1 de nov. 2020

nubosidad variable, 1

 



Las narradoras en “Nubosidad variable” de Carmen Martín Gaite

Un estudio de Ricardo Fernández Esteban en el espacio “Las nueve musas:artes, ciencias y humanidades”


“Como la enumeración completa de esas fórmulas narrativas en toda esta novela sería muy extensa, me centraré en los primeros capítulos del libro (del I al VII) y en las principales formas narrativas de dichos capítulos.

Aunque el objetivo de este análisis son las funciones del narrador, haré algunas referencias al tiempo narrativo, ya que creo que es necesario para analizar la evolución de la narración entre las dos protagonistas.

La novela está estructurada con un enfoque narrativo doble. Las protagonistas ejercen de narradoras homodiegéticas (El narrador homodiegético es el narrador que cuenta la historia en primera persona.) alternándose los capítulos.  La narrativa es personal, ya que las narradoras están dentro de la diégesis  (El mundo- ficticio- en el que ocurren las situaciones y acontecimientos narrados. Contar, rememorar, a diferencia de mostrar.) y son los personajes principales; por ello, se puede confundir la función de narrador y personaje y, por tanto, la forma indirecta o directa de expresión. Debe distinguirse cuando las protagonistas relatan hechos accesorios y actúan como narradores indirectos, de cuando relatan sus vivencias personales directas como personajes.

En la literatura, las formas narrativas no suelen ser puras, por lo que me referiré a la tendencia principal en el discurso literario. Por otra parte, tampoco creo que un análisis demasiado pormenorizado nos dé una visión mejor de una obra o nos permita una crítica más correcta; más bien todo lo contrario, ya que tanto detalle puede dificultar la valoración del conjunto. Como se dice vulgarmente: “los árboles nos pueden impedir contemplar el bosque”.

Sería muy conveniente la lectura de “Nubosidad variable” antes o simultáneamente a abordar estos comentarios. Se trata de una magnífica obra, de la que dijo Rosa Mora en “El País”, cuando se publicó en 1992:

Dos mujeres, un ama de casa y una brillante psiquiatra, cada una con su crisis particular, reconstruyen su amistad de juventud a través de la literatura, porque para ellas, como para la propia Martín Gaite, “Ia literatura nos salva la vida”. (…/…) Sofía y Mariana, las dos protagonistas son amigas desde pequeñas; el primer amor las separa y emprenden caminos diferentes llenas de silencio. Muchos años después se reencuentran casualmente cuando ambas se enfrentan a la crisis y el fracaso. Sofía, casada sin amor con un ambicioso ejecutivo y madre de tres hijos. Mariana, convertida en una psiquiatra de moda. El ama de casa no es feliz; la psiquiatra muestra la falsa seguridad de la mujer que lo ha conseguido todo, amurallada contra todas las tormentas, hasta que comprende que está tan desvalida como las mujeres a las que trata. (…/…)

Veamos los comentarios a las funciones de las narradoras en los capítulos iníciales: 

Capítulo I: 

Inicio de los escritos de Sofía a Mariana. Sofía escribe a finales de Abril después de haberse encontrado con Mariana en la fiesta y por encargo de ésta, pero no nos enteramos de este encuentro, ni de que se trata de una carta, hasta el final del capítulo. 

Quién podía imaginarse que, después de los años mil, en ese local rebosante de famosos iba a encontrarme contigo, lo que son las cosas, con Mariana León en persona. 

 … mientras escribo esto, me pregunto: ¿te encontré en persona o en personaje? 

Sofía relata, en un monólogo autocitado, lo que le ha ocurrido el día anterior (día en que va a reencontrar a Mariana después de muchos años) 

Ayer, después de casi dos meses de tiempo inseguro…/… estalló por fin la primavera… 

En este relato del primer capítulo, introduce algunos diálogos, más que nada para reafirmar el relato, y efectúa algunas analepsis (escena retrospectiva —conocida también con la voz inglesa flashback— es una técnica, utilizada tanto en el cine y la televisión como en la literatura, que altera la secuencia cronológica de la historia, conectando momentos distintos y trasladando la acción al pasado.), que en este momento son externas. Aunque ya he indicado que el análisis tiempo no es lo fundamental de este análisis, es muy difícil prescindir de este vector, ya que a lo largo de la novela las protagonistas irán relatando su presente y su pasado, y este pasado entrará en conflicto entre ellas dos y entre sí mismas. De esa forma las analepsis se interiorizarán y de una forma iterativa irán completando y objetivando la historia anterior al inicio de la novela. Esta objetivación es relativa por la gran carga subjetiva que arrastran las protagonistas. 

Capítulo II: 

Carta de Mariana a Sofía escrita los días 30 de abril y 1 y 4 de mayo. La enviará con posterioridad, como se verá en el capítulo IX. En lo escrito el 1 de mayo Mariana ya ha recibido la carta de Sofía en respuesta a la petición que le hizo el día que se reencontraron. 

…en el sobre grande que me mandaste anteayer… 

Como he indicado, la estructura del capítulo es la de una carta en la que de una forma “metadiegética” (un narrador metadiegético es aquel que está incluido en la narración, pero sin ser parte de ella. Solo cuenta lo que ve, sin participar directamente en los hechos. Narra en primera persona, y en tercera las acciones de otros.) está refiriendo a como escribe la carta, respetando sus antiguas normas: 

Querida Sofía: 

A pesar de los años que hace que no te escribo una carta, no he olvidado el ritual a que siempre nos ateníamos.

 …/… 

Dos referencias para que te sitúes, una de tiempo y otra de luz. Hace un rato que han dado las once y media en el reloj de pared…  …: te estoy escribiendo a la luz de una lámpara que también conoces.

…/… 

Nunca se tachará nada de lo escrito, a no ser… 

En resumen, la estructura de este capítulo es la de una carta “estilo discurso directo”. La protagonista narradora tiene una omniscencia total (grado cero, selectivo de la conciencia de Mariana). Respecto al espacio que le rodea, transmite a su narrataria (Sofía) una focalización externa muy completa como si se tratara de una cámara cinematográfica que va mostrando el espacio donde escribe la carta. Por otra parte, también introduce su punto de vista cuando se refiere a aspectos más subjetivos en una “focalización interna” 

…tardé en entender por qué estabas rara conmigo, por qué huías con los ojos a otra parte cuando me veías triste, en aceptar tus silencios: Tú también sufrirías, supongo…

…/… 

                Yo me lo preguntaba mucho aquella primavera en que nuestro oro fino se ennegreció y eran porqués sin respuesta, yo mismo en el fondo no quería buscarla…

…/…               

                Yo en cierto sentido capitalicé tu pérdida, suena horrible, pero eso fue un poco lo que pasó. 

…/… 

Entonces supe que sabías que yo lo sabía todo. 

                Esta mezcla de focalizaciones y los cambios de narrador-interlocutor son una demostración del interés de la autora por el tema de la comunicación y por la búsqueda del interlocutor. A lo largo de la novela, las dos protagonistas van a ir intercambiando sus puntos de vista sobre sus problemas, y más que buscar una respuesta,  buscan conocerse mejor a sí mismas o, todo lo contrario, engañarse a sí mismas. 

Capítulo III: 

En este capítulo Sofía habla de su presente y la narrataria no es Mariana sino ella misma. Esta información no la transmite a Mariana. No está detallado el tiempo en que se escribe esta carta pero es posterior al capítulo I, y al envío de su carta a Mariana que aún no tiene respuesta. 

Eran las cinco y media. Llegó Amelia vestida de azafata…  me quedé un poco cohibida de que me encontrase encerrada en el cuarto que sigue siendo suyo… 

                En resumen, el capítulo se expresa en “estilo directo regido”, con partes en las que el diálogo tiene mucha importancia: 

—¿Qué hacías mamá? 

—Nada. Enredos. Hoy me ha dado de pronto por dibujar… 

—No, no, me encanta. .. 

—Se titula… 

 y con párrafos más “narrativizados” 

  Enseguida supe que el motivo más urgente de su excursión al fondo de la casa había sido el de llamar por teléfono sin testigos. ….

             Abandoné mis tareas culinarias y me senté de codos en la mesa… 

Ahora necesita recuperar confianza y va hacia el espejo… 

Había descolgado nuevamente…

 Me levanté aprisa… 

 A pesar de que Mariana no es la narrataria de este capítulo, que trata de las relaciones con sus hijos, hay referencias a ella continuando ese intercambio entre las protagonistas: 

… en plan “relato a perdigonadas”, como Maria y yo llamábamos… 

Necesitaba pensar, por lo menos durante media hora, exclusivamente en Mariana León. Había huido para pensar en ella, para tratar de recordar su voz y reproducir sus gestos.  …/… No podré descansar hasta que me escriba. 

 Capítulo IV: 

Escribe Mariana a Sofía el siete de mayo en su viaje hacia el sur, explicándole lo que le ha pasado con Raimundo. No le envía de momento la carta. 

El estilo comienza muy descriptivo y normativo, similar al capítulo II, pero pronto introduce su tema conflictivo, “Raimundo”, para ir dándoselo a conocer con más detalle a Sofía, o para recapitular ella misma sobre su relación con él. También vuelve a resucitar su juventud con Sofía. 

Y aquí me tienes, bebiendo y pensando en ti, acodada en la mesita… ¡Qué graciosa eras a los trece años…! Hablábamos incansablemente… Un tema recurrente en esas historias… 

Fue allí donde te hablé por primera vez de Guillermo, ¿te acuerdas?, donde empezamos a ser una y no dos, a crecer. … 

 En la segunda parte del capítulo introduce los diálogos, al hablar de su relación con Raimundo, para intentar “desnarrativizar” el relato y darle mayor “objetividad”. Asimismo, introduce el tema de la doble personalidad de Mariana, como persona y como Dra. León. 

… Una mirada que ya conoce bien la doctora León y que a veces, a base de tacto y paciencia ha conseguido desactivar. Pero la doctora León no estaba, no me podía echar una mano. Se habría avergonzado de verme allí… 

                Y así se desdobla el personaje en Mariana y la Dra. León y se amplían las posibilidades de comunicación con esta protagonista desdoblada. 

Capítulo V: 

Habla Sofía de sus recuerdos y su presente, cuando aún no ha recibido carta de Mariana. 

Pero como Mariana todavía no me ha escrito ni sé nada de ella, esta mañana me desperté decidida a pasar en limpio esta última tanda de deberes en preparación para que no se pierdan los papelitos donde los tenía anotados de mala manera. 

 En este capítulo, como en el III, Sofía sigue hablando de su presente con algunas referencias al pasado. Por ello la narrataria sigue siendo ella misma, aunque se refiera a Mariana y a los deberes que está preparando para ella. Sigue esperando la respuesta de Mariana. 

De pronto me hace ilusión meter lo que sea, como ella me aconsejó el otro día en el cóctel… La cuestión ahora es llenar este cuaderno de limpio para poder regalárselo el día que la vuelva a ver

 Capítulo VI: 

Otra carta de Mariana a Sofía en que describe muy bien el entorno en que escribe, a la vez que introduce diálogos para dar más veracidad a lo que explica de otros personajes. 

Mariana te está escribiendo, quieta, ¿no lo notas? Te va a llegar un cuento largo, sí. …/… Yo esta noche te estoy contando cosas que no he contado nunca, que ni a mí misma me había contado así, tan despiadadamente. Me ha tocado el turno del diván, ya ves lo que son las cosas. 

                Mariana se dirige a Sofía, pero en realidad se está dirigiendo a ella misma; la carta es una excusa para plantearse un monólogo interior disfrazado de carta. 

A través del Guillermo que inventé y que no existía —plegado y deslumbrado ante mí, domesticado por una inteligencia serena y superior— me amaba más que nunca a mí misma. Fue mi primer fracaso… 

Capítulo VII: 

Sofía sigue hablando de su presente y su pasado, y luego utiliza como excusa una conversación (unos diálogos) con su asistenta Daría para ir profundizando en estos temas. 

Tiene la necesidad de comunicarse con Mariana, ya que aún no ha recibido respuesta escrita suya y lo hace a través del recurso de reproducir un mensaje dejado en el contestador de su consulta. 

¡Chica…! Te mandé unos deberes, ¿los recibiste? y luego he seguido escribiendo cosas en un cuaderno… Necesito que me vuelvas a mandar escribir, porque, si no, me parece que es una alucinación mía, que no te vi de verdad esa tarde… 

                Este mensaje, a modo de focalización interna (punto de vista de Sofía) de un monólogo interior que trasmite a Mariana, es la constatación de la necesidad que tiene de intercomunicarse con ella, más allá de cartas sin respuesta y cuadernos de deberes. 

Por fin, al final del capítulo llega la primera carta de Mariana. 

Esperé a oír cerrarse la puerta de la calle para salir corriendo al vestíbulo a recoger la que ya sabía, antes de verla, que era la primera carta de Mariana León después de tantos años. 

 Conclusión: 

 Este puede ser un buen punto, después de cerrado un primer bucle con la llegada de la primera carta de Mariana, para concluir estos apuntes sobre el inicio de “Nubosidad Variable”, que espero hayan servido como excusa para la lectura o relectura de esta magnífica novela epistolar de Carmen Martín Gaite.”

 


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