13 de gen. 2024

cuines literàries

 




Caracoles a la alavesa

    Los caracoles constituyen uno de los platos más emblemáticos de la cocina clásica alavesa. Se comen durante todo el año, pero es en las fiestas patronales de San Prudencio (28 de abril) cuando más se consumen.

INGREDIENTES 
(para 4 personas)

1 kilo de caracoles
6 pimientos secos choriceros
2 guindillas secas
1 hueso de jamón
1 cebolla entera
1 puerro
4 dientes de ajo

Para la salsa

2 dcl. de aceite de oliva
1 cebolla finamente picada
100 grs. de jamón
100 grs. de chorizo
100 grs. de bacon
100 grs. de perretxikos
100 grs. de salsa de tomate
50 grs. de harina


ELABORACIÓN

Para limpiar los caracoles

    Ponerlos en una pila y lavar bien con agua. Se les hecha un puñado de sal, dejando reposar con la sal 5 minutos. A continuación remover bien con las manos y limpiar con agua. Así repetir tres veces o las que creamos oportunas.

Para engañar a los caracoles
    
    Una vez limpios los ponemos en un recipiente cubiertos de agua y los tenemos aproximadamente una hora. Pasada la hora los arrimamos al fuego lentamente para que saquen los cuernos y mueran con la carne fuera. Los dejamos cocer aproximadamente 8 minutos para que echen toda la porquería que les queda. Los echamos en la pila y los volvemos a lavar bien.

Para la cocción

    Ponemos los caracoles en un recipiente cubiertos de agua, añadimos las verduras, los pimientos choriceros, las guindillas y el hueso de jamón. Cocer aproximadamente una hora.

Para la salsa

    Ponemos en un recipiente el aceite con la cebolla, los ingredientes que teníamos preparados para la salsa, rehogaremos todos juntos, le añadiremos la harina y el caldo que creamos oportuno de la cocción de los caracoles. Le añadimos las verduras, los pimientos choriceros y las guindillas de la cocción de los caracoles, previamente triturado y pasado por el chino. Añadimos los caracoles y dejamos cocer todo junto 15 minutos.



Medio dormido

Valloncello di Cima Quattro, 6 de agosto de 1916

Soy testigo de la noche violada

El aire está surcado
como un encaje
por los disparos
de los hombres
retratados
en las trincheras
como caracoles
en sus conchas

Me parece
que una
nube sin aliento de canteros
se golpeando el pavimento
de piedra de lava
de mis calles
y lo escucho
sin ver
medio dormido

Giuseppe Ungaretti (1888-1970)

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