“…Cuando se disponía a cerrar el cajón unas manos se posaron
sobre el mármol rodeándola sin que ella pudiera girarse. Amalia sintió el
aliento del hombre en su nuca y aquel olor tan peculiar que, aún sin querer
reconocerlo, le gustaba. Su respiración se volvió agitada y durante un instante
tuvo la sensación que el corazón se le iba a salir por la boca..."
El secreto de Amalia
Pepa Fraile
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