
Miravet es un lugar de asentamiento humano que, posiblemente, se remonte a los ibéros y romanos gracias a su situación geográfica privilegiada; pero los antecedentes seguros de la villa se remontan al dominio árabe de la zona. El antiguo Murábit, nombre árabe de Miravet, devino uno de los últimos baluartes árabes en el Principado junto con Siurana.
En 1.153 fue conquistado por Ramón Bereng¡guer IV y, cinco años después, toda la zona reconquistada fue donada a la Orden del Temple. Tres siglos después, en 1.497, con los judios expulsados, el 97% de la población aún era morisca. Su expulsión definitiva data de 1.613.

La imagen más famosa de la villa es la de las casas del casco antiguo colgadas de la parte rocosa de la montaña y sobre el río. Desde sus calles podemos contemplar la última darsena fluvial del Ebro y un antiguo embarcadero. Desde el centro urbano parte un camino que nos lleva al castillo templario, escenario de importantes batallas en los siglos XVII y XVIII y testigo de las negociaciones sobre el Estatut vigente.
El domingo visitamos, en primer lugar, las cuevas de Benifallet o cuevas Aumedielles. El conjunto lo forman seis cuevas (Maravillas, Sima del Sifón, De E de Marigot, de la Aumediella Grande, Del Dos y la sima del Cataclismo). Acceso hay a tres de ellas, pero sólo se pueden visitar dos: Maravillas y la del Dos. Aunque se ha encontrado industria y herramientas del Neolítico Superior, la belleza de las cuevas radica en las caprichosas formas que el agua ha causado en su interior: estalactitas y estalagmitas forman un conjunto de variadas formas que recuerdan los objetos que nuestra imaginación nos permita soñar.

si preparar el encuentro fue una gozada y un trabajo divertidisimo con mis conpañeros , leer tu cronica es un placer y un orgullo.
ResponEliminaMuchisimas gracias Joaquim y Juani.