“Era muy
desagradable y yo estaba un poco asustado. Sin embargo, como no había más remedio
que llamar a la puerta, así lo hice, y una voz procedente del interior me
ordeno entrar. Por tanto, obedecí, y me encontré
en una habitación bastante grande y bien iluminada con velas de cera. No
entraba ni el menor rayo de luz natural. A juzgar por el mobiliario, parecía un
vestidor, aunque por entonces la mayoría
de las formas y usos de los muebles me eran por completo desconocidas.
Destacaba una mesa vestida con una tela, encima de la cual había un espejo
dorado, que me sugirió al momento el tocador de una dama distinguida.
No puedo
decir si hubiera reconocido este mueble tan pronto de no hallarse una dama
junto a él. Sentada en un sillón, con el codo apoyado en la mesa y descansando
la cabeza sobre la mano, se encontraba
la mujer más extraña que jamás había visto o que jamás veré.
Vestía un
traje muy rico, todo blanco, de raso, encajes y sedas, Calzaba zapatos blancos.
Llevaba un largo velo blanco sujeto al pelo y flores nupciales le adornaban el
cabello, pero éste era cano. Algunas relucientes joyas brillaban en su cuello y
en sus manos, y otras centelleaban sobre la mesa. Por doquier aparecían
esparcidos vestidos, menos espléndidos que el que llevaba puesto, y maletas a
medio hacer. No había acabado de vestirse del todo —le faltaba un zapato y el
otro estaba en la mesa, junto a su mano—
el velo estaba a medio poner, no llevaba ni el reloj ni la cadena, y junto a éstos,
en amontonado revoltijo cerca del espejo, se veían algunos encajes, el pañuelo,
los guantes, unas flores y el misal.
No vi todas estas
cosas en los primeros momentos aunque me hice cargo de más de lo que podía
suponerse. Sí noté también que todo lo debías
ser blanco, lo había sido antaño y ahora había perdido el lustre y estaba
descolorido y amarillento. Observé que la novia que vestía el traje nupcial se
había marchitado igual que el vestido y las flores, y que ya no le quedaba más
lozanía que el brillo de sus ojos hundidos. Vi que un día el traje había
cubierto la redondeada figura de una joven y que ahora colgaba de un cuerpo encogido,
reducido a piel y a huesos. Una vez me habían llevado a ver unas horrendas figuras
de cera en la feria, que representaban a no se qué imposible personaje que yacía
muerto en traje de ceremonia. Otra vez me habían llevado a una de las iglesias
de los marjales para que viera un esqueleto envuelto en las cenizas de un rico
vestido, que habían desenterrado en una bóveda que encontraron bajo el
pavimento de la iglesia. Ahora, la figura de cera y el esqueleto parecían tener
ojos que se movían y me miraban. De haber podido, hubiera gritado.
— ¿Quién es?
—pregunto la dama junto a la mesa.
—Pip, señora.
—
¿Pip?
—
El chico del señor
Pumblechook, senora. El que ha venido... a jugar.
—Acércate.
Déjame que te vea. Ven aquí.
Fue cuando
estuve ante ella, esquivándole la mirada, cuando pude tomar nota detalladamente
de los objetos que la rodeaban y vi que su reloj de pulsera se había parado a
las nueve menos veinte, y que otro reloj que había en la habitación también
estaba parado a las nueve menos veinte.
—Mírame
—dijo la señorita Havisham—. ¿No tienes miedo de una mujer que no ha visto el
sol desde que tu naciste?
Lamento contestar
que no tuve miedo de decir la enorme mentira comprendida en la respuesta:
—No.
— ¿Sabes lo
que toco aquí? —pregunto, poniendo ambas manos, una encima de la otra, sobre el
lado Izquierdo de su pecho.
—Sí, señora
—me acorde del joven de los marjales.
— ¿Qué es lo
que toco?
—Su corazón.
— ¡Destrozado!”
Grandes
esperanzas
Charles
Dickens
pág. 112-113
Traducida aquí
bajo el título de “Cadenas rotas”, “Great Expectations” es una de las primeras
adaptaciones cinematográficas, del año 1946, de la novela de Dickens.
Dirigida por
David Lean, el guión fue obra de David
Lean, Ronald Neame, Anthony Havelock-Allan, Cecil McGivern y Kay Walsh .
En el reparto: John Mills, Valerie Hobson, Martita Hunt, Alec Guinness,
Jean Simmons, Bernard Miles, Francis L. Sullivan, Finlay Currie, Anthony Wager,
Freda Jackson.
Trailer de la película:
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