Entrevista para la agencia EFE
por Ana
Mendoza
“La "angustia" que le
produce al novelista Manuel Rivas el
cierre constante de librerías en España lo ha llevado a escribir "El último día de Terranova",
la increíble historia de un establecimiento con sesenta años de vida, que está
a punto de caer en las garras de la especulación inmobiliaria.
"La economía canalla de los
últimos años siempre castiga al eslabón más débil", ha asegurado hoy Rivas
(La Coruña, 1957) en una entrevista con Efe, en la que desvela las claves de su
nueva novela que Alfaguara publica el próximo jueves, en su versión castellana,
y que Xeráis edita en gallego.
En esta novela, Rivas entona un
canto de amor a los libros y a la literatura, "la historia íntima de la
humanidad", y reivindica el papel "fundamental" que ejercen las
librerías. "Si desaparecen las librerías y las tabernas, desaparece la
ciudad como tal", asegura.
Este escritor que ha merecido
premios como el de la Crítica española por "Un
millón de vacas" y por "El
lápiz del carpintero", o el Nacional de Narrativa por "¿Qué me quieres, amor?" ya
contó "la historia dramática de la cultura" en su novela "Los libros arden mal",
ambientada en los ateneos populares y en las bibliotecas.
De esa obra quedaron "como
hilos sueltos o espigas sobrantes" que, poco a poco, empezaron a activar
en su memoria las historias y personajes de "El último día de Terranova".
Pero cuando surgió "de
verdad" la novela fue en un paseo que dio hace tiempo Rivas por La Coruña
y vio en diferentes negocios un letrero tras otro de "liquidación
final".
Ese "momento
dramático" activó la voz del narrador de su nueva novela, el librero
Vicenzo Fontana, que se enfrenta al inminente cierre por desahucio de
Terranova, una librería que había sido refugio para disidentes y que había
superado la férrea censura franquista, los registros constantes, las
delaciones.
Y una librería que vendía libros
prohibidos por el régimen, que les llegaban de Argentina o de México en el doble
fondo de las maletas de los emigrantes. O de los publicados en París por Ruedo Ibérico.
Terranova es "un universo
con pasadizos secretos que conectan con el exilio", comenta Rivas, que
tenía "una especie de angustia con respecto al exilio, que, en parte, es
lo mejor de nuestra cultura".
Y se refiere al exilio de
América, pero también al de los Cuadernos
de Ruedo Ibérico, que "fueron tan importantes en los últimos años del
franquismo, pero que luego se olvidaron en la Transición".
Rivas critica "el absoluto
olvido" en el que murió en los años ochenta José Martínez, el fundador de Ruedo
Ibérico, que fue "la referencia para todos los demócratas" y
"una de las principales preocupaciones del régimen franquista".
Pero, en la Transición, "la
gente que se había beneficiado de aquellas obras estaba a otra cosa: al poder,
la droga por excelencia", subraya este narrador, poeta y articulista de
"origen humilde", que creció en una casa sin libros pero que aprendió
a amar la poesía gracias a su madre, que les recitaba de memoria, a él y a sus
hermanos, los poemas de Rosalía de
Castro.
Para escribir su nueva novela,
Rivas no se ha inspirado en ninguna librería concreta. Terranova "resume
la historia de muchas librerías españolas", sometidas a un destino
incierto.
Y si grave es el cierre de las
librerías también lo es la supresión de las humanidades de los planes de
enseñanza. "Es dramático que los jóvenes puedan acabar el bachillerato sin
estudiar literatura que, como decía María
Zambrano, es la historia del corazón de un pueblo", asegura Rivas.
"La literatura ordena los
añicos de la memoria, de la realidad, pero también hace tambalearse el orden
sistematizado, provoca zozobra y desequilibrio", subraya el autor de "Todo es silencio".
Muchas de las historias que se
cuentan en esta novela "bastante surrealista" están perfectamente
documentadas, como la del Seminario de
Estudios Gallegos, muy vinculado a la Institución
Libre de Enseñanza y de cuyos 48 miembros, 17 fueron asesinados tras el
golpe de Estado de 1936.
De los que quedaron vivos,
algunos tuvieron que exiliarse y otros, como Amaro, el padre de Vicenzo y
fundador de Terranova en 1947, fueron apartados de su trabajo.
Amaro era "el hombre
borrado". En una ocasión, en la posguerra, dio una charla sobre Rosalía de Castro y fue
"borrado" de la foto de grupo que se hizo para un periódico, a pesar
de que él era el conferenciante.
Rivas rinde homenaje a un sinfín
de libros en su nueva novela, entre ellos a "La Odisea", una de sus obras predilectas, y a "Pedro Páramo", el único
libro que Expectación, el ama de cría de Vicenzo Fontana, había leído en su
vida.
No le hacía falta ningún otro
porque ese libro de Juan Rulfo "está escrito con levadura. Lo dejas una
noche y fermenta", decía Expectación.”
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