Salinger: juventud, extraño tesoro
per Mauricio Montiel Figueiras
(fragments)
“Holden Caulfield es
más que un personaje. Es más que la conjunción de los apellidos de dos actores,
William Holden y Joan Caulfield, vistos por J. D.
Salinger en la marquesina de un cine donde se exhibía un filme que muchos
señalan podría ser Dear Ruth (1947),
de William D. Russell. Es más que el
joven con “nervios de preguerra” que debuta en “Slight rebellion off Madison”, un cuento aceptado por The New Yorker en diciembre de 1941
pero pospuesto hasta diciembre de 1946 debido al clima bélico. Es más que el
rebelde con causa de dieciséis años que protagoniza El guardián entre el centeno. (…)
Holden Caulfield,
hay que decirlo, es un virus altamente contagioso. Rastros de este contagio se
evidencian en buena parte de los angry young men que pueblan ya medio
siglo de cine y literatura estadounidenses. Allí están para demostrarlo dos
ejemplos palmarios: Travis Bickle,
el vengador no tan anónimo de Taxi
driver (Scorsese, 1976), y Tyler Durden, el ello irrefrenable del
narrador insomne e innominado de El club
de la pelea, la novela de culto de Chuck
Palahniuk aparecida en 1996. Allí está Green
Day, la banda punk de origen californiano que en 1992 lanzó una canción
llamada “Who wrote Holden Caulfield?” Pero
eso no es todo: la infección también ha conquistado la vida real, donde los
resultados han sido destructivos antes que creativos. Allí está para
constatarlo tristemente Mark David
Chapman, que la noche del 8 de diciembre de 1980 asesinó a John Lennon a la entrada del edificio
Dakota en Manhattan, la zona donde Holden Caulfield efectúa su periplo
desencantado de tres días. Chapman se hallaba no solo infectado sino poseído
por Caulfield: la mañana del asesinato compró en una librería neoyorquina un
ejemplar de El guardián entre el centeno, donde escribió “Esta es mi
declaración” para luego firmar con el nombre del personaje.(…)
El
protagonista de una sola novela logra cobijar a una estirpe entera cuya odisea
abarca varios años y diversos textos. Así que Holden Caulfield es el bosque que
contiene a la familia Glass, ese árbol de ramificaciones múltiples que echa
raíces en toda la obra de nuestro autor. El crecimiento de este árbol, que Salinger
cultivó con ahínco a través del tiempo, responde
a una cronología: en tres de los Nueve
cuentos (1953), “Un día perfecto
para el pez plátano”, “El tío
Wiggily en Connecticut” y “En el
bote”. Luego vienen los relatos que integran el díptico Franny y Zooey: ambos se ubican en
noviembre de 1955. Después están “Levantad, carpinteros, la viga del tejado” y “Seymour: una introducción”, de 1963.
(…) “
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