Un amor que destruye
ciudades
Eileen Chang
traductores: Anne-Hélène
Suárez y Qu Xianghong
páginas: 128
Editorial: Libros del Asteroide, 2016
por Mercedes Mommany
ABC Cultural
(05/08/2016)
“Tardíamente
descubierta en muchos países occidentales, incluido Estados Unidos, donde vivió
durante 40 años, Eileen Chang
(Shanghái, 1920) es una de las grandes escritoras chinas del pasado siglo. Con
el tiempo, a través sobre todo de las ediciones de Taiwán y Hong Kong, así como
de películas basadas en algunos de sus más famosos relatos, se fue convirtiendo
en una autora de culto entre las jóvenes generaciones de lectores chinos. En
ella apreciarían no sólo a la inusual escritora que reinó en los años 40, antes
de la llegada del comunismo, sino a una creadora exquisita.
En 1943, con
23 años, ya era la escritora más famosa de Shanghái. Tras la llegada de la
Revolución china, en 1955 se traslada a Estados Unidos. Murió en Los Ángeles en
1995.
De ella aparece
ahora una de sus más conocidas piezas, el relato largo Un amor que destruye ciudades (llevado al cine en 1984 por Ann Hui con el título de Love
in a Fallen City), al que le sigue uno más breve, Bloqueados, pequeña joya, igual de extraordinaria, sobre las
ilusiones del amor. En 2007 Ang Lee
dirigió otra de sus obras (Lust, Caution), que se alzó con el
León de Oro del Festival de Venecia.
Nacida en el
seno de una familia acomodada, Chang tuvo una niñez y adolescencia difíciles.
Su padre, un adicto al opio de carácter violento, tomó una concubina al poco de
nacer ella, tras lo cual su madre se fue a vivir a Inglaterra durante años.
Vaivenes y dramas familiares que sin duda influyeron en ese turbulento y amargo
observatorio de afiladísimos interiores domésticos, plegados a la tradición, en
los que Chang brilla.
Cautivadora y
descarnada, Chang estaba alejada de todos los clichés sentimentales a la hora
de abordar literariamente la complejidad de las relaciones de hombres y
mujeres, de madres e hijas, o de tiránicos entramados familiares compuestos por
decenas de miembros avariciosos y mezquinos, únicamente guiados por los celos,
la ambición y el dinero. En todo ello, Chang aportó una gran modernidad en el
tratamiento de sus tramas.
Ambientado en
1941, Un amor que destruye ciudades
narra la historia de Liusu, una joven
divorciada de Shanghái, perteneciente a una familia burguesa venida a menos. Liusu simboliza lo peor en esos círculos
que se obcecan en disfrazar su decadencia: es una «regresada», alguien que se
convierte en una maldita para los suyos, al abandonar a un marido violento y
volver a la casa familiar.
Sin que nadie
la proteja ya, Liusu vive de nuevo
rodeada de sus hermanos y sus envidiosas cuñadas. Una vez agotado su patrimonio,
la ocasión de escapar de ese yugo se presenta como por milagro. Un joven
empresario soltero, Fan Liuyuan, se
muestra interesado en la más pequeña del clan Bai, hermana de Liusu.
Pero Fan, educado en Inglaterra y con
gustos cosmopolitas y occidentalizados, no se sentirá atraído por la insulsa
joven, sino por la mucho más fascinante Liusu.
Ella sabe que se juega el prestigio en su medio social o, quizá, el hundimiento
total.
Acompañando al
atractivo seductor al vecino Hong Kong, sólo cuando la ciudad sea bombardeada y
atacada por los japoneses en 1941, Liusu
logrará por fin sellar de forma «decente» su felicidad. Una felicidad precaria,
no exenta de temores, como todo en tiempos de guerra y, como se dice la
escasamente ingenua Liusu para sus
adentros: «Para que ella pudiera realizarse una gran ciudad había tenido que
caer».”
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