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Aunque el
mundo árabe contemporáneo pueda entenderse como una sola entidad que se
extiende desde el océano Atlántico hasta el Golfo, también es cierto que los 22
países que conforman la Liga Árabe en la actualidad poseen historias y
características artísticas o culturales diferentes. El mundo árabe
contemporáneo comprende los países del Magreb –Marruecos, Argelia y Túnez–
situados en la parte occidental del Mediterráneo, con tradiciones culturales e
intelectuales relacionadas en parte con el contacto con otros países del
Mediterráneo occidental, como España y Francia. También incluye a los países
del Mediterráneo oriental, que se encuentran en el corazón de los movimientos
nacionalistas árabes y del despertar cultural árabe –la Nahda o Renacimiento
nacional– del siglo XIX e inicios del XX. Estos países –Palestina, Siria y
Líbano, junto con Egipto e Iraq– cuentan con los círculos culturales y artísticos
más antiguos y posiblemente más influyentes del mundo árabe. Por último,
también comprende los países del Golfo y Arabia Saudí que, al haber surgido del
predominio económico de las últimas décadas, están invirtiendo mucho en cultura.
Los periódicos y revistas de estos países han servido durante mucho tiempo como
valiosos canales de difusión para el trabajo de los escritores de todo el mundo
árabe y patrocinan un número cada vez mayor de premios literarios, entre ellos
uno de los más conocidos, el Premio Internacional de Ficción Árabe, los
“premios Booker árabes”, copatrocinado por la Fundación de los Emiratos Árabes
en Abu Dhabi.
Estas
diferencias internas hacen difícil, si no imposible, generalizar sobre las
tendencias literarias del mundo árabe contemporáneo. Sin embargo, una de las
principales características de la identidad árabe actual es el sentimiento de
pertenecer a un espacio cultural común que se mantiene unido sobre todo por el
uso de la lengua árabe. En consecuencia, tiene sentido hablar de autores árabes
y de literatura árabe así como de autores egipcios, sirios y palestinos y sobre
las diferentes literaturas y tradiciones nacionales de cada país árabe. Además,
el desarrollo de las nuevas tecnologías ha fomentado este sentimiento de formar
parte de un espacio cultural común, ya que internet ha hecho que la circulación
de material escrito, incluido el literario, por todo el mundo árabe sea mucho
más fácil. Los canales árabes de televisión por satélite también han
proporcionado una plataforma desde la que los escritores e intelectuales árabes
pueden dirigirse a todo el conjunto de la región en un modo que tiene
posiblemente mayor alcance que la radio. (…)
Aunque
tradicionalmente la literatura ha sido una actividad muy bien considerada en el
mundo árabe, en ocasiones los escritores árabes han contado con un público
escaso y muy pocos, quizá ninguno, han conseguido ganarse la vida únicamente
escribiendo.
David Tresilian
en “Culturas”
revista digital de análisis y debate
sobre Oriente Próximo y el Mediterráneo
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