els llibres són on em trobareu.


    El 1994 vaig deixar Londres per anar-me'n a viure als Cotswolds. No sóc noia de ciutat. M'encanten les ciutats, però no són casa meva. Necessito espai i natura. Això és el que tinc aquí, vivint en un bosc amb un gran jardí i els estels sobre el meu cap.

    Però un parell d'anys després vaig comprar una casa abandonada a Spitalfields, i per abandonada vull dir que tenia un avís d'“Estructura Perillosa”.

    Es va construir a la dècada de 1780. És una petita casa en una cantonada, en el que és l'East End de Londres, on hi havia l'antic mercat de fruites i verdures. Quan vaig comprar la casa, el mercat encara estava obert: els camions passaven trontollant a les quatre del matí. No hi havia botigues en absolut, només les botigues Taj a Brick Lane i el pub 10 Bells, on els Kray solien anar a beure.

    Ara la zona s'ha aburgesat i sofisticat, i no hi ha un mercat com a tal: només llocs que venen coses que ningú no necessita realment, però és un lloc divertit on viure.

    Sempre hi ha hagut una botiga a la planta baixa, i ara està llogada a Montezuma, una empresa que comercialitza xocolata ètica, així que em sento bé per això.

    Sé que en aquests apunts no hi ha res sobre relacions, això és perquè, per a les dones, les relacions es converteixen en el centre de tot i són avorrides, així que vaig decidir no escriure res, excepte dir que l'amor segueix sent  una cosa que treballo cada dia.

    Però el mateix ens passa a tots, si parem un moment i mirem.

    El 2013 em vaig incorporar al personal de la Universitat de Manchester com a professora d'Escriptura Creativa. Dono classes allà durant dotze setmanes a l'any, dos dies a la setmana, només al curs de màster. És meravellós tornar a tenir aquesta connexió amb Manchester.

    Al llarg de la meva vida m'han ofert diversos títols honoraris i, encara que ho respecto i estic agraïda a tots els que van pensar en mi, només n'he acceptat dos: el de la Universitat de Manchester i el de la Universitat d'Oxford. Crec que aquesta decisió és la més convenient per a mi.

    He guanyat força premis i he acceptat dos honors públics: un OBE (Ordre de l'Imperi Britànic, 2006) i un CBE (Comandant de l'Ordre de l'Imperi Britànic, 2018) .

    Tots els meus llibres estan impresos a vint-i-dos països, i ja és una llista llarga de llibres!

    M'adono que, en aquest moment, quan s'acosten els quaranta anys de feina creativa, la vida es va construint amb el temps; no hi ha pressa. El que importa és fer la feina que t'interessa, trobar una manera de pagar els teus comptes, adaptar tot allò que fas al voltant dels teus valors, perquè cada decisió que prenem (i això és el que els passa a les persones amb qui treballem ) enforteix o debilita el que ets o el que desitges ser. Cometem errors, tots els cometem, i no importen, tret que es converteixin en un costum que ens allunyi del nostre rumb.

    Pren-te de debò i fuig de les dreceres. Et pots moure ràpid, això sí. Ves a la velocitat que necessitis, però no prenguis cap drecera.

Això és el que sé…"

Jeanette Winterson

3 de nov. 2024

jeanette winterson, 1

 


    Coneixem a l'autora de la lectura del mes de desembre, Jeanette Winterson, amb les seves pròpies paraules:

    “Vaig néixer a Manchester, Anglaterra, filla d'una noia, Ann, que treballava com a maquinista a Marks & Spencer.

    Això va ser els dies en què el comtat de Lancashire encara era el motor de la indústria tèxtil del Regne Unit i les peces per a M&S es confeccionaven a la seva fàbrica de Manchester.

    Ann tenia setze o disset anys quan em va donar a llum, i es va decidir que l'adopció era el millor. Per mi i per a ella. He escrit sobre això, i sobre la meva trobada amb Ann molts anys després, a les meves memòries, Per què ser feliç quan podries ser normal?

    Em van adoptar John i Constance Winterson, que vivien a la propera ciutat industrial d'Accrington. El pare havia deixat l'escola als catorze anys i tenia problemes per llegir. Va ser un jove soldat al desembarcament del Dia D. La senyora Winterson era intel·ligent, però també es va veure obligada a deixar l'escola als catorze anys, malgrat haver guanyat una beca. A la seva família, les dones no eren partidàries de l'educació. Odiava no tenir educació i ser pobre. ​

    Els meus pares eren religiosos. Com a evangèlics pentecostals, creien que el meu destí era ser missionera. Va resultar que tenien raó, però d'una manera que no esperaven.

    Vivíem en una casa adossada de dues plantes (dues habitacions per pis), sense bany, però amb un vàter exterior i un cobert per al carbó.

    A casa nostra no hi havia llibres, excepte la Bíblia i alguns comentaris religiosos. La senyora Winterson llegia la Bíblia en veu alta cada dia, començant pel Gènesi i continuant fins a l'Apocalipsi. Seixanta-sis llibres en total, no està gens malament!

    Estic agraïda per la Bíblia: el llenguatge, la narrativa, les certeses, la sensació que el món és alhora cognoscible i completament misteriós. Així és com em sento avui dia.

    I és l´idioma de Shakespeare. La Bíblia del rei Jaume I, encarregada per Jaume I d'Anglaterra, utilitza la mateixa rica prosa, segura de si mateixa, poètica i poderosa que Shakespeare. Conèixer la Bíblia significava tenir una connexió amb l'idioma. Qualsevol treballador o treballadora que llegís la Bíblia no tenia problemes per llegir Shakespeare. Aquest fet va ser genial, em va donar un avantatge, em va donar una oportunitat. Volia dir que podia parlar amb fluïdesa més enllà dels desencaixos de la classe social i l'ambició. Podia fer servir paraules. D'una llar sense llibres, vaig rebre una classe d'idioma dues vegades al dia amarada de com funciona la llengua anglesa.

    Però vaig tenir sort en altres aspectes: vaig anar a una escola secundària per a nenes i em vaig adonar que valia la pena estudiar. No una educació utilitària dissenyada per buscar feina, sinó una vida mental més àmplia i profunda, que permetia que la ment es desenvolupés com a lloc de recerca, no com a mitjà per assolir una finalitat.

    No vaig tenir gaire afecte vers els meus pares, no era possible per a mi ni per a ells. Crec que ens confoníem i, en general, ens decebíem mútuament. Quan em vaig enamorar d'una altra noia (de la manera habitual i poc excepcional en què les noies s'enamoren d'altres noies), vaig haver de prendre una decisió: deixar la noia o anar-me'n de casa. Tenia setze anys i començava el batxillerat. Durant els dos anys següents em vaig mudar de banda a banda: en una tenda de campanya, a terra de les cases dels meus amics, a casa dels meus pares… Vaig trobar refugi en un Mini, va ser una bona experiència. Era el meu propi lloc privat. Tenia llibres i seguretat. Mai em vaig sentir fora de perill a casa.


    Sempre vaig tenir feines nocturnes i de cap de setmana: venia gelats, treballava als mercats, ajudava en una funerària i a la recepció de la biblioteca pública. Després d'acabar l'escola i abans d'anar a la universitat, vaig treballar en un hospital psiquiàtric durant un any, ajudant a cuidar els interns que estaven a la presó amb condemnes llargues, necessitava estalviar diners per anar-me'n!

    Em vaig escapar. Me'n vaig anar a estudiar literatura anglesa a la Universitat, al St Catherine's College, d'Oxford.

    Va ser un moment meravellós i aterridor. Em sentia fora de lloc. Vaig arribar fins allà en una furgoneta Morris 1000 de l'oficina de correus tan destrossada que no la podia apagar una vegada que el motor estava en marxa, per si no tornava a arrencar. Això significava que havia d'emplenar-la amb combustible amb el motor en marxa, de bidons amagats a la part del darrere, mentre estava aparcada al voral de l'autopista.

    Però va ser el començament de la meva vida.”


(...) continuarà