Mohammad
Faisal Hossain, de 12 años, vive en una barriada urbana en la capital de
Bangladesh, Dhaka. Su madre, la hermana menor y el hermano dependen de él para
obtener ingresos. Su padre les abandonó hace años.
“Yo realmente
odio este trabajo. No hay nada que se pueda disfrutar con este trabajo –es muy
peligroso. Yo podría morir algún día, mientras hago esto-, no hay seguridad.
También me dan ganas de ir a la escuela. Quiero ir a la escuela como los demás
niños. Pero mi madre no puede pagar mi educación”.
Su madre,
Rokhsana Begum solía trabajar como empleada doméstica, pero enfermó y tuvo que
abandonar el trabajo.
“No puedo permitirme
que continúe sus estudios. Su padre nos dejó hace unos años. No tengo más
remedio que mandarlo a trabajar”
El día de
Mohammad se divide en un trabajo por la mañana en el que reparte periódicos en
la calle y vende mermelada en las estaciones de tren y paradas de un autobús
local de Dhaka. Y otro trabajo por la tarde en el que trabaja como ayudante en
una pequeña empresa de transporte público. Se pasa la tarde anunciando los
destinos y controlando los billetes de los pasajeros. Termina el día agotado y
apenas ha logrado ganar menos de un euro.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada