9 d’oct. 2023

l'autor del mes, 2

 




La obra narrativa de Enrique Vila-Matas

entre la poética del silencio y la escritura infinita

Teresa Gómez Trueba
en Bulletin Hispanique
Número 110-2, 2008



    Enrique Vila-Matas cuenta ya con una obra de extensión considerable y con una cada vez mejor acogida por parte de crítica y lectores. Se trata para algunos del novelista más original e interesante del actual panorama narrativo español. Aunque escasas, también ha recibido críticas negativas, que fundamentalmente acusan a sus novelas de excesivamente reiterativas y obsesivas, y de cultivar un discurso que tiende irremediablemente al agotamiento, al haber renunciado a contar cosas para alimentarse única y exclusivamente de sí mismo. Es cierto que cada una de las novelas de Vila-Matas trata una y otra vez unos mismos temas, que su obra ha ido evolucionando hacia un discurso en el que progresivamente tiene menor importancia el referente externo, de manera que ya el argumento se adelgaza (sin llegar nunca a desaparecer del todo) hasta extremos desconcertantes, como ocurre en su última novela Doctor Pasavento. Pero, precisamente, esa vuelta obsesiva, libro tras libro, una y otra vez, al mismo asunto, alejándose y acercándose a él reiteradamente, como si estuviera recorriendo un laberinto del que todavía no ha logrado encontrar la salida, es lo que convierte toda la obra de Vila-Matas en un proyecto compacto y sumamente coherente, que adquiere mayor sentido y valor considerado en conjunto. Cada uno de sus libros ha supuesto una nueva vuelta de tuerca dentro de una prolongada reflexión en torno a la eterna (y no por ello agotada) cuestión del arte de la novela y la representación literaria. Reflexión que lejos de haberse debilitado permanece en sus últimas novelas, alcanzando su momento más álgido e interesante.

    Estamos ante uno de esos escritores cuya obra pone de continuo el dedo en la llaga del problema teórico en torno a los límites del concepto de novela. Las novelas de Vila-Matas se sitúan siempre en las fronteras del género, convirtiéndose en una narración del problema que se le plantea al escritor respecto a las convenciones estéticas que coartan su expresividad. En varias ocasiones el propio autor se ha manifestado con claridad sobre este asunto, confesándose afín a cierta tendencia de la literatura actual, en la que inscribe, entre otros, a Los anillos de Saturno de Sebald, Microcosmos de Magris, El arte de la fuga de Pitol, o a Tabucchi y su Dama de Porto Pim. Partiendo de la convicción de que la vida es «un tejido continuo», entienden todos ellos que la novela debe dar cuenta de ese enramado, convirtiéndose en un «tapiz que se dispara en muchas direcciones: material ficcional, documental, autobiográfico, ensayístico, histórico, epistolar, libresco… Son libros que mezclan la narración con la experiencia, los recuerdos de lecturas y la realidad traída al texto como tal». Conecta asimismo su idea de la novela como un tapiz con el concepto de «multiplicidad» de Calvino: la novela como enciclopedia que se presenta como «red de conexiones entre los hechos, entre las personas, entre las cosas del mundo». En su última novela, Doctor Pasavento, cita a Laurence Sterne como inventor (o reinventor, ya que a su vez partía de Cervantes y Montaigne) de un género literario que habría que relacionar con todo esto, la novela-ensayo, con su peculiar tratamiento de las relaciones entre realidad y ficción, aunque mucha gente considere que es esta una invención fundamental de nuestros días.

    Esa novela-ensayo que practica Vila-Matas surge en íntima relación con la crisis de la representación literaria, que aunque no nueva, sí se ha agudizado en el siglo XX….

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