23 de febr. 2007

Arte y sentimientos

El arte de contemplar ¿Qué sentimientos experimentamos al leer, contemplar u oír una obra de arte?
Nuestro acercamiento a cualquier creación se sustenta en una experiencia sensitiva previa., como decía Kant “ no es el caso que las narraciones nos enseñen algo recién salido de fábrica, sino que más bien activan el conocimiento y las emociones, morales y de otro tipo, que ya poseíamos” En consecuencia, el acierto o el fracaso de cualquier propuesta artística radica en la capacidad de la misma de profundizar en aquello que ya sabemos, en clarificar o mostrar con nitidez lo que nuestro conocimiento mantenía latente o ya sabía. Ante una obra de arte, inconscientemente, iniciamos un proceso de empatía o colaboración intelectual con el autor, donde, en la contemplación, volcamos todas nuestras creencias, ideas y emociones previas, con el objeto de “entender”, de “aprehender” la obra de arte según nuestra norma o patrón estético previo.

Esta concepción "moral" del arte choca con el deseo contemporáneo de querer ver en la obra artística la plasmación del espíritu libre de su creador, del triunfo de la individualidad y la imaginación sobre el dictado de las normas y las reglas. No entraremos en esta discusión, pero tan solo apuntar que las experiencias estéticas en la ficción tienen la misma estructura que las reales; es decir, el proceso de creación es indisociable del proceso de experimentación de los sentidos previo al proceso creador en si mismo y mediatizado, a su vez, por la formación y adaptación singular del artista.

Volviendo al papel del espectador, nuestra actitud “emocional” ante la obra de arte ha de adoptar, por ello, una sana y franca inmersión en la propia “experimentación sensitiva individual del espectador, leedor u oidor” y que, a su vez, entra en relación con la “propuesta artística e intelectual del creador ”. De esta alianza "emocional" nace la comprensión de la obra de arte y el goce intelectual.
Después de semejante "ladrillo" , os propongo una poesía de S. Juan de la Cruz profundamente emocional (para mi).
En una noche escura
con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
A escuras y segura
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!
a escuras, y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía,
sino la que en el corazón ardía.
Aquesta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche, que guiaste,
oh noche amable más que el alborada,
oh noche, que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando ya sus cabellos esparcía,
con su mano serena,
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
De CANCIONES DEL ALMA

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