21 de març 2017

Alfred Lord Tennyson

“Cuidando de no alterar su posición en el sillón y despertar la ira del artista, Rose se permitió bajar la vista, para poder observar la página más reciente de su cuaderno de recortes. Había estado trabajando en ella toda la semana, cada vez que el señor Sargent le había dado un descanso de su pose. Había un retal de satén rosa pálido que había sido usado para su vestido de cumpleaños, una cinta de su cabello, y en la parte inferior, con su mejor caligrafía, había escrito los versos de un poema de lord Tennyson: “Pero ¿quién la ha visto agitar su mano?, ¿o de pie junto a la ventana? ¿Es conocida en toda la comarca, la dama de Shalott?”

¡Cómo se identificaba Rose con la dama de Shalott! Condenada a pasar la eternidad en su cuarto, obligada siempre a percibir el mundo a distancia. Porque ¿acaso no había pasado la mayor parte de su vida así, encerrada?

Pero ya no. Rose había tomado una decisión: ya no estaría encadenada por los lúgubres pronósticos del doctor Matthews, por la preocupación constante de su madre. Aunque todavía delicada, Rose había aprendido que la fragilidad genera fragilidad, que nada marea tanto como pasar día tras día en aburrido confinamiento. Abriría la ventana cuando hiciera calor; tal vez se resfriara, pero tal vez no. Iba a vivir con la expectativa de casarse, tener hijos, envejecer. Y por fin, por su decimoctavo cumpleaños, Rose iba a echar una mirada a Camelot. Mejor que eso, iba a caminar por Camelot. Porque tras años de ruegos, mamá por fin había consentido: hoy, por primera vez, Rose iba a acompañar a Eliza a los bosques de Blackhurst.”

El jardín olvidado (The Forgotten Garden)
Kate Morton
traducció: Carlos Schroeder
Santillana, Madrid 2011 12
Pàg. 279-280




Alfred Lord Tennyson, (1809 –1892), poeta anglès, es basava en gran part en temes de la mitologia clàssica com el poema d'Ulisses. El van influir principalment William Shakespeare, Geoffrey Chaucer, John Milton i John Keats.


 La carga de la brigada ligera  


“Media legua, media legua,
Media legua ante ellos.
Por el valle de la Muerte
Cabalgaron los seiscientos.

“¡Adelante, Brigada Ligera!”
“¡Cargad sobre los cañones!”, dijo.
En el valle de la Muerte
Cabalgaron los seiscientos.

“¡Adelante, Brigada Ligera!”
¿Algún hombre desfallecido?
No, aunque los soldados supieran
Que era un desatino.
No estaban allí para replicar.
No estaban allí para razonar,
No estaban sino para vencer o morir.
En el valle de la Muerte
Cabalgaron los seiscientos.

Cañones a su derecha,
Cañones a su izquierda,
Cañones ante sí
Descargaron y tronaron;
Azotados por balas y metralla,
Cabalgaron con audacia,
Hacia las fauces de la Muerte,
Hacia la boca del Infierno
Cabalgaron los seiscientos.
Brillaron sus sables desnudos,
Destellaron al girar en el aire,
Para golpear a los artilleros,
Cargando contra un ejército,
Que asombró al mundo entero:
Zambulléndose en el humo de las baterías
Cruzaron las líneas;
Cosacos y rusos
Retrocedieron ante el tajo de los sables
Hechos añicos, se dispersaron.
Entonces regresaron, pero no
No los seiscientos.

Cañones a su derecha,
Cañones a su izquierda,
Cañones detrás de sí
Descargaron y tronaron;
Azotados por balas y metralla,
Mientras caballo y héroe caían,
Los que tan bien habían luchado
Entre las fauces de la Muerte
Volvieron de la boca del Infierno,
Todo lo que de ellos quedó,
Lo que quedó de los seiscientos.

¿Cuándo se marchita su gloria?
¡Oh qué carga tan valiente la suya!
Al mundo entero maravillaron.
¡Honrad la carga que hicieron!
¡Honrad a la Brigada Ligera,
A los nobles seiscientos!”


Lord Alfred Tennyson


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