1 de nov. 2019

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 ““Lo único que no es legendario en la vida es que nos morimos", comentó Enrique de Hériz en la presentación, ayer en Barcelona, de su nueva novela, Mentira (Edhasa). Y agregó: "Por eso nos defendemos con las mentiras. La supuesta verdad es siempre una leyenda". Fue una buena manera de definir la esencia de su tercera novela, una narración que viene avalada por unas palabras de Rosa Montero, que asegura: "Mentira fascina y atrapa desde el primer momento; es una especie de cuento, poderoso, original y maravillosamente escrito, que nos explica la sustancia de lo que somos".

No es fácil explicar de qué va Mentira, quizás porque gira precisamente en torno a las mentiras y a las distintas capas de mentiras con las que se va vistiendo la historia. Tenemos en el centro a una arqueóloga a medio camino entre la vida y la muerte en la selva de Guatemala y a su extraña familia, con las complejidades que acarrea siempre el mundo cerrado de las familias. Aparecen también historias que surgen como pequeñas islas dentro de este universo, historias que se relacionan con el poeta chino Li Po, con una batalla deformada por la historia que ocurrió de verdad en las islas Formigues, o con los ritos funerarios de la comunidad warai, en el Amazonas.

"En el origen de esta novela están las horas que pasamos tratando de explicarnos a nosotros mismos, preguntándonos ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?", explicó De Hériz. "Si he titulado la novela Mentira", añadió, "es porque trata de las leyendas que construimos sobre nosotros mismos. El etiquetaje que nos ponemos y nos ponen es permanente. Estamos siempre creando etiquetas, que quizás no son mentiras, si no más propiamente leyendas".

Para De Hériz, las familias son los mayores fabricantes de leyendas, ya que en todas ellas se cuentan historias que se van deformando con el paso del tiempo. "Tardé tres años en escribir este libro y tengo la sensación de que lo escribí casi sin querer", señaló. "En el centro puse a una arqueóloga especialista en el tratamiento de la muerte en las culturas aborígenes porque la primera gran leyenda es la constancia de estar vivo. He hablado con algunos neurólogos y me han dicho que no hay nada que se pueda llamar conocimiento de la verdad. Todo es impuesto".

De Hériz, que anteriormente había publicado El día menos pensado (1994) e Historia del desorden (2000), se ha documentado a fondo para esta novela, sobre todo en temas históricos o antropológicos. "Siempre tenemos necesidad de las mentiras", apuntó. "Incluso cuando creemos que estamos buscando la verdad, lo único que hacemos es revestirla de leyenda. Al final, todo depende del punto de vista".

De Hériz, que fue durante seis años director de Ediciones B, lo dejó todo en 2000 para dedicarse a escribir. "No fue una elección difícil", afirmó. "Sabía que era escritor y que lo de trabajar de editor era circunstancial".

Xavier Moret
El País
20 de febrero de 2004

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