15 de nov. 2016

treball e inmigració, els testimonis 2



Haga frío o calor, J.E, de 27 años, hace guardia en la calle. Es vigilante de Seguridad desde 2008 y ahora hace ocho horas, pero ha llegado a hacer hasta 20 en dos servicios, uno de 12 y otro de ocho, para poder hacer frente a sus gastos.

"Mi trabajo es 100% indecente. Estoy ocho horas en la calle de pie, sin el vestuario adecuado ni en verano ni en invierno. Durante dos años doblé turnos, pero un problema de salud me sirvió para reflexionar. Me estaba dejando la vida y la salud. Entre los vigilantes de seguridad lo normal es hacer turnos de 10, 12 y 14 horas. El sueldo apenas llega a los 900 euros haciendo 162 horas mensuales y para completarlo muchos se ven obligados a hacer horas extra. Además no se respetan los descansos. Yo hago ocho horas seguidas y tengo que pedir permiso si quiero ir al baño. En 12 horas el descanso es de tan sólo media hora. La empresa abusa porque sabe que la persona no se va a negar con todo el paro que hay".

Tiene que pagarse de su bolsillo la ropa térmica en invierno y una gorra en verano si no quiere terminar con una insolación.

"La empresa no nos da calzado apropiado, ni ropa térmica, ni guantes anticorte, poniendo así en peligro nuestra seguridad, pero nadie se atreve a alzar la voz. Entre los compañeros hay miedo, no hacemos huelga porque no hay unión. Todo el mundo se mata por las horas extra para completar el sueldo y la gente se pisotea"

Con el paso de los años su situación laboral ha ido empeorando. De tener tres pagas, julio, diciembre y marzo, ahora sólo tiene dos. Y la empresa le cambia los horarios de un día para otro.


"No podemos hacer planes. Trabajar así es muy difícil de aguantar, te afecta a tu vida familiar, a tu salud, tienes problemas para conciliar el sueño, etc. La gente no se va porque es muy difícil encontrar trabajo".

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