18 de set. 2019

las lecturas de la maga -stoner 1-


El primer fragmento que me ha emocionado profundamente, especialmente la figura de la madre:

“Hubo otro silencio. Sus padres, que miraban de frente hacia las sombras de sus propios cuerpos, de vez en cuando miraban a su hijo de soslayo, como si no quisieran molestarle en su nuevo estado.

Tras varios minutos, William Stoner se inclinó hacia delante y habló, con una voz más alta y fuerte de lo que habría pretendido. «Tenía que habérselo contado antes. Tenía que habérselo contado el verano pasado, o esta mañana».

Los rostros de sus padres permanecían apagados e inexpresivos a la luz de la lámpara.

«Lo que intento decir es que no vuelvo con ustedes a la granja».

Nadie se movió. Su padre dijo: «Si tienes cosas que terminar aquí nosotros nos vamos por la mañana y tú puedes venir a casa en unos días».

Stoner se frotó la cara con la palma abierta. «Eso… no es lo que quiero decir. Intento decirles que no volveré a la granja nunca».

Las manos de su padre se tensaron aún más sobre sus rótulas y se reclinó en la silla. Dijo: « ¿Te has metido en algún problema?».

Stoner sonrió. «No es nada de eso. Voy a asistir a clases otro año, tal vez dos o tres».

Su padre meneó la cabeza. «He visto que has terminado esta tarde. Y el representante del condado dijo que las clases de granjero duraban cuatro años».

Stoner trató de explicar a su padre sus intenciones, intentó trasladarle sus sentimientos y propósitos. Escuchaba sus palabras como si salieran de la boca de otro y observaba el rostro de su padre, que recibía aquellas palabras como si una roca recibiera repetidos puñetazos. Cuando hubo terminado se sentó con las manos enlazadas entre las rodillas y la cabeza arqueada. Escuchó el silencio de la habitación.

Por fin su padre se removió en la silla. Stoner levantó la vista. Se enfrentó a los rostros de sus padres. Casi rompió a llorar.

«No sé», dijo su padre. Su voz sonaba ronca y cansada. «No me imaginaba que esto iba a tomar este rumbo. Pensaba que hacía lo mejor para ti enviándote aquí. Tu madre y yo hemos hecho siempre lo mejor que hemos podido por ti».

«Lo sé», dijo Stoner. No pudo mirarlos más. «¿Estarán bien? Podría volver un tiempo este verano y ayudar. Podría…».

«Si piensas que debes quedarte aquí y estudiar esos libros, entonces eso es lo que debes hacer. Tu madre y yo podemos apañarnos».

Su madre estaba frente a él, pero no le veía. Sus ojos estaban cerrados, comprimidos. Respiraba afanosamente, con la cara vuelta, como dolida, y apretaba los puños cerrados contra sus mejillas. Stoner se percató con asombro de que estaba sollozando, profundamente y en silencio, con la pena y la extrañeza de quien rara vez llora. La observó unos instantes más. A continuación se puso pesadamente en pie y salió de la habitación. Siguió el camino por las estrechas escaleras que conducían a su ático, permaneció tumbado durante largo tiempo, observando con los ojos abiertos la oscuridad sobre él.”

Stoner
John Williams
traducción de Antonio Díez Fernández
Baile del Sol, 2012
Pág- 26-27

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