“Francesc
Boix descansa ya para siempre en el Père
Lachaise, el cementerio de las celebridades de París; y lo hace tras
recibir un grandísimo homenaje. Un homenaje que ninguno de los otros 9.300
españoles y españolas que pasaron por los campos nazis jamás ha recibido en su
patria, España.
A primera hora de la mañana de este viernes, los
restos mortales del fotógrafo de Mauthausen fueron exhumados de la humilde y
escondida tumba del camposanto de Thiais en que habían reposado desde su
prematura muerte en julio de 1951. Boix
apenas había cumplido los 30 años cuando las terribles secuelas físicas,
provocadas por los más de 50 meses que pasó entre las alambradas nazis,
acabaron con su vida.
Este segundo entierro del único español que
testificó en los juicios de Núremberg contra la cúpula del III Reich ha sido
muy diferente al primero. Entonces, en su último viaje, solo le acompañó un
nutrido grupo de amigos y amigas, en su mayor parte exprisioneros de
Mauthausen.
Hoy el acto ha contado con todos los honores de
las grandes ocasiones, con la presencia de numerosas autoridades y el cariño
expresado por centenares de familiares de deportados españoles y de ciudadanos
anónimos llegados desde Madrid, Cataluña y diversas ciudades de Francia.
El féretro con el cuerpo de Boix llegó al Père
Lachaise cubierto por la bandera republicana. Entre los asistentes, Anna
María, una de las sobrinas del fotógrafo de Mauthausen, apenas podía
contener la emoción: “Es un día muy importante no solo para nosotros, su
familia. Es un homenaje a todos y cada uno de sus compañeros", ha
declarado a eldiario.es.
Junto a ella estaba la alcaldesa de París, Anna
Hidalgo, que presidía el acto, el alcalde en funciones del Ayuntamiento de
Barcelona, Gerardo Pisarello, otros
representantes municipales y también de la Generalitat de Cataluña, encabezados
por el consejero Raúl Romeva, y los
presidentes de las Amicales francesa y española. El Gobierno de Rajoy, pese a que el Congreso le instó a enviar una
delegación oficial a este evento, decidió
limitar su presencia a dos miembros de su embajada en la capital francesa: el
cónsul general y el consejero de Cultura. Eso, pese a que el presidente de Gobierno estaba
justamente este viernes en París.
Junto al féretro de Boix se sucedieron las
intervenciones. Tanto el presidente de la Amicale francesa, Daniel Simon, como Llíbert Tarragó, hijo de un
deportado español amigo de Boix, recordaron
su heroicidad al liderar el robo en Mauthausen de las fotografías que probaban
los crímenes de los SS y que serían exhibidas, tras la guerra, en los juicios
de Núremberg.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, destacó la
lucha contra el franquismo de este
"hombre valiente y comprometido". Sus valores, afirmó, son los que deben prevalecer en estos momentos
en los que crece el racismo y la xenofobia; como Boix, dijo la alcaldesa,
"aquí estamos, de pie, libres, pensando; con la libertad, con la educación
y con el pensamiento es como se combate en democracia".
La cantautora catalana Marina Rossell fue la encargada de poner la banda sonora del acto. Entre los asistentes también estaba el
historiador que más investigó la vida de Boix, Benito
Bermejo que, tras el homenaje, presentó
en París la versión francesa de la biografía que escribió sobre el deportado
catalán.
Muy cerca de él se encontraba Ramiro Santisteban. De todo el público, él era el único que
compartió cautiverio con el fotógrafo de Mauthausen. Este cántabro de 95 años
se encontraba encerrado en ese campo de concentración nazi con su hermano
Manuel y su padre, Nicasio. "Mi padre trabajaba en la cantera y, como era
mayor, yo sabía que allí no sobreviviría mucho tiempo. Fue Boix el que logró
que los SS le sacaran de allí y le destinaran a un trabajo menos duro. Eso le
salvó la vida; fue gracias a Boix", recordaba Ramiro cuando la memoria aún
no había decidido abandonarle.
Allí, en un discreto segundo plano, estaban
también Pierrette Sáez y Rosita Forcadell, viuda e hija de otros
dos compañeros de cautiverio del fotógrafo de Mauthausen. Ellas tienen mucha parte de culpa en que el
acto haya llegado a celebrarse. Estas
dos mujeres trabajan como voluntarias en la Amicale de Mauthausen de París y
comenzaron a pelear, hace más de 10 años, para que Boix fuera enterrado en este
cementerio: "Todo empezó con una promesa —relata Pierrette a eldiario.es—.
Desde que murió Boix, eran sus amigos, antiguos deportados de Mauthausen, los
que se encargaban de mantener limpia su tumba. Iban con frecuencia al cementerio
para quitar las hojas y ponerle flores. Año
tras año, poco a poco, fueron todos muriendo… hasta que solo quedó uno, Alejandro Vernizo. Le preocupaba que,
cuando él falleciera, nadie se hiciera cargo de Boix. Rosita y yo le prometimos entonces que no solo
iríamos a limpiarla, sino que
pelearíamos para que le trasladaran a un lugar acorde a lo que fue y lo que
representó".
Aquella lucha, poco a poco, fue sumando aliados.
Los socios de la Amicale francesa aportaron donaciones para sufragar los gastos
y lograron el apoyo económico del Ayuntamiento de Barcelona, de una asociación austriaca y de la Amical
española. Finalmente, el Ayuntamiento de París dio un permiso
extraordinario para que Boix pudiera ser inhumado en el cementerio de las
celebridades. Este viernes, Pierrette y Rosita lucían una discreta pero
radiante sonrisa: una década después habían cumplido su promesa. El fotógrafo
de Mauthausen descansa, por fin, en el lugar que se merece.”
Carlos Hernández
eldiario.es
viernes 16/06/2017
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