2 de gen. 2024

aitaren etxea, 1

 

Iñigo Muguruza



per Pedro Santos Hernández
“el búho entre libros”
31/01/2020

    "La casa del padre es una de esas gratas sorpresas literarias que de vez en cuando se cuelan en mi camino lector. Por que el argumento que nos cuenta en la contraportada en el fondo no terminó de llamar mi atención. Como seguramente tampoco lo hará el que os he puesto yo.

    Tal vez porque La casa del padre no es una novela que destaque porque pasen grandes cosas ni sea un relato épico o extraordinario o tenga un ritmo trepidante. Es más bien una novela de personajes y de sus sentimientos.

    Una novela de personajes que no quiere decir una novela coral, pues aquí hay un par de protagonistas principales: Ismael y su mujer Josune, acompañados por la madre y el padre de Ismael, su hermana Libe, Jáuregui su editor y un primo de su infancia. No hay más personajes.

    Una novela que va a profundizar en el mundo de los libros, en lo que supone escribir, en las dificultades que entraña. Todo ello desde dos puntos de vista diferentes, del de una mujer que quiere retomar su vieja pasión por la escritura y la de un escritor en pleno bloqueo creativo, con la necesidad de entregar ya su novela y sin nada escrito. 

    Un hombre que se da cuenta de que nada de lo que escribe tiene alma, tal vez porque no está dispuesto a sufrir.

    Un escritor que no encuentra un tema sobre el que escribir porque en el fondo no ha vivido, enclaustrado entre las paredes de su casa y habiendo huido de todo tipo de conflictos, que eso del conflicto vasco lo ha dejado para otros.

    La novela está escrita con capítulos que toman como referencia a tres personajes: Ismael, Jasone y Libe, aunque esta última en mucho menor medida. De ellos, únicamente el de Jasone está narrado en primera persona, tal vez porque, aunque en principio pueda parecernos Ismael el protagonista principal, es en realidad Jasone el centro de la novela, el personaje en torno al cual se mueven los demás. En el fondo, Ismael no es nada sin ella. Hasta el punto de que sus libros son en gran parte obra de Jasone, que con sus correcciones los llena de vida.

    Pero ahora Jasone está en una encrucijada de su vida. Sus hijas han volado ya del nido y se enfrenta al vacío que dejan. Un momento en que inevitablemente surgen dudas y preguntas sobre lo que ha sido su vida, sobre si ha merecido o no la pena abandonar sus viejos sueños o si ya es tiempo de retomarlos, si es tiempo de volver a escribir.

    Más allá de la escritura, la novela gira en torno a un problema muy actual en nuestra sociedad: ¿Qué es la masculinidad? ¿Qué papel ha de desarrollar el hombre? Porque eso es lo que se plantea Ismael, con un padre del que es consciente que nunca llegó a cumplir las expectativas que de él se esperaban.

    Un padre del que ahora que le ha tocado volver a casa a cuidar de él, se da cuenta de que en el fondo fue un hombre dominante, no solo con él sino con su madre. No hubo maltrato o él no lo vió, pero la dominación sobre su madre fue total.
    
    ¿Está repitiendo él ese mismo papel en la vida de su mujer? ¿Es su vida un calco de la de su padre en una casa en la que no se entera de nada, en la que no consigue comunicarse con los demás?

    Una novela que también nos hablará del feminismo, de esos sueños no cumplidos, del papel que la mujer debe tener en la vida y de la difícil relación con unos hombres que no son capaces de entender sus problemas ni sus necesidades, por más que en ocasiones lo intenten como en el caso de Ismael.

    Puede parecer precipitado decir cuando apenas han transcurrido tres semanas del año que La casa del padre estará entre mis mejores lecturas del 2020, pero sé que así será, porque es de esos libros que me ha llegado al corazón. O tal vez sería mejor decir, que me ha removido las entrañas.

    Todo depende de la edad que tengas. Afortunadamente creo que hemos conseguido educar a esta nueva generación mucho mejor, por lo menos en el sentido de que el papel del hombre y la mujer en el hogar es completamente diferente. O a lo mejor es que la necesidad obliga. Pero yo vengo de otra generación en la que cambiar esa mentalidad no es algo sencillo.

    En cualquier caso, lo mejor de esta novela es cómo consigues conectar con sus personajes. Por más que no seas Jasone, o que además seas un hombre, ¿cómo no ver en ella ese prototipo de mujer que pese a sus ideales feministas renuncia a lo que desea para “cumplir” con ese papel que parece que la sociedad tiene impuesto a la mujer? Por eso deja de escribir para ser madre y esposa.

    Más fácil para mí es sentirme como ese Ismael perdido entre lo que era, lo que es y lo que se supone que tiene que ser. Por más que él provenga del campo y de una sociedad en que el hombre tiene que ser un “hombre” y yo sea un ser de ciudad, no puedo menos que sentirme en muchos momentos perdido como él, sin terminar de entender (o tal vez sin ni siquiera empezar a entender) lo que son las mujeres.

    La trama es en apariencia mínima, tan metido estás en conocer y compartir sentimientos con los personajes. A pesar de ello, a cincuenta páginas del final, tiene un giro que a mí me sorprendió muy gratamente. Realmente no esperaba ese final para el libro. Por ello si aún tenía alguna duda, se confirmó ese cinco estrellas para esta novela.

    Sea cual sea tu edad, creo que La casa del padre es una novela que debe leerse para intentar entender un poco mejor cómo somos o cómo son nuestros padres y nuestra sociedad. Una novela muy emotiva por momentos y cargada de realismo. No hay excusa: son poco más de doscientas páginas que devorarás como si llevases tiempo sin leer una buena novela."

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada