“La autenticidad me parece el santo grial de la mala literatura”
Vila-Matas condensa sus constantes literarias en su última novela, Mac y su contratiempo
por Ferran Bono
El País
13/02/2017
““¿Divertida?”. Enrique Vila-Matas se queda callado unos instantes. Parece que no lo esperaba. De sus libros se dice que son vanguardistas, conceptuales, renovadores, ensayísticos, y también se elogia el sentido del humor, la ironía que los atraviesa. Pero tal vez le pilló por sorpresa ese calificativo para su última novela, Mac y su contratiempo (Seix Barral), que ayer presentó a los medios de comunicación en Madrid. O tal vez no, porque no es fácil interpretar las facciones del rostro de este autor catalán, de 68 años, a quien su amigo, el también escritor Ignacio Martínez de Pisón, compara con Buster Keaton por su “humorismo impávido”.
Amable y solícito, Vila-Matas responde al final: “Creo que es divertida en el buen sentido. Sin humor una novela nunca puede ser inteligente, aunque sea trágica. En todo caso, es un humor involuntario, natural. Cuando hablo en público cuento cosas que a veces provocan sonrisas, sin que me altere. Lo cuento de una manera infinitamente seria. Creo que ese humor del libro procede de la ironía”.
Y del juego literario y metaliterario que plantea en la treintena de libros que ha publicado, mezcla de ficción y realidad, de ensayo y novela. “Casi no hay nada de lo que hago en la vida que no lo tome como un juego, con todas las posibilidades que tiene eso de actuar, de fingir o de moverse”, comenta el autor, que ha convertido a un tipo sesentón de barrio, voraz lector, que acaba de perder su trabajo, en el protagonista de su última novela.
Se llama Mac, así le han puesto de nombre sus padres como homenaje al camarero de la película Pasión de los fuertes, de John Ford, al que le preguntan si alguna vez ha estado enamorado y responde que no, que toda la vida ha sido camarero. Lo explica el protagonista del libro a través de sus anotaciones en su diario que es, además, Mac y su contratiempo.
En Mac y su contratiempo, Vila-Matas recoge el testigo de la novela que publicó en 1988, Una casa para siempre. "Rodrigo Fresán [escritor argentino] me habló de recuperar un libro del pasado para reinventarlo. Para mí era el libro más fácil de superar. Lo que he conservado es sólo el esqueleto de la trama", explica el escritor en otro juego de espejos literarios.
Vila-Matas amplía las explicaciones: “En las primeras líneas ya hay un juego perequiano [de Georges Perec], porque el protagonista quiere producir el efecto de una novela póstuma incompleta, para apuntarse a la moda de estas novelas. Al mismo tiempo, Mac lucha por que la novela no invada su diario de debutante. Es también un ensayo sobre la repetición y la diferencia, como decía Gilles Deleuze, y también es un libro de cuentos. Este trasvase de géneros es bastante sencillo. La cuestión es que sea cuatro cosas al mismo tiempo. Vengo de una trayectoria en la que he manejado mucho esos trasvases”.
La repetición es una constante a lo largo del libro, de la literatura, de la vida en general. “Se repite todo”, sostiene el escritor y colaborador de EL PAÍS. “Todos sabemos que estamos en un bucle continuo. En el capítulo tercero, aparece el filósofo Søren Kierkegaard y su comentario sobre la repetición. El recuerdo y la repetición son un mismo movimiento, pero mientras el recuerdo nos conduce hacia atrás, la repetición va hacia adelante, avanza. Recuerdo también una frase de Nabokov que con este libro he creído entender: la recuperación del pasado equivale a la muerte. Toda la historia de la literatura es modificar los textos ya escritos y esto es lo que intento explicar en el libro”.
¿Ya no hay que buscar la originalidad y la autenticidad? “Creo que mi novela se parece poco a lo que se produce en este país. Aunque también creo que original no hay nada. Y la autenticidad me parece el santo grial de la mala literatura”, afirma el escritor.
Un momento especialmente divertido del libro, repleto de reflexiones sobre la escritura y los escritores, se produce cuando el protagonista, metido a autor, piensa en tomar apuntes de la riña que está teniendo con su esposa. “Eso de tomar notas de las discusiones con la mujer es muy propio de escritores. La mujer solo tiene la vida. El escritor tiene la vida y la escritura. Y la escritura le permite ver con distanciamiento lo que se está discutiendo”, comenta Vila-Matas, con un leve gesto que refuerza la ironía.
Enrique Vila-Matas se muestra rotundo sin perder sus maneras tranquilas: "Soy lo contrario a la autoficción [subgénero de moda]. Si alguien ha pensado eso de mí es por París no se acaba nunca [en la que relata su experiencia siendo joven en la capital francesa], pero es el único libro. Entiendo que autoficción se ha hecho siempre. Es cierto que hay categorías universitarias, en Estados Unidos, sobre todo, que clasifican. He protestado últimamente en la Universidad: no me coloquéis en autoficción. Y me vienen a decir que saben que no es eso lo que hago pero que ellos necesitan clasificar un poco". ¿Y su mujer, Paula Massot, profesora de Literatura a la que dedica sus libros, también le clasifica? "Es un tipo de profesora que no ejerce de profesora americana. Es muy buena lectora", comenta.
El camino de la confluencia con el arte contemporáneo no ha sido muy transitado por la literatura española. Enrique Vila-Matas fue uno de los primeros en explorarlo. Para su última novela, Mac y su contratiempo ha eliegido una obra de Geoffrey Johnson para la portada.
Marcel Duchamp fue uno de los personajes que el escritor introdujo en su libro Historia abreviada de la literatura portátil, de 1985, inspirado por una exposición. "Cuando lo publiqué, no se sabía mucho en España quién era Duchamp", recuerda el autor.
Este libro marcó su trayectoria. Fue el primero que le tradujeron (ahora, su obra se ha traducido a 36 idiomas). "Y ha permanecido siempre entre lectores muy jóvenes", apunta el autor, En EE UU se ha publicado conjuntamente con Kassel no invita a la lógica, de 2014, que se interna en la mítica feria de arte contemporáneo. "Les ha interesado sobre todo el de Kassel, mientras que Historia abreviada... la consideran más como un producto de juventud", comenta el autor.
En Marienbad eléctrico, Enrique Vila-Matas escribió sobre su relación con su amiga, la artista Dominique González-Foerster, a partir de una retrospectiva que le dedicó el Pompidou."
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