Dancing Fairies, 1866 August Malmström óleo sobre lienzo museo nacional sueco |
El Samhain es una palabra que proviene del
irlandés antiguo samain, samuin o samfuin, donde sam
significa “verano” y fuin, “fin”; lo que muy
probablemente puede ser interpretado como “fin del verano”.
El Samhain es pues una antigua festividad
celta que tiene más de 3000 años de antigüedad —lo que la convierte quizá en
una de las celebraciones más antiguas de la historia humana—, que se realizaba
durante la noche del 31 de octubre y que ponía fin a la temporada de cosecha
(tercera y última del año), por lo que también se le consideraba como el Año
Nuevo Celta que a su vez, daba fin a la temporada anual de luz y marcaba el
inicio a la temporada más oscura del año, es decir, la temporada de invierno
donde todo es más frío, oscuro y no es posible la siembra. El Samhain de esta
manera era entendido como una celebración de vida y de renacimiento a través de
la muerte.
A menudo, el Samhain era una época para realizar un
balance de las cosechas y del ganado que tendría que ser sacrificado para
sobrevivir durante la temporada más oscura del año. Los antiguos celtas
acostumbraban pues, a encender grandes fogatas y caminar alrededor de éstas,
acompañados de sus animales o bien, vistiendo pieles de animales, como símbolo
de purificación.
Se creía
también que debido a que era el inicio de la temporada de oscuridad que, a su
vez, daba lugar a muchas muertes dada la falta de comida, durante el Samhain las puertas que dividían al
mundo de los vivos y los muertos se abrían y permitían el libre tránsito de las
almas y otros espíritus que por esa noche podían convivir nuevamente con sus
familiares vivos. De esta manera, para que los vivos pudieran estar en comunión
con dichos espíritus la gente acostumbraba a dejar comida en altares que
colocaba en las puertas de sus casas para que los muertos comieran y bebieran
tranquilamente. Se pensaba además que, de no ofrecer la comida, los espíritus podrían
enojarse y causar cualquier clase de problemas, por eso era tan importante este
ritual, además de encender fogatas y hacer un balance de las cosechas y también
de utilizar máscaras que los protegerían contra dichos espíritus.
El
cristianismo y, más tarde, el catolicismo la absorbió como parte de sus propias
festividades, de esta manera el Samhain
pronto se asoció con el Día de los Fieles Difuntos y poco después con el Día de
Todos los Santos, ambas celebradas en todo el mundo católico hoy en día; a su
vez, en países anglosajones evolucionó en la celebración actual de Halloween
que en inglés significa “All Hallows Eve”, es decir, Día de Todos los Santos.
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