17 d’oct. 2020

música i literatura, 9

 


FAHRENHEIT 451 ÉS LA TEMPERATURA A LA QUE ES CREMEN ELS LLIBRES 

Les paraules, les imatges i la música les processem emocionalment.

Provocar emocions és l'objectiu, potser inconscient, del nostre treball de Música d'enguany.

Manifestem i ens agrada compartir emocions belles, positives que ens ompli el cor de benestar. Sobretot en les actuals circumstàncies,

Jo he volgut provocar-vos altres emocions: dubte, inquietud, valors, reflexió... en definitiva un corcó.

Provocar una espurna, sobre el valor de PENSAR DIFERENT, la més inalienable de les llibertats, una llibertat preciosa de la qual ningú ens pot despullar. 

Les paraules de l’escriptor Ray Bradbury (1953) a la novel·la distòpica “FAHRENHEIT 451”, que van generar les inquietants imatges i música de la pel·lícula de François Truffaut (1966)   {l’autor de la banda sonora de la pel·lícula va ser el compositor nord-americà Bernard Harrmann} i Les “Rebeliones y revelaciones” de Gioconda Belli (Txalaparta, 2018), son els ingredients de la meva proposta emocional. 

Fins i tot hi ha una nova pel·lícula , actualitzada, amb el mateix títol (2018).


      





Text de la lectura de LOS LIBROS PROHIBIDOS”

 

“LOS GOBIERNOS Y ORTODOXIAS han tenido razón en considerar peligrosos a los libros. 

Son peligrosos no porque hablen de sexo o de esos temas que más bien son saludables para sacudir mojigaterías y darle al cuerpo su papel protagónico en nuestra existencia, son peligrosos, han sido peligrosos, porque a través de ellos se han propagado las corrientes de pensamiento, las visiones y nociones que han cambiado nuestro mundo. 

La noción aristotélica del mundo, la revolución científica que cambió la noción aristotélica del mundo, la Ilustración, el capitalismo, el comunismo, el feminismo, las teoría de las revoluciones... todo este fervor intelectual que ha volteado las creencias, que ha cuestionado como vivíamos y sigue cuestionando cómo vivimos, ha podido diseminarse a través de la palabra; esa palabra, que viajaba antes a lomo de página y que ahora se disemina por bytes, por impulsos eléctricos. 

Desde nuestro punto de mira en el tiempo, algunas de estas ideas ya son lugares comunes, conceptos aceptados, pero cuando irrumpieron en el tapiz de la historia, reformulando o desafiando la manera de pensar acuñada por la costumbre y la tradición, sus autores y sus propagadores tuvieron que vérselas a veces con la censura, a veces con el escándalo, a veces con la misma muerte. 

Es importante hacer historia de los libros prohibidos para refrescarnos la memoria, para que, mirando hacia atrás, nos demos cuenta de que cuando nos enfrentamos a restricciones y obstáculos no estamos viviendo esta historia por primera vez. 

Ni “prohibiciones”, ni restricciones impidieron que las ideas de Copérnico, Galileo, Voltaire, Kant, Karl Marx o el Che, se propagaran. Cuando nos lo proponemos, los seres humanos tenemos más ingenio que los aparatos colectivos que nos quieren vender la bendición de una sola verdad prístina e impoluta. El peligro no reside en las restricciones y prohibiciones; el peligro reside en nosotros mismos, reside en darle a esas prohibiciones o restricciones el poder de hacernos prescindir de lo que pensamos, de dejarnos llevar por la corriente, de hacernos negar el valor, el respeto que le debemos a nuestro derecho a PENSAR DIFERENTE. 

Salvaguardar ese derecho a PENSAR DIFERENTE y a sentirnos seguros cuando disentimos es la esencia de la LIBERTAD DE EXPRESION.”


 

A mesura que el món virtual es torna més dominant, tenir llibres es torna un acte de rebel·lió.

 


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