21 de març 2014

el Londres de Dickens

Covent Garden, Londres
1871
En 1800 la población de Londres era de alrededor de un millón de personas, que se incrementó los 4,5 millones en 1880.  Los nuevos muelles del Támesis se convierten en el centro comercial del mundo, y la llegada del ferrocarril,  en la década de 1830,  causo el mayor impacto en el crecimiento de Londres, ya que facilitó el desplazamiento diario de miles de personas, lo que aceleró la expansión de la ciudad.
Calle de Londres, finales siglo XIX

El precio que pagó la ciudad por el crecimiento explosivo y la dominación del comercio mundial, fue la miseria y la suciedad. En el Londres de principios del siglo XIX, conviven los hogares de la clase media y alta junto a zonas de una pobreza y suciedad extremas.  Ricos y pobres se lanzan juntos a las atestadas calles de la ciudad. Los barrenderos tratan de mantener limpias las calles de estiércol, el resultado de miles de vehículos tirados por caballos. A su vez, miles de chimeneas escupen un denso humo de carbón, y el hollín de la combustión parece asentarse en todas partes. Las aguas negras fluyen por canales que desembocan en el río Támesis.  La higiene personal no es una prioridad, así como la ropa limpia, por lo que los olores son penetrantes y abigarrados.
familia londinense, 1870

Hasta la segunda mitad del siglo XIX los residentes de Londres todavía estaban bebiendo agua de las mismas partes del Támesis donde desaguan las alcantarillas, por ello se suceden los brotes de cólera a lo largo de la centuria. A los anales pasó “El Gran Hedor” de 1858, cuando el hedor del Támesis perturbo a los parlamentarios.

Por la noche las principales calles se iluminan con débiles lámparas de gas, y las calles secundarias no se iluminan de ninguna manera, toda una cohorte de ladrones, carteristas y pequeños rateros pueblan las calles.





cenas de medio penique para niños pobres en el este de Londres, 1870

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