Cada parte en
que se divide la novela “El puerto de
los aromas” está narrada por una voz. Son cuatro voces las que nutren la historia, aunque podrían ser muchas más. Todas encajan
como en un puzle perfectamente ideado, sin asperezas ni disonancias.
Arrancamos -
tras un escueto prólogo a cargo de Tom Stewart - con Dawn Stone, una joven
ambiciosa con un único objetivo en la vida: alcanzar la cima de su carrera como
periodista para acaparar el máximo poder posible. Dejará su mediocre puesto en un
conocido periódico de Londres para trabajar, recomendada por un antiguo
compañero, en un medio de comunicación de Hong Kong. Allí un golpe de suerte le
abrirá las puertas de las más altas esferas de esa sociedad occidentalizada.
Seguidamente,
abarcando este capítulo gran parte del corpus de la obra, toma la palabra Tom
Stewart. Al igual que Dawn Stone, su nacionalidad es británica y viaja a Hong
Kong en un intento de escapar de la vida gris a la que parece estar
predestinado. Si las vivencias de la señorita Stone transcurren a finales del
siglo XX y vemos un país más o menos reconocible, a través de la vida de Tom
Stewart contemplamos la evolución de Hong Kong a lo largo de todo el siglo
veinte, desde sus inicios coloniales hasta el traspaso de la gran metrópolis al
gobierno chino. Su voz convierte la novela en una narración increíblemente
evocadora.
Cogerá el
relevo la hermana María, una monja de origen asiático con quien Stewart
coincidió a bordo del barco que los llevó a aquellas tierras lejanas desde
Europa y con quien mantendrá una duradera amistad. En ese viaje, y a causa de
una apuesta por parte de uno de los pasajeros, María fue quien enseñó cantonés a
Stewart las semanas que duró la travesía.
Finalmente,
Natthew Ho protagoniza la cuarta y última parte de la novela. Con él regresamos
a la última década del siglo pasado en Hong Kong. Su vida está relacionada con
los anteriores personajes a través de unos lazos que no podemos desvelar ya que
sacarían a la luz toda la trama de la novela. Ho es un empresario en alza agobiado
por las presiones de las nuevas alianzas en los territorios chinos, que deberá
buscar afinidades más allá de lo que su ética se lo permite, convirtiéndose en
una víctima más de un mundo que avanza y se autoabastece con notas tan
predominantes como el desarraigo, lo efímero y lo material.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada