Lluvia fina
Luis Landero
Tusquets
Editores, 2019
Página: 272
Tras mucho
tiempo sin apenas verse ni tratarse, Gabriel decide llamar a sus hermanas y
reunir a toda la familia para celebrar el 80 cumpleaños de la madre y tratar
así de reparar los viejos rencores que cada cual guarda en su corazón, y que
los han distanciado durante tantos años. Aurora, dulce y ecuánime, la
confidente de todos y la única que sabe hasta qué punto los demonios del pasado
siguen tan vivos como siempre, trata de disuadirlo, porque teme que el intento
de reconciliación agrave fatalmente los conflictos hasta ahora reprimidos. Y,
en efecto, la primera llamada de teléfono desata otras llamadas y
conversaciones, inocentes al principio y cada vez más enconadas, y de ese modo
iremos conociendo las vidas de Sonia, de Andrea, de Horacio, de Aurora, del
propio Gabriel y de la madre, y con ellas la historia familiar, desde la
infancia de los hijos hasta la actualidad. Tal como temía Aurora, las antiguas
querellas van reapareciendo como una lluvia fina que amenaza con formar un
poderoso cauce al límite del desbordamiento.
fragment:
“Ahora ya sabe
con certeza que los relatos no son inocentes, no del todo inocentes. Quizá
tampoco lo sean las conversaciones de diario, los descuidos y equívocos
verbales o el hablar por hablar. Quizá ni siquiera lo que se habla en sueños
sea del todo inocente. Hay algo en las palabras que, ya de por sí, entraña un
riesgo, una amenaza, y no es verdad que el viento se las lleve tan fácilmente
como dicen. No es verdad. Puede ocurrir que ciertos ecos de los dichos, y hasta
de los dichos más triviales, sigan como en letargo durante muchos años,
latiendo débilmente en un rincón de la memoria, esperando una segunda
oportunidad de regresar al presente para aumentar y corregir lo que no quedó
del todo claro en su momento, y a menudo con una elocuencia y un alcance significativo
que exceden con mucho a los que tuvieron en su origen. Ahí están, no hay más
que verlos, llegan revestidos con extraños ropajes, al son de músicas exóticas,
con trazas nunca vistas, y es que traen noticias, grandes y asombrosas
noticias, de un pasado que acaso no existió jamás. Y siempre, siempre, los
relatos o las palabras que vuelven de los oscuros ámbitos de la memoria llegan
en son de guerra, cargados de agravios, y ansiosos de reivindicación y de discordia.
Es como si en el largo exilio del olvido hubieran ahondado en sus mundos
imaginarios, hurgado en sus entrañas, como el doctor Moreau con sus criaturas
monstruosas, hasta sufrir una total, una fantástica metamorfosis. Y así, con su
lúgubre cortejo de figuras grotescas, pero a la vez irresistiblemente
seductoras, las palabras y relatos de ayer llegan a nosotros e imponen en
nuestra conciencia la tiranía, la deliciosa tiranía, de sus nuevos significados
y argumentos. ¡Ah!, y eso sin contar los gestos que usamos al hablar, la
dimensión teatral de las palabras, y que a veces son más persuasivos que ellas
mismas, y las sobreviven en la memoria, de modo que a menudo no sabemos con
seguridad si estamos recordando las frases o más bien su puesta en escena, el
repertorio de ademanes que las acompañaban, las sonrisas, las miradas, las
manos, los hombros, las pausas, el secreto parloteo del silencio y del cuerpo.”
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada