1 d’oct. 2023

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bosc de banussos

Ébano: 
el reporterismo de hoy, 
tocado y semihundido en un 
océano de diversidad cultural

    
Hubo una vez, hace mucho tiempo, en el que el reporterismo de viajes era concebido como una oportunidad para contar la épica cotidiana de los pueblos del mundo en vez de hacer crítica etnocentrista de otras civilizaciones.

por Alba Díaz
en Libreando Club
24/02/2021



    Ryszard Kapuscinski, el gran representante de este género periodístico, dictaminó que el sentido de la vida no es más que el de cruzar fronteras. Ese verbo contagioso que todo el mundo llama viajar y que nos convierte en viajeros Kapuściński lo entendía como «una enfermedad incurable». Fueron palabras adecuadas puestas en boca de alguien que cubrió 27 revoluciones y se convirtió en el único corresponsal polaco encargado de cubrir toda África entre los años sesenta y setenta.

    Durante toda una década, el periodista descubrió en el continente africano la hambruna en países como Etiopía, el genocidio de Ruanda, los golpes de estado en Lagos, la guerra civil en Liberia y la corrupción del gobierno de Ghana, entre otros muchos sucesos. Todos los procesos de colonización e independencia los plasmó en Ébano, un recopilatorio de crónicas que sumerge al lector, página tras página, en la inmensa pluralidad de la población africana y sus tradiciones.

    Hoy en día, este trabajo periodístico se ha constituido como un clásico obligatorio para todo aquel que quiera conocer más sobre África. No sólo por el reflejo de una sociedad difamada, sino por la intención de su autor para acentuar el interés del lector occidental en descubrir el mundo africano desde sus profundidades. Fue el propio Kapuściński el que se sumergió en este continente para adentrar al lector en la compleja realidad de África sin caer en los estereotipos.

    El mismo escritor refleja en el prólogo de su obra magna su voluntad de rehuir de los privilegios del reporterismo de agencias para subirse «a camiones encontrados por casualidad, recorrer el desierto con los nómadas y ser huésped de los campesinos de la sabana tropical». Fue tal su integración en el hábitat africano que estuvo a punto de abandonar el que era el sueño de su vida, viajar a África, tras enfermar de malaria cerebral y tuberculosis.

    Visto en perspectiva, Ébano no deja de ser también la historia de un hombre que, alejándose de las comodidades, se lo jugó todo por África con el único fin de explicar un viaje hacia el corazón histórico de una civilización. Según comentó el periodista en una entrevista para Newsweek, el motivo que le llevó a viajar y escribir sobre África fue su fascinación «por el modo en que se hace historia». Porque, ¿qué otra cosa es sino viajar que entender la historia de aquello que desconocemos? Kapuściński, en su viaje hacia el abismo del continente, se encontró un océano, lo que él dictaminó como «todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria», que, si no fuera por el nombre geográfico, sería demasiado grande para ser descrito.

    Por consiguiente, dentro del relato el autor critica la falta de preparación de la cultura europea para realizar viajes hacia el interior de otros mundos y otras culturas. Por ese motivo, Ébano es y será en última instancia el reflejo de la repercusión herodiana en una obra que pretende aceptar la diversidad cultural y consigue comprender y relatar la historia de un continente más allá de su capa externa."

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