20 d’oct. 2018

la madre y el teatro proletario republicano




“Durante la Segunda República La madre de Gorki, referente fundamental de la literatura revolucionaria,  se presentó como un modelo válido y de interés para su adaptación al medio teatral español.  A lo largo de los años treinta la novela del autor ruso,  conocida en España a través de traducciones o de adaptaciones cinematográficas,  dejó una huella apreciable en el ámbito del teatro, espacio más que idóneo,  por su carácter social y directo,  para la difusión de una obra que, centrada en la lucha de la clase obrera, era todo un manual de ideas revolucionarias.  No en balde,  la traslación de la novela al teatro contaba con el precedente de Brecht,  autor en 1932 de una versión actualizada a las circunstancias de la Alemania anterior a la Primera Guerra Mundial, que,  aunque no fue representada en los escenarios españoles de la época, era conocida por aquellos dramaturgos y gestores teatrales que se interesaron por ensayar e implantar en España un teatro de corte revolucionario.

El interés por trasladar al molde teatral La madre de Gorki se explica,  en efecto,  en relación al esfuerzo de los intelectuales y escritores republicanos por desarrollar y llevar a la práctica escénica en España un teatro de tipo proletario.  Como complemento a otras iniciativas como el Teatro del Pueblo o el teatro universitario de grupos como la Barraca o del Búho, orientadas hacia un público nuevo,  denominado genéricamente “pueblo” ,  esta modalidad,  que tenía por espacio preferente los barrios obreros y las fábricas,  se dirigía específicamente a la clase del proletariado.  Se trataba de una tendencia afín a las ideas marxistas e influida por los supuestos teóricos de las corrientes de teatro político que se propagaron por Europa durante el primer cuarto de siglo,  principalmente a través de Piscator o Brecht,  y que fueron llevadas a la práctica en Rusia en experiencias que algunos de nuestros intelectuales,  como Sender, Alberti o María Teresa León, habían conocido personalmente a través de sus viajes a la Unión Soviética.  De carácter didáctico, su contenido, inspirado en sucesos contemporáneos, evocaba las manifestaciones y reivindicaciones políticas del colectivo obrero e incitaba directamente a la revolución al incorporar en su discurso sus proclamas y consignas principales.

La madre,  ambientada en la Rusia prerrevolucionaria de 1905, resultaba un modelo perfectamente asimilable al contexto español del momento y adecuado a los objetivos del teatro proletario. Centrada en la lucha de la clase obrera,  la novela de Gorki tejía su acción en torno a todo un hito proletario universal: la celebración del Primero de Mayo.  La proclamación de la huelga y sus consecuencias constituían el nudo central del argumento,  mientras la acción reproducía con detalle los modos de instrucción y difusión de las nuevas ideas,  desde los barrios obreros hasta las zonas habitadas por el campesinado. Tanto su estructura, tendente a la concentración espacial y a la exposición dialéctica, como su progresión argumental,  marcada por ciertas pautas clave de gran efecto dramático —en particular la sucesiva detención y represión de los líderes revolucionarios—,  resultaban adecuadas para su traslación al medio teatral. Por lo que respecta a su concepción y tratamiento de los personajes,  La madre se presentaba también como un modelo ideal para un teatro orientado hacia las masas, ya que lograba, de modo magistral, el diseño o construcción de un personaje colectivo: los individuos se definían por su pertenencia al grupo o adquirían,  como la madre,  un sentido universal y alegórico.  A nivel de acción,  se daba una distribución equilibrada del protagonismo político sucesivo de determinados impulsores del proceso revolucionario,  obreros o campesinos.  Más aún,  las iniciativas de acción individual,  sometidas a debate,  aparecían cuestionadas por sus posibles efectos contraproducentes.  Por último,  la acción se desplazaba desde la casa al espacio público y eran frecuentes las escenas de grupos y las reuniones y actos políticos.

Con estas características, y a falta de un repertorio revolucionario nacional,  La madre se erigió en modelo para el teatro de orientación proletaria.  La puesta en escena de la madre de Gorki fue de hecho auspiciada tanto a nivel local,  por organizaciones sindicales y partidos políticos de izquierdas,  como a nivel nacional,  por los órganos oficiales culturales de la República como el Consejo Central del Teatro.  Así tenemos noticia, por ejemplo, de que formaba parte del repertorio teatral habitual de los Centros Obreros y de las Casas del Pueblo, lugares en los que solía representarse todos los primeros de mayo con motivo de la celebración de la fiesta de los trabajadores.  Por lo que respecta a las iniciativas de su difusión a nivel nacional y oficial,  queda constancia del estreno en 1938 en el Teatro Progreso de Madrid de una versión escénica realizada por Eduardo M. del Portillo. El mismo año,  el Consejo Central del Teatro encargó además a Max Aub que realizara una adaptación de la novela rusa para su estreno en la ciudad de Barcelona en 1939,  un hecho que ya no fue posible debido a las circunstancias bélicas. Tampoco llegaron a ser montadas dos piezas anteriores inspiradas por la novela y programadas las dos para ser estrenadas a finales de 1936: Primero de Mayo,  de Isaac Pacheco, que había sido publicada en 1934,  y Amor de madre, de Manuel Altolaguirre.  La versión de Max Aub, exiliada junto a su autor, saldría a la luz en México, en 1968, mientras que la de Altolaguirre fue rescatada tardíamente por James Valender,  quien,  a finales de los ochenta,  la incluyó en su edición de las obras completas del autor. De las versiones de la obra que se presentaron en los centros obreros solo tenemos breves referencias en torno a las circunstancias de su representación. Al parecer eran representadas todos los primeros de mayo junto al Juan José de Joaquín Dicenta y eran acogidas con fervor por el público de estos espacios para la celebración del día de los trabajadores. “


Verónica Azcue
 Doctora en Literatura Española por la State University of New York at Stony Brook. Desde 1999 es profesora en el Departamento de Español de Saint Louis University, Madrid Campus. Ha publicado varios artículos sobre El Quijote y sobre el teatro español contemporáneo en revistas especializadas como Cervantes, Acotaciones y Anales de la Literatura Española Contemporánea. Su investigación actual se centra en el teatro del exilio republicano de 1939, particularmente en las adaptaciones de temas clásicos de autores diversos.

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