“Durante la
Segunda República La madre de Gorki, referente fundamental de la
literatura revolucionaria, se presentó
como un modelo válido y de interés para su adaptación al medio teatral español.
A lo largo de los años treinta la novela
del autor ruso, conocida en España a
través de traducciones o de adaptaciones cinematográficas, dejó una huella apreciable en el ámbito del
teatro, espacio más que idóneo, por su
carácter social y directo, para la
difusión de una obra que, centrada en la lucha de la clase obrera, era todo un
manual de ideas revolucionarias. No en
balde, la traslación de la novela al
teatro contaba con el precedente de Brecht,
autor en 1932 de una versión actualizada
a las circunstancias de la Alemania anterior a la Primera Guerra Mundial, que, aunque no fue representada en los escenarios
españoles de la época, era conocida por aquellos dramaturgos y gestores
teatrales que se interesaron por ensayar e implantar en España un teatro de
corte revolucionario.
El interés por
trasladar al molde teatral La madre
de Gorki se explica, en efecto, en relación al esfuerzo de los intelectuales y
escritores republicanos por desarrollar y llevar a la práctica escénica en
España un teatro de tipo proletario. Como
complemento a otras iniciativas como el Teatro
del Pueblo o el teatro universitario de grupos como la Barraca o del Búho,
orientadas hacia un público nuevo, denominado
genéricamente “pueblo” , esta modalidad,
que tenía por espacio preferente los
barrios obreros y las fábricas, se
dirigía específicamente a la clase del proletariado. Se trataba de una tendencia afín a las ideas
marxistas e influida por los supuestos teóricos de las corrientes de teatro
político que se propagaron por Europa durante el primer cuarto de siglo, principalmente a través de Piscator o Brecht, y que fueron
llevadas a la práctica en Rusia en experiencias que algunos de nuestros
intelectuales, como Sender, Alberti o María Teresa León, habían conocido
personalmente a través de sus viajes a la Unión Soviética. De carácter didáctico, su contenido, inspirado
en sucesos contemporáneos, evocaba las manifestaciones y reivindicaciones
políticas del colectivo obrero e incitaba directamente a la revolución al incorporar
en su discurso sus proclamas y consignas principales.
La madre, ambientada en la Rusia prerrevolucionaria de
1905, resultaba un modelo perfectamente asimilable al contexto español del
momento y adecuado a los objetivos del teatro proletario. Centrada en la lucha
de la clase obrera, la novela de Gorki tejía su acción en torno a todo
un hito proletario universal: la celebración del Primero de Mayo. La proclamación de la huelga y sus
consecuencias constituían el nudo central del argumento, mientras la acción reproducía con detalle los
modos de instrucción y difusión de las nuevas ideas, desde los barrios obreros hasta las zonas
habitadas por el campesinado. Tanto su estructura, tendente a la concentración
espacial y a la exposición dialéctica, como su progresión argumental, marcada por ciertas pautas clave de gran
efecto dramático —en particular la sucesiva detención y represión de los
líderes revolucionarios—, resultaban
adecuadas para su traslación al medio teatral. Por lo que respecta a su concepción
y tratamiento de los personajes, La madre se presentaba también como un
modelo ideal para un teatro orientado hacia las masas, ya que lograba, de modo
magistral, el diseño o construcción de un personaje colectivo: los individuos
se definían por su pertenencia al grupo o adquirían, como la madre, un sentido universal y alegórico. A nivel de acción, se daba una distribución equilibrada del
protagonismo político sucesivo de determinados impulsores del proceso
revolucionario, obreros o campesinos. Más aún, las iniciativas de acción individual, sometidas a debate, aparecían cuestionadas por sus posibles
efectos contraproducentes. Por último, la acción se desplazaba desde la casa al
espacio público y eran frecuentes las escenas de grupos y las reuniones y actos
políticos.
Con estas
características, y a falta de un repertorio revolucionario nacional, La
madre se erigió en modelo para el teatro de orientación proletaria. La puesta en escena de la madre de Gorki fue de
hecho auspiciada tanto a nivel local, por organizaciones sindicales y partidos
políticos de izquierdas, como a nivel
nacional, por los órganos oficiales
culturales de la República como el Consejo Central del Teatro. Así tenemos noticia, por ejemplo, de que
formaba parte del repertorio teatral habitual de los Centros Obreros y de las
Casas del Pueblo, lugares en los que solía representarse todos los primeros de
mayo con motivo de la celebración de la fiesta de los trabajadores. Por lo que respecta a las iniciativas de su
difusión a nivel nacional y oficial, queda
constancia del estreno en 1938 en el Teatro Progreso de Madrid de una versión
escénica realizada por Eduardo M. del
Portillo. El mismo año, el Consejo
Central del Teatro encargó además a Max
Aub que realizara una adaptación de la novela rusa para su estreno en la
ciudad de Barcelona en 1939, un hecho
que ya no fue posible debido a las circunstancias bélicas. Tampoco llegaron a
ser montadas dos piezas anteriores inspiradas por la novela y programadas las
dos para ser estrenadas a finales de 1936: Primero de Mayo, de Isaac Pacheco, que había sido publicada
en 1934, y Amor de madre, de Manuel
Altolaguirre. La versión de Max Aub, exiliada junto a su autor,
saldría a la luz en México, en 1968, mientras que la de Altolaguirre fue rescatada tardíamente por James Valender, quien, a finales de los ochenta, la incluyó en su edición de las obras
completas del autor. De las versiones de la obra que se presentaron en los
centros obreros solo tenemos breves referencias en torno a las circunstancias
de su representación. Al parecer eran representadas todos los primeros de mayo
junto al Juan José de Joaquín Dicenta y eran acogidas con
fervor por el público de estos espacios para la celebración del día de los
trabajadores. “
Verónica Azcue
Doctora en Literatura Española por la State University
of New York at Stony Brook. Desde 1999 es profesora en el Departamento de Español de Saint Louis
University, Madrid Campus. Ha publicado varios artículos sobre El Quijote y
sobre el teatro español contemporáneo en revistas especializadas como
Cervantes, Acotaciones y Anales de la Literatura Española Contemporánea. Su
investigación actual se centra en el teatro del exilio republicano de 1939,
particularmente en las adaptaciones de temas clásicos de autores diversos.
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