31 de maig 2024

la teoría...., fragment 2

 

Verano, 1980

    ” Casi había oscurecido del todo cuando llamaron a la puerta. Y era él, vestido con unos pantalones oscuros y una camisa con las mangas subidas a la altura de los codos y los primeros botones desabrochados. Como si quisiese recalcar lo diferentes que eran, Isaac parecía relajado y dueño de sí mismo, con una sonrisa deslumbrante.

—Hay fiesta en la plaza, ¿te apuntas?

—¿Fiesta? ¿Ahora? —Miró su reloj.

—Sí, Martín, ahora, ahora. Será divertido. Venga, que vamos a llegar los últimos. Coge las llaves o lo que sea y cambia esa cara que tienes, esa cara de...

—¿De qué? —gruñó.

—De estreñido.

    Martín no respondió, quizá porque estaba ocupado valorando el plan que le proponía Isaac o porque tenerlo delante lo desestabilizaba demasiado y le hacía pensar en aquel beso que le había dado y en la culpa, la traición, la insólita novedad. Lo había meditado a lo largo de los últimos días, buscando entre recuerdos y ecos del pasado, pero no recordaba haber sentido nada parecido por un hombre. Los había conocido atractivos, sí, o de esos con tanta presencia que lo hacían encogerse en respuesta, pero jamás se había comportado de aquella manera: confuso, deslumbrado, desnudo, curioso, vulnerable.

—Dame unos minutos —logró decir.

—Cinco, no más. Te espero al final de la calle.

    Transcurrido el doble de tiempo, lo encontró allí montado en su Vespino. Martín subió detrás y, tras dudar en un par de ocasiones, apoyó una mano en su hombro cuando el otro aceleró bruscamente ¿Era la primera vez que montaba en moto? Sí, estaba seguro de que sí. Contra todo pronóstico, le gustó sentir el viento sacudiendo su rostro y revolviendo el pelo de Isaac. Lo asaltó un pensamiento que nunca había tenido viajando en coche: la certeza de que, mientras ellos se encontraban en movimiento atravesando la noche y las estrellas y la luna redonda, el resto del mundo permanecía cristalizado.

    La plaza del pueblo vibraba cuando ellos llegaron.

    La gente se había vestido con sus mejores galas, el bar estaba rodeado por una barra exterior en la que servían bebidas, y había varias mesas largas llenas de bocadillos que un grupo de mujeres repartían a los que esperaban haciendo cola.

—¡Isaac! —gritó alguien.

—¡A buenas horas, Isaac!

    Los vecinos lo saludaban conforme se adentraron en la multitud. Martín permanecía callado a su lado, fascinado por la familiaridad que desprendía aquel lugar, esa sensación impensable en la ciudad de que todos se conocían y sabían quién era quién; que si la mujer de Paco, el sobrino del alcalde, la tía de la Dolores, los de la pescadería...

—Él se llama Martín. Estamos trabajando juntos en un libro —lo presentó ante un grupo de amigos que lo miraron con interés.

—¡El escritor! —exclamó una chica.

—No soy..., bueno, sí, eso —cedió.

    Cuando la noche llegase a su fin, Martín asumiría que en aquel pueblo nadie recordaría jamás su nombre, porque el mote de «el escritor» cuajó incluso antes de que pudiesen conocerlo. Pero era mejor que otros que oyó con el paso de las horas, como el Sardina o Jaimito, que parecía propio de un chiquillo y pertenecía a un hombre de ochenta años de rostro apergaminado y escaso sentido del humor.

    Martín devoró su bocadillo de lomo con pimientos mientras vagaban por la plaza hablando con los vecinos. Tal como había supuesto, aunque Isaac vivía a las afueras disfrutando de cierta soledad e independencia, se le daba de perlas el arte de socializar. Un halago por aquí para el peinado de la señora, una palmadita en la espalda al policía del pueblo, un chiste y dos trucos de magia para los niños más pequeños...

    ¿Cómo no encariñarse con él? ¿Cómo mantenerse inmune a sus encantos? ¿Cómo ignorar el magnetismo que desprendía a su paso?

—Venga, vamos a tomarnos un chupito de cazalla.

—¿Cazalla? —Martín lo siguió hasta la barra.

—¿No sabes lo que es? ¿Y cómo narices celebráis las cosas en Madrid? —Llamó al camarero por su nombre de pila y alzó dos dedos en alto—. Sabe a anís seco.

    Mientras el hombre les servía la bebida transparente en vasitos minúsculos y alguien subía el volumen de la música que había empezado a sonar en la plaza, contempló la manera en la que Isaac se arremangaba; siempre empezaba por el brazo izquierdo y después el derecho, y lo hacía con firmeza, como si le molestase que la camisa se mostrase tan rebelde. «Quédate quieta ahí, maldición», parecía querer decir.

    Cogió el chupito, se giró y le sonrió.

—¡Por el verano! —exclamó.

    Martín asintió y se lo tragó de golpe. Tosió, como era de esperar. Isaac le rodeó la espalda con un gesto que desde fuera podría parecer tan solo amistoso, casi coloquial, pero él sintió la calidez de la punta de los dedos clavándosele en la piel.

—¿Le pones un vaso de agua? —pidió burlón al camarero.

—Marchando —contestó—. Imagino que no más chupitos.

—Pues ahora que lo dices, sírvenos otros dos. —Martín apoyó el dorso del brazo en la barra y le tendió un billete antes de mirar desafiante a Isaac.

—¿Estás seguro?

—¿Por qué no?

    Isaac reprimió una sonrisa y volvieron a brindar. Después, pidieron un cubata y se sentaron en las sillas de plástico que habían dispuesto alrededor de la plaza tras la cena improvisada. Había grupos de jóvenes y parejas bailando en el centro que se movían con dudosa gracilidad al ritmo de una canción del Dúo Dinámico.

—Venga, Isaac, hijo, saca a mi Susana a bailar —le pidió una señora de cabello repeinado y cuello grueso que pasó por delante — La pobre está loquita por tus huesos, y tú no te dejas atrapar de ninguna manera. No le hagas el feo.

—Pero, Manuela...

—¡Ni peros ni peras!

    Él aguantó la risa cuando Isaac se levantó de la silla y lanzó un suspiro. Lo vio atravesar la plaza hasta la tal Susana, que aguardaba en una esquina sin quitarle los ojos de encima, igual que varias chicas más a su alrededor. Martín fue a por el segundo cubata cuando después le tocó el turno a otra, en esta ocasión rubia y con un vestido corto azul. Se lo tomó a sorbos pequeños mientras Raphael cantaba aquello de «yo te amo con la fuerza de los mares, yo te amo con el ímpetu del viento, yo te amo en la distancia y en el tiempo...». Isaac la hacía girar al ritmo de la música, y ella reía y reía bajo las luces de la plaza y las campanadas de la iglesia, que anunciaban que se acercaba la madrugada.

    Había algo hipnótico en aquel lugar. Quizá era la manera de vivir, que aquellos días festivos fuesen los más importantes del año y que los pasasen todos juntos como una gran familia. Y él se sintió arropado, incluso cuando una joven se acercó para indagar sobre lo que estaba escribiendo. O cuando Pilar, la de la floristería, se empeñó en que bailase con ella a pesar de que existían pocas cosas que a Martín se le pudiesen dar peor. O al notarse acalorado en la noche húmeda y pensar, de pronto, que se sentía lejos, lejísimos, de Madrid y de Candela y de sus hijos...

—Sigues manteniéndote en pie por ti mismo —se burló Isaac por encima de su hombro tras acercarse a él por detrás—. Enhorabuena, chico de ciudad.

—Me subestimas.

—Empiezo a pensar que sí.

    Víctor Manuel sonaba a través de los altavoces con su Solo pienso en ti, y la plaza se llenó de color entre el vuelo de las faldas al ritmo de la melodía.

—Voy a refrescarme a la fuente, ¿vienes?

—Claro. —Martín lo siguió.

    Los sonidos de la fiesta se volvieron amortiguados conforme se alejaron. Giraron a la derecha y luego hacia la izquierda para adentrarse en una calle más estrecha. Isaac siempre iba un paso por delante. La fuente, encajada en la pared de piedra, exhibía la cabeza de un león. Martín se mantuvo en silencio mientras lo veía beber y luego mojarse las manos para pasárselas por la cara, el cuello y el cabello.

—Deja de mirarme así.

—Así ¿cómo? —Sonrió.

—No me tientes, Martín...

    Pero habían ido demasiado lejos.

    Y horas más tarde, cuando Martín rememorase el momento, no recordaría exactamente cómo sucedió, pero sí que los dos acabaron el uno frente al otro al lado de la fuente. También que el rostro de Isaac estaba a centímetros del suyo y le sonreía.

    En esa ocasión no hubo nadie que besase primero, sino un encuentro inevitable a medio camino. El corazón de Martín, lejos de sobresaltarse por el miedo, se apaciguó. Su cuerpo se ablandó para adaptarse al de Isaac, los músculos perdieron rigidez y se oyó gemir en la cavidad de aquella boca que sabía a anís y a lo inalcanzable.

—Van a vernos. Alguien nos verá.

Notó la sonrisa de Isaac en los labios.

—¿Dónde está la gracia, si no?

—Eres un imbécil, ¿lo sabías? —gruñó Martín, pero no se alejó de él. Quería otro beso. Y otro chupito de aquella bebida que quemaba. Y más. Más de aquello que era tan excitante, capaz de romper la simpleza de su vida—. ¿Por qué bailas con esas chicas?

—¿Por qué no? —Se frotó contra él.

Martín quiso insultarlo, abrazarlo, tocarlo.

—¿Piensas casarte con alguna?

—Es evidente que no. —No dejó de sonreír cuando su mano descendió, le apretó la cadera, siguió más abajo hasta rozarle el botón de los pantalones.

—¿Crees que ellas lo saben?

—Lo dudo. Los vecinos de este pueblo son buena gente, pero ven lo que quieren ver. Su concepto de libertad podría caber dentro de una cáscara de nuez.

    Martín estaba a punto de volver a besarlo cuando oyeron pasos y voces. Se separaron, aunque ninguno apartó la mirada del otro. Tres señoras cogidas del brazo se acercaron tambaleantes hacia la fuente sobre sus inestables zapatos de tacón.

—Ay, Isaac, por aquí andas —dijo una de ellas—. Tienes a la mitad del pueblo suspirando por ti. A ver si vas pensando en sentar la cabeza.

    Y ellos se echaron a reír ante la mirada confusa de las mujeres cuando Isaac contestó que él era más de volar de flor en flor como las abejas. Luego, se encendió un cigarrillo, le pasó un brazo por los hombros a Martín y se alejaron.

    Horas más tarde, bien entrada la madrugada y tras varias tandas de chupitos, tuvieron que dejar la moto aparcada cerca de la plaza y regresar a pie. Los dos fumaban. De vez en cuando se reían, alzaban la vista al cielo cuajado de estrellas, se besaban en algún rincón como si deseasen que todo el mundo los viese hacerlo. Martín, delante de la puerta de la casa de su jefe, encontró las llaves al tercer intento. Isaac tenía las manos metidas en los bolsillos y se balanceaba adelante y atrás cuando preguntó:

—Entonces, ¿nos vemos mañana?

—Sí, mañana.

—Vale.

—Vale.

    Durante el resto de su vida, cuando Martín tuviese que evocar el erotismo, siempre regresaría a ese instante. La sutil manera en la que Isaac coló tres dedos en su cinturón marrón y tiró de él con suavidad para darle un beso fugaz, de esos tan etéreos que al amanecer uno duda sobre si realmente han existido.”

La teoría de los archipiélagos
Alice Kellen
Planeta, 2022
páginas: 163-173

30 de maig 2024

la teoría...., fragment 1

 



Primavera, 2018

    “Todo ha cambiado, aunque Martín no está seguro de que sus recuerdos sean fieles, porque han pasado casi cuarenta años desde que llegó al pueblo en mitad de una tormenta y subido a un destartalado Ford blanco que pedía a gritos una muerte digna.

    Ahora, las calles lo reciben silenciosas. No lo reconocen. No saben quién es. Pensarán que se trata de un forastero más que desea alejarse del ruido de la ciudad, pero lo que busca el hombre de setenta y dos años que acaba de parar delante del hostal es un amor perdido. Todavía no está seguro de cómo empezar a buscarlo; al fin y al cabo, no se trata de un calcetín o de un antiguo cromo. Y no va a ser tan sencillo dar con esa persona, porque lo que le interesa no es un cuerpo, sino descubrir si todo lo que ambos entretejieron, esa historia efímera pero profunda, ha sobrevivido después de tantas décadas.

    A Martín también lo azotan otras dudas que siempre arrastra el paso del tiempo, por eso tiene miedo. Tiene tanto miedo que no está seguro de que las manos agarrotadas se deban tan solo a la artrosis. La pregunta que ha flotado a su alrededor durante todo el trayecto desde Madrid hasta Valencia es: ¿seguirá latiendo ese corazón que tanto echa de menos o se paró un día cualquiera y el vínculo que los unía estaba tan desgastado que él ni siquiera lo notó? Quizá estaba tomándose un café en el bar del barrio o leyendo las noticias en el periódico, incapaz de percibir que aquello había ocurrido.

    Sea como sea, necesita averiguarlo.

    Martín está convencido de que un inflexible reloj que nadie más puede ver lo acompaña a todas partes desde hace unos años, y el tic, tac, tic, tac no lo deja dormir tranquilo. Sabe que el tiempo corre en su contra. Sabe que es su última oportunidad. Y sabe que necesita tener una conversación más con su antiguo amor antes de despedirse de este mundo.

    La dueña del hostal le dice que quedan dos habitaciones libres.

—¿En qué se diferencian?

—La ventana de la habitación doble da a la calle principal; además, es más grande y tiene una zona de estar con una cafetera e infusiones.

—Me quedaré con esa.

—¿Cuántas noches estará?

—Todavía no lo he decidido.

    La mujer le dirige una mirada curiosa, pero es evidente que tras años regentando aquel hostal domina el arte de no hacer preguntas incómodas.

—De acuerdo. Bastará con que pague cada noche con veinticuatro horas de antelación —dice mientras Martín saca unos cuantos billetes y los deja sobre el mostrador de madera envejecida

—. Tenga, esta es la llave de la habitación.

    Después, tarda una eternidad en subir hasta el segundo piso: un escalón, otro y otro más, cualquiera diría que no se acaban nunca. Al entrar, deja la maleta sobre la alfombra, que tiene un diseño floreado que parece fundirse con el estampado del edredón que cubre la cama. Martín abre las ventanas, respira el aire cálido primaveral y luego empieza a deshacer el equipaje. No ha traído gran cosa, tan solo unas cuantas camisas lisas de algodón, pantalones de pana, que su nieta insiste en que están pasados de moda, un sombrero de paja que nunca ha usado en Madrid, algunos libros que años atrás se prometió releer, varias fotografías dentro de la cartera, sus medicinas y, lo más importante, un cuaderno de dibujo antiguo con las páginas amarillentas.

    A algunas personas les da por aferrarse a cosas materiales conforme se hacen mayores y, sin embargo, a él le ha ocurrido todo lo contrario: respeta la fascinación que los objetos despiertan en el alma, pero dejó de darles valor cuando comprendió que nada de eso podría hacerlo feliz. Martín considera que hay dos tipos de felicidad: la de los pequeños momentos, ordinariamente asequible, y la plena, pura e inmensa, un bienestar tan hondo que es capaz de emborrachar hasta el delirio.

    Una vez, él se sintió así.

    Pero no cree que pueda repetirse, porque ese tipo de felicidad es como ver una estrella fugaz en una noche nublada o perder un botón en la calle y encontrarlo días después.

    Antes de salir de la habitación, mira su teléfono y no le sorprende descubrir que no hay ninguna llamada. Sus hijos siempre están ocupados corriendo a todas partes, como le pasa a la gente joven, y sus dos nietas tienen mejores cosas que hacer que perder el tiempo hablando con un anciano como él. En una ocasión, la más pequeña hizo un trabajo para el instituto que tituló «Mi abuelo Martín», y durante varias tardes merendaron churros con chocolate en una cafetería de Lavapiés y charlaron durante horas. Cuando terminaron, ella le aseguró que lo había disfrutado y que deberían repetir el plan una vez a la semana, pero la intención cayó en el olvido y él no quiso recordárselo para no molestarla.

    Martín se siente como si fuese un puñado de azúcar disolviéndose en café caliente. Cree que todo él va desapareciendo conforme envejece. En las últimas décadas ha desaparecido la fuerza que tenía en las piernas y en los brazos; han desaparecido recuerdos, objetos que un día le importaron y la emoción de alcanzar metas; ha desaparecido incluso la percepción que tenía del tiempo y del espacio, como si todo se hubiese ralentizado.

    Se ha vuelto invisible, incluso para sus allegados.

    Pese al dolor, Martín lo entiende porque él también fue joven y recuerda la sensación de pensar que el mundo era un lugar burbujeante y lleno de estímulos.

    Sin embargo, le hubiese gustado comer más churros con chocolate junto a su nieta, sí. Y quizá seguir desgranando con ella retazos de su vida hasta dejar atrás lo superfluo y llegar más abajo, más, para tocar la afilada verdad. Esa verdad que tan solo conoce otra persona y que tiene que ver con una historia de amor y desamor, tan dulce como el almíbar y tan amarga como todas las despedidas.”

La teoría de los archipiélagos
Alice Kellen
Planeta, 2022
páginas: 9-14

29 de maig 2024

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La teoría de los archipiélagos
Alice Kellen

en “libletter.blogspot.com”

    “Todos somos islas, llegamos solos a este mundo y nos vamos exactamente igual, pero necesitamos islas alrededor para sentirnos felices en medio de ese mar que une tanto como separa... Las personas son islas y, a veces, algunas están muy próximas entre sí, con un origen geológico común, pero por mucho que se arrimen nunca llegan a tocarse”.

    "Lo que acaban de leer es La teoría de los archipiélagos, principio que da nombre a la nueva novela de la escritora española Alice Kellen y mismo en el que cree Martín, el protagonista del libro en mención. Y es la historia de este hombre la que vamos a descubrir con el pasar de las páginas, alternando entre 1980 (año en el que él estaba llegando a los cuarenta) y 2018 (una especie de presente).

    El pasado nos muestra a Martín trabajando en la escritura de un libro sobre plantas medicinales, lo que lo lleva a alejarse de su esposa y sus dos hijos por un tiempo para ir a trabajar a la casa de su jefe en un pueblo cercano. Va a ese lugar para tratar de encontrar algo de calma que le permita cumplir con los tiempos de entrega pactados para el trabajo y allí conoce a Isaac, quien lo apoya con su labor. En el presente, Martín ya está jubilado y regresa al pueblo en busca del hombre que lo ayudó años atrás con su investigación (todo esto lo encuentran en los dos primeros capítulos de la novela, disponibles gratis en las diferentes tiendas de libros electrónicos, así que no hay ningún spoiler en lo que acabo de contarles).

    Este libro nos habla de las decisiones y de la manera en que estas marcan nuestro destino, por más pequeñas que parezcan. Ya sea movidas por el anhelo, la planeación, los sentimientos o el miedo, las decisiones pueden cambiarlo absolutamente todo y llevarnos por caminos que jamás hubiésemos imaginado.

    La obra de Alice Kellen tiene un elemento recurrente y es el romance, mismo que la ha llevado a convertirse en un referente absoluto en el panorama literario actual y que también hace parte de La teoría de los archipiélagos. Aunque no es algo que suela leer, la manera tan amena y sensitiva en que la autora construye la relación y las interacciones entre sus personajes es maravillosa y realista. Hay mucha honestidad en lo que se narra y en el trasfondo que se presenta. Es fácil sentir lo que está viviendo Martín; entender sus elecciones, aunque no las compartamos; y empatizar con lo que debe afrontar.

    Sin embargo, el amor no se aborda solo desde lo romántico, sino también hacia la familia, hacia los sueños, hacia lo que nos mueve y hacia nosotros mismos. La autora tiene una habilidad tremenda para conectar mediante la experiencia con sus lectores y creo que allí radica parte de que cada vez más y más personas se acerquen a su obra.

    Quizás el punto que más me tocó dentro de la novela fue la mirada que hace Martín hacia su pasado y hacia su vejez, porque es inevitable que el tiempo pase y que con ello nos llenemos de preguntas, de anhelos y también de frustraciones. Fue imposible no hacer una retrospectiva de mi vida y mis decisiones mientras avanzaba en la lectura.

    Algo que hay que celebrar son las hermosas ilustraciones que Ana Gómez García ha dejado dentro de las páginas del libro y que complementan magistralmente la experiencia de lectura por la manera tan precisa en que se entrelazan con la narración. Una verdadera pasada.

    Llegué a este libro a ciegas y lo terminé realmente satisfecho. La teoría de los archipiélagos es una novela que habla del amor y de la vida, de las cargas que el camino nos da y las que elegimos llevar a cuestas por nuestra cuenta. Una historia llena de nostalgia y emotividad que nos recuerda la importancia de vivir con intensidad, de no quedarnos con nada y abrazarnos y abrazar a quienes amamos como si fuera la última vez que podemos hacerlo."

28 de maig 2024

la teoría de los archipiélagos, 2

 




La teoría de los archipiélagos
Alice Kellen

en “De lector a lector.com”

"Nuestra opinión:

    Nunca había leído un libro de Alice Kellen y me alegra que La teoría de los archipiélagos haya sido el primero. Un libro que según nos contó la autora en el encuentro al que asistimos, escribió sólo para ella siguiendo un impulso y para satisfacer su necesidad de escribir en ese momento y que, afortunadamente, se ha decidido a sacar del cajón y compartir con los lectores.
    
    Han pasado casi cuarenta años, cuando Martín decide volver a aquel lugar en el que su jefe tenía una casa en la que le invitó a aislarse para que por fin pudiera terminar esa enciclopedia de flores a la que parecía incapaz de poner fin. Un lugar alejado de Madrid y de su casa en la que las cosas no iban del todo bien con su mujer, y en la que con los niños de vacaciones le iba a ser imposible tener la concentración suficiente para poder culminarla.

    Un lugar diferente al que dejó entonces, donde ya nadie le reconoce y en el que pretende descubrir si queda algo de aquella historia que tuvo lugar hace casi cuatro décadas.

    La teoría de los archipiélagos es una verdadera belleza tanto por fuera como por dentro. Por fuera vamos a encontrarnos un libro en un formato más pequeño de lo habitual, de tapa dura, con una portada ilustrada preciosa, que encierra una bonita historia llena de ternura, bellamente narrada, con una prosa tierna y delicada y unos personajes que llegan al corazón del lector.

    Una historia que comienza en 2018 para, a través de la perspectiva de Martín, ir hacia atrás y así conocer qué pasó entre Isaac y Martín durante un verano y conocer qué ha sido de la vida de estos dos personajes.

    Alice Kellen nos muestra en esta novela unos personajes perfectamente perfilados, con sus miedos, sus inseguridades, sus dudas, sus emociones, sus sueños, sus defectos y virtudes; y en el caso de Martín, además, cómo afronta algo para él totalmente inesperado y sorpresivo, a lo que al principio no sabe como enfrentarse. En definitiva, unos personajes de carne y hueso, con los que podríamos cruzarnos en cualquier momento de nuestra vida.

    En La teoría de los archipiélagos, Alice Kellen toca esos temas cotidianos que no nos son ajenos a cualquiera de nosotros, como el amor y su esencia, los sentimientos, la felicidad, su naturaleza y lo fácil que puede ser encontrarla en las pequeñas cosas, el deseo, la enfermedad, la ilusión o el envejecimiento.

    Alice Kellen con este libro nos hace un verdadero regalo, su prosa llena de sensorialidad, el perfecto ritmo narrativo que se amolda al relato para acompañar a los personajes en esta historia tierna y emotiva de un amor que no entiende de lógica, porque el amor, a veces, es complicado e inexplicable. Y además lo acompaña con unas preciosas ilustraciones de Ana Gómez García, que nos hacen todavía más participes de la historia ya que, en cierto modo, nos muestran ese cuaderno en el que Martín iba dibujando durante ese verano. Las cosas importantes de aquel verano."

27 de maig 2024

la teoría de los archipiélagos, 1

 





La teoría de los archipiélagos
de Alice Kellen


por Guergue
en Mew Magazine
25/11/2022


Un amor épico

    La teoría de los archipiélagos es una historia de amor emotiva y épica. De esas que te inundan de nostalgia y de esperanza. Nostalgia por lo que pudo haber sido. Esperanza porque lo que es para ti, siempre encuentra el camino de vuelta, por muchos años que se interpongan en el camino. Alice Kellen desborda sensibilidad de la mano de Martín e Isaac. Dibuja con absoluta maestría el miedo que el amor provoca. Esa incertidumbre que se genera por dentro. La sensación de caer por un terraplén. Esa bocanada de aire fresco que llega para sacarte de tu zona de confort. Una zona de confort que te ahoga, aunque no tengas la capacidad de dejarla atrás.

    Alice Kellen sigue mostrando una inmensa maestría en la descripción. Una capacidad infinita evocando la calma que las tardes de verano provocan. O la tranquilidad de yacer junto a la persona que te ha robado el corazón. De la misma forma que te embarga de una letal confusión provocada por la culpa.

Martín e Isaac, una historia de piel

    Martín, a sus setenta y dos años, decide volver para encontrar lo que en su momento dejó atrás. Busca a Isaac, en quien tanto ha pensado en las últimas décadas Para comprender bien la historia, la narración viaja hasta el verano de 1980, cuando era joven y un redactor e ilustrador de enciclopedias. Dentro de un pequeño pueblo valenciano. Martín viaja hasta allí por trabajo, pero es la oportunidad perfecta para tomarse un respiro de su crisis matrimonial con Candela. Y entre el presente y el pasado, vamos bailando hasta descubrir lo que ocurrió años atrás y lo que el presente es capaz de ofrecer.

Martín cargado de miedos

    Martín teme tanto al presente como al pasado que ha vivido. Y la llegada de Isaac provoca un huracán por el que no está dispuesto a arriesgar lo que tiene, aunque ya no tenga nada. Solo el paso del tiempo, la libertad que sus hijos le muestran o incluso las lecciones de sus nietos, le dan la fortaleza suficiente para perseguir aquello que siempre fue para él.

Isaac sin miedo a nada

    La vida le ha quitado tanto a Isaac que cuando Martín llega a su vida el miedo ha pasado a un tercer plano. Isaac es fuerte y valiente y no tiene tiempo para dejar espacio a las dudas, preguntas o incertidumbres. Acepta el amor tal y como viene y está dispuesto a romper cualquier barrera.

    Hay algo fabuloso en Isaac y es que a pesar del dolor provocado por Martín, continua con su vida para, posteriormente, permanecer a su lado justo en esa etapa de la vida donde lo más sencillo es cerrar la puerta y no volver a abrirla.

La felicidad y el paso del tiempo

    La teoría de los archipiélagos se centra en temas tan universales como el envejecimiento, el amor o la felicidad. Un viaje que nos lleva de la mano por cuatro décadas. Cuatro décadas desde la cuales acompañamos a su protagonista. Lo acompañamos mientras descubre las oportunidades y las sombras del paso del tiempo, por lo que de verdad vale la pena medir una vida. Y lo fundamental del valor de seguir a tu corazón. La auténtica felicidad. Porque siempre es mejor intentarlo que arrepentirse de no haberlo hecho.

    El amor de Alice Kellen dentro de La teoría de los archipiélagos está cargado de complicidad, serenidad y un puñado enorme de sensibilidad. Es una delicia. Su mejor historia."

26 de maig 2024

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Donde todo brilla

Alice Kellen

editorial Planeta, 2023

páginas: 592

SINOPSIS:

    Nicki Aldrich y River Jackson han sido inseparables desde que llegaron al mundo con cuarenta y siete minutos de diferencia. Ella lo hizo envuelta en polvo de hadas. Él como si fuese un meteoro en llamas. El pequeño pueblo costero donde crecieron se convirtió en el escenario de sus paseos en bicicleta, las tardes en la casa del árbol y los primeros amores, secretos y dudas.

    Sin embargo, con el paso de los años, River sueña con escapar de aquel rincón perdido donde todo gira alrededor de la tradicional pesca de la langosta y Nicki anhela encontrar su lugar en el mundo. Pero ¿qué ocurre cuando nada sale como lo habían planeado? ¿Es posible elegir dos caminos distintos y, pese a todo, encontrarse en el final del trayecto?

    Para lograrlo, River y Nicki tendrán que bucear en las profundidades del corazón, rescatar pedazos de lo que fueron y entender aquello que rompieron. Y quizá así, uniendo y encajando cada fragmento, logren descubrir quiénes son ahora y recordar el brillo de las cosas intangibles.

FRAGMENTO:

    "Según la paradoja del cumpleaños, en un grupo de veintitrés personas hay una probabilidad de más del cincuenta por ciento de que al menos dos de ellas cumplan años el mismo día. En un conjunto de sesenta personas, la probabilidad es casi del cien por cien. La gracia de esta verdad matemática es que contradice la intuición común porque la gente tiende a pensar que es mucho más difícil coincidir. 

    Pero ahí estaban ellos. 

    Nicki llevaba en la cabeza una corona de eucalipto y flores silvestres que su madre le había hecho para la ocasión y River aguardaba con impaciencia mientras la abuela Mila encendía las velas. Los dos cumplían siete años. Se inclinaron a la vez, sonrieron mirándose de reojo y pidieron un deseo antes de soplar. 

    «Nicki y River». 

    «River y Nicki». 

    Tan inseparables que aterrizaron en el mundo con tan solo cuarenta y siete minutos de diferencia. Y si a eso le sumamos que eran vecinos, podría decirse que no fue una sorpresa para nadie que se convirtiesen en uña y carne cuando aún usaban pañales. Si esto fuese un cuento, empezaría así:"

25 de maig 2024

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El mapa de los anhelos

Alice Kellen

editorial Planeta, 2022

páginas: 496

SINOPSIS:

    ¿Y si te diesen un mapa para descubrir quién eres?

    ¿Seguirías la ruta marcada hasta el final?

    Imagina que estás destinada a salvar a tu hermana, pero al final ella muere y la razón de tu existencia se desvanece. Eso es lo que le ocurre a Grace Peterson, la chica que siempre se ha sentido invisible, la que nunca ha salido de Nebraska, la que colecciona palabras y ve pasar los días refugiada en la monotonía. Hasta que llega a sus manos el juego de El mapa de los anhelos y, siguiendo las instrucciones, lo primero que debe hacer es encontrar a alguien llamado Will Tucker, del que nunca ha oído hablar y que está a punto de embarcarse con ella en un viaje directo al corazón, lleno de vulnerabilidades y sueños olvidados, anhelos y afectos inesperados. Pero ¿es posible avanzar cuando los secretos comienzan a pesar demasiado? ¿Quién es quién en esta historia?

FRAGMENTO:

    "A veces me tumbo en la cama, cierro los ojos e imagino el comienzo de mi vida. Veo un espermatozoide más rápido que el resto moviéndose con brío hasta llegar a las trompas de Falopio. Se abre paso a coletazos y logra conquistar el óvulo que todos ansían atravesando la membrana plasmática. Y entonces, tras la fecundación, aparezco en escena. Todavía no tengo ojos ni boca ni extremidades, pero existo. Una existencia con un propósito. La mayoría de la gente que conozco se pregunta a menudo por qué ha llegado a este mundo, cuál es su cometido o si su vida tiene una razón de ser. No puedo darles una respuesta, pero mi destino estuvo claro desde el principio, como la hierba que crece para alimentar al ganado o las abejas y su afán por polinizarlo todo. Así que, de pequeña, cada vez que en el colegio me pedían que me presentase poniéndome en pie o que escribiese una redacción sobre mi familia, siempre empezaba diciendo: 

    «Me llamo Grace Peterson y nací para salvar a mi hermana»."

24 de maig 2024

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Tú y yo, invencibles

Alice Kellen

editorial Planeta, 2021

páginas: 408

SINOPSIS:

    Lucas es familiar, impulsivo y transparente.

    Juliette es fuerte, introspectiva y liberal.

    Él vive en Vallecas, trabaja en un taller de coches junto a su mejor amigo y por las tardes tocan en un grupo de música que marcará el curso de sus vidas para siempre.

    Ella ha crecido con su abuela en un barrio acomodado, pero sueña con ser independiente, volar alto y dejar huella en el corazón de alguien.

    Una noche de 1978, en pleno estallido de la movida madrileña, sus caminos se cruzan. Entonces surge la atracción, el deseo, el amor. Un amor radiactivo que lo arrolla todo a su paso mientras los dos se vuelven inseparables en un ambiente desenfrenado lleno de cambios, atrapados entre el éxito y el fracaso, la luz y la oscuridad, el perdón y el orgullo.

    Pero Lucas es imperfecto.

    Y Juliette guarda secretos.

    ¿Es eterna la pasión? ¿Se pueden olvidar la mentira y la traición sin que queden esquirlas?

FRAGMENTO:

    "Dejé de confiar en los hombres cuando tenía nueve años. Mi padre me prometió que iría a recogerme el fin de semana para que pasase con él unos días en Francia. Pero no apareció. Mi madre, a la que ya había empezado a llamar Susana, me dijo que había tenido problemas en el trabajo. Yo sabía que eso era mentira porque rara vez trabajaba; era el típico hombre que siempre estaba metido en nuevos negocios que fracasaban casi antes de empezar. ¿Conoces a esas personas que gozan más de la idea de tener algo que de disfrutarlo cuando finalmente lo consiguen? Pues ese era mi padre; como su familia era rica, podía permitirse ser idiota. Meses más tarde, cuando llegó la Navidad y ya tenía la maleta preparada para pasar esos días en Francia, llamó y anuló el viaje. No recuerdo qué excusa puso en esa ocasión, pero sí que jamás volví a esperar nada de él.

    «Puedes joderme una vez, pero no voy a dejar que me jodas una segunda». Me grabé esa regla a fuego en mi manual de supervivencia.

    Hasta que conocí a Lucas, tenía las ideas claras."

23 de maig 2024

alice kellen, obra 4

 



Las alas de Sophie

Alice Kellen

editorial Planeta, 2020

páginas: 400

SINOPSIS:

    Cuando Sophie se enamoró de Simon, supo que juntos tejerían una inolvidable historia llena de vivencias y canciones, pero todo acabó una noche de enero y sus sueños se quedaron congelados en aquel invierno eterno, el más largo y frío que nunca pudo imaginar. Hasta que el hielo empieza a derretirse para que Ámsterdam se vista de primavera. Entonces, Sophie descubre que Koen estará a su lado cuando decida alzar el vuelo, que su familia y amigos son su brújula, que ganar requiere de ingenio y que el corazón sigue sus propias reglas.

FRAGMENTO:

    "Somos los últimos clientes que quedan en el restaurante. Simon tiene los ojos vidriosos por culpa de la botella vacía de vino que está a su derecha y yo aún saboreo el regusto dulce en los labios. Su pierna roza la mía por debajo del mantel de cuadros. Me estremezco con cierto regocijo, porque me gusta que después de nueve años juntos aún siga despertándome un delicioso cosquilleo. Él sonríe sin dejar de mirarme.

—Deberíamos irnos ya.

—Sí, antes de que nos echen.

—Aunque me siento tan llena que no sé si voy a conseguir levantarme de la silla. Quizá tengas que ayudarme, Simon. Y puede que ni por esas. ¿Tienes el número de los bomberos a mano? Será lo más rápido.

Se echa a reír y levanta el brazo para pedir la cuenta. Nos atienden enseguida, deseosos de que nos larguemos. Cuando salimos todavía me siento como si estuviese flotando en una nube y no quiero bajar; estoy bien aquí arriba, soñando despierta y mecida por el vino y la lasaña que he pedido para cenar.

—Te brillan los ojos —dice Simon.

—A ti también —contesto riendo."

22 de maig 2024

alice kellen, obra 3

 



Nosotros en la luna

Alice Kellen

editorial Planeta, 2020

páginas: 480

SINOPSIS:

    Cuando Rhys y Ginger se conocen en las calles de la ciudad de la luz, no imaginan que sus vidas se unirán para siempre, a pesar de la distancia y de que no puedan ser más diferentes. Ella vive en Londres y a veces se siente tan perdida que se ha olvidado hasta de sus propios sueños. Él es incapaz de quedarse quieto en ningún lugar y cree saber quién es. Y cada noche su amistad crece entre emails llenos de confidencias, dudas e inquietudes. Pero ¿qué ocurre cuando el paso del tiempo pone a prueba su relación? ¿Es posible colgarse de la luna junto a otra persona sin poner en riesgo el corazón?

Una historia sobre el amor, el destino y la búsqueda de uno mismo.

FRAGMENTO:

    “Es imposible saber cuándo conocerás a esa persona que pondrá de golpe tu mundo del revés. Sencillamente, sucede. Es un pestañeo. Una pompa de jabón estallando. Una cerilla prendiendo. A lo largo de nuestra vida nos cruzamos con miles de personas; en el supermercado, en el autobús, en una cafetería o en plena calle. Y quizá esa que está destinada a sacudirte se pare junto a ti delante de un paso de cebra o se lleve la última caja de cereales del estante superior mientras estás haciendo la compra. Puede que nunca la conozcas ni os dirijáis la palabra. O puede que sí. Puede que os miréis, que tropecéis, que conectéis. Es así de imprevisible; supongo que ahí está la magia. Y, en mi caso, ocurrió una noche gélida de invierno, en París, cuando intentaba comprar un billete de metro.”

21 de maig 2024

alice kellen, obra 2

 



El chico que dibujaba constelaciones

Alice Kellen


editorial Planeta, 2018

páginas: 304

SINOPSIS:

    Esta es una historia de amor, de sueños y de vida. La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo.

FRAGMENTO:

    “Recuerdo como si fuese ayer la primera vez que te vi. 
    Tuve la sensación de que un hilo invisible me obligaba a mantener los ojos sobre ti. Inquieta, caminé más rápido mientras abrazaba la bolsa de ganchillo donde llevaba una barra de pan aún caliente. Respiré hondo cuando te dejé atrás, todavía con el pulso acelerado. No supe qué fue lo que despertó aquello. Evidentemente, tú, claro. Pero me dije que tenía que deberse a algo más, como la despreocupación de tu postura, recostado como estabas sobre la fachada de un edificio. O por tu cabello rebelde y oscuro, cuando acostumbraba a ver a mis hermanos siempre con el pelo perfectamente engominado y la raya al lado. O por tu manera de sujetar el cigarrillo y mirarme con descaro. 
    Y tu voz. Sí, esa que escuché después detrás de mí.”

20 de maig 2024

alice kellen, obra 1

 



Llévame a cualquier lugar

Alice Kellen

Primera obra de la autora

autoeditada en Amazon,  2013

editorial Plataforma, 2014

páginas: 362

SINOPSIS:

Léane, francesa, y Blake, inglés, no son dos piezas de un puzle destinadas a encajar. En realidad, ni siquiera se soportan cuando el concurso de periodismo de la universidad los sitúa en el mismo punto de partida. Él valora sus sueños por encima de todo y no dejará que nada se interponga en el camino hacia la meta, ni siquiera el seductor acento de Léane. Ella necesita el dinero del premio y utilizará todos sus encantos para convertirse en ganadora. Ambos están dispuestos a todo, incluso a ignorar el magnetismo que poco a poco surge entre sus artimañas y discusiones. Pero, cuando el calor de la atracción entre en su punto álgido, el frío de la realidad les demostrará que a veces los caminos más largos deben realizarse con alguien que te lleve de la mano.

19 de maig 2024

cinefòrum juny 2024

    Per cloure la temporada del Cinefòrum, veurem la pel·lícula “Erin Brockovich” del director Steven Soderbergh i protagonitzada per la Julia Roberts.

    La pel·lícula és una dramatització basada en la història verídica d'Erin Brockovich-Ellis, una activista ambiental que va aconseguir una important victòria judicial contra la Pacific Gas and Electric Company, companyia fundada el 1905. 

    Va ser estrenada el 17 de març del 2000 als Estats Units.

    Com a anècdota, podem revelar que la veritable Erin Brokovich ve fer un cameo representant una cambrera anomenada Julia, nom de l'actriu que la interpreta a la pel·lícula.

    Erin Brockovich és una pel·lícula que mostra, d'una banda, els efectes de la contaminació de l'aigua i del sòl i de l'altra el dret a la salut, al treball i al judici just davant dels abusos de les grans corporacions.

    La ponència i moderació de la sessió anirà a càrrec de la Dra. Eva Castells Caballé, doctora en biologia i màster en ecologia. Especialista en ecologia química, metabolòmica i toxicologia. Coordinadora de la Unitat de toxicologia i professora del Departament de Farmacologia, Terapèutica i Toxicologia de la Universitat Autònoma de Barcelona. Investigadora del CREAF (Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals).

    El Cinefòrum de Vespres Literaris tindrà lloc el divendres 31 de maig de 2024, de 18 a 21h a l’espai Feixa Baixa, aula educativa  a l'exterior del Museu i Poblat Ibèric de Ca n'Oliver - Museu d'Història de Cerdanyola (Carrer Valencia, 19).

Us hi esperem!!!!!


18 de maig 2024

poesia a les caves 2024

 



    Ahir un grup de Vespres Literaris vam assistir a una nova edició del festival “Poesia a les Caves” que dirigeix el poeta i amic Santi Borrell.


    L'acte, que tancava l'edició d'aquest any, es va desenvolupar a les caves Gramona.

    



Va obrir el recital (en el què es van anar alternant les tres veus poètiques) la poeta vilanovina Raquel Casas Agustí. Llicenciada en Filologia Hispànica i Doctorada en Literatura Espanyola, és professora de llengua i literatura. Ha publicat els llibres de poemes Astrolabi (2006), Les randes del Paradís (2007), La dona bilingüe (2008), Vessar el càntir (2019), Estimar Nick Kamen (2020), Contracció (2023) i el volum de contes Balcons que escupen mitges (2018).








PONIS

Vine a buscar-me a l’estació del tren.
Vine ara que tothom dorm
i el desig em penetra les cames.
Tinc els peus paralitzats
i pertot arreu s’escapen, brunzint,
paraules en una llengua estrangera.

Vine. Llançaré als teus peus
tots els versos com petits cadàvers.
Jugarem a palet. Inventarem ponis.
Mirarem la nit i els matins.
I escoltarem com la llum del dia
ens talla els somnis.

Vine. Les pestanyes només triguen
dos mesos a créixer.

Raquel Casas






Lídia Gàzquez Olivares (Sant Pere de Ribes), la segona veu de la nit, és llicenciada en Ciències de la Comunicació i professora de Llengua i Literatura. Té una àmplia trajectòria com a periodista, treballant a Canal Blau, com a guionista a La Xarxa Tendències (Xarxa de Televisions Locals) i col·laborat a mitjans com el Què Fem de La Vanguardia, la revista Castells o Catalunya Ràdio.

    Ha guanyat diversos certamens literaris: al 2020, el 1r Premi del 27è concurs de Cartes d'amor de l'Ajuntament de Calafell; al 2022, el II Premi de Narrativa curta Antoni Sella dels Museus de Sitges i al 2023 el XV Premi Elsa Garcia de Narrativa Curta de l’Ajuntament del Papiol i el XXXVIII Premi Bernat Vidal i Tomàs de Poesia Vila de Santanyí 2023, aquest darrer pel seu primer llibre de poesia: L ‘animal perfecte




El primer poema d’amor

El primer poema d’amor
serà clar i serà sincer
com els ulls d’una criatura.
El primer poema dirà
que cap nit no dormíem,
que els trens passaven de llarg
i que totes les cançons
parlaven de nosaltres.
Els versos seran com sospirs,
les paraules volaran i
algunes lletres se’m tatuaran
al braç i hi deixaran petites erosions.
Les altres acabaran
enganxades als fils elèctrics
com uns ocells qualsevol.
Llegir el primer poema
serà com mirar dins d’un cos
calent, un cos furgant, remenat,
esqueixat i triturat pel desig.
Llegir-lo com si masteguessis
granets de sorra.
El primer és sempre potent, directe,
carnós, amarg, cec, moll, caníbal,
desbocat, rabiüt, èpic, profund
com una punyalada.
Un animal perfecte.

Lídia Gàzquez





La Raquel i la Lídia són les creadores, de geMMinades (@geMMinades), un projecte audiovisual de videopoesia i videopòdcast de “literatura de proximitat”. En el seu primer capítol van entrevistar a l’Anton Ferret, la tercera veu de la nit.











    Anton Ferret Baig (Vilafranca del Penedès) és llicenciat en Filologia Catalana i Comunicació Audiovisual i treballa a la Secretaria de Política Lingüística del Departament de Cultura.

    Perdent la por és el seu primer llibre de poemes, però ha publicat alguns poemes a la revista literària #Branca i fa experiments de literatura digital a salnitre.com

    Col·labora regularment a L'Eco de Sitges i L'Eco de Ribes.

La por, tothom la vol tenir ben lluny


La por, tothom la vol tenir ben lluny
pro tu has dut un altre llit a casa.
Hi ve un fuster que restaura la vasa
d’un finestró i un ajudant que el bruny.
Tot ha d’estar llest entrat el juny
o potser abans si és que vols fer cas a
l’expert doctor que amb la mà el ventre rasa.
«Ara ja té, diu, la mida d’un puny».
El cos ho fa ben clar i ben evident:
ja fa molt temps que creix i se’t trasmuda,
pro tu ja saps que és així com t’ajuda
a estar a punt quan arribi el moment
de donar a llum, temuda benvinguda.
La por del part és l’única volguda.

Anton Ferret









14 de maig 2024

alice kellen, i 3

 



Alice Kellen: 
"¿Por qué tiene más valor escribir la historia de un asesino que una de amor?"

Escribe novela romántica, un género que reivindica porque escribir de los afectos, aclara, es complicado. También defiende el oficio de escribir, porque muchas veces le han dicho que por qué no buscaba un trabajo más serio.

per Ángeles Caballero
El Confidencial
23/04/2022

    "Prefiere no decir su nombre real porque, al fin y al cabo, "ya todo el mundo me llama Alice". La mujer de las fotos nació en Valencia hace 32 años, tiene dos hijos y dos gatos y, desde hace unos años, es Alice Kellen para sus lectores. Escribe novela romántica, un género que reivindica porque escribir de los afectos, aclara, es complicado. "Me pregunto por qué valoramos más contar la historia de un asesino y por qué parece que todo lo que está unido a los sentimientos siempre se ve como una debilidad, o es algo de lo que hay que avergonzarse", dice.

    También defiende el oficio de escribir, porque muchas veces le han dicho que por qué no buscaba un trabajo más serio. "Cuando era pequeña, me molestaba muchísimo que me preguntaran qué iba a ser de mayor. ¡Pero qué iba a saber yo con 12 o 13 años! ¿Tenía que decidir en ese momento qué iba a hacer el resto de mi existencia? ¡Menuda losa! Y encima la gente no espera que le contestes que quieres pintar jarrones, escribir o bailar… Quiere que le digas que vas a ser maestra, doctora o algo que sea consistente para ellos", aclara.

    Después de 15 libros, más de un millón de lectores y colas de hasta cuatro kilómetros en la última Feria del Libro de Madrid para conseguir su firma, no parece sentirse muy cómoda cuando se menciona la palabra "éxito". Por pudor más que por otra cosa, y porque a veces siente que eso no le está pasando a ella. "Mi agente siempre dice que no reacciono cuando me da alguna noticia. La última vez que negociamos mi contrato y mencionó los detalles pensé: ¿de verdad esto interesa tanto? Pero estas cosas enseguida se me pasan. Me pongo un moño, saco la sartén, la pongo al fuego y listo", bromea.

    En algún momento de la conversación había que hablar del porqué de ese nombre. "Alice me lo puse por Alice in wonderland y Kellen es por Marian Keyes, que como en español se lee "Keyes", pensé que Kellen se le parece y no fui mucho más allá", bromea.

PREGUNTA. Ya que no quiere que digamos su verdadero nombre, cuéntenos algo de usted.

RESPUESTA. Supongo que todo el mundo dirá lo mismo, pero soy una persona muy normal, no he asesinado a nadie todavía ni he hecho nada muy estrafalario.

P. ¿Ni siquiera una comisión millonaria por una llamada?

R. (Sonríe) Qué va, ni siquiera un sobre con algo en B. Me dedico a escribir a tiempo completo desde hace unos años, pero es algo que me gusta desde siempre. De pequeña, tenía mi diario y luego escribí mucho en foros o para amigas. Empecé mil novelas, pero no remataba ninguna porque soy muy poco constante. Soy de esas que empieza 100 cosas a la vez y deja 99 por el camino, pero llegó un momento, cosa extraña, en el que acabé una. No sabía muy bien qué hacer con ella y la subí a Amazon, que entonces acababa de llegar a España y casi nadie lo conocía. Lo hice un poco a lo loco, por ver qué pasaba.

Entonces era una ventaja el hecho de que la empresa fuera bastante desconocida, porque ahora tienes ahí tantas novelas que es casi imposible llamar la atención. Pero, como entonces éramos pocos, a los dos meses me contactó una editorial. Ese fue, digamos, mi comienzo como escritora. Hasta entonces, lo hacía compaginándolo con otro trabajo porque sabía que vivir de esto es complicado.

P. ¿Qué edad tenía cuando sucedió aquello?

R. Sé que era verano, no sé si tenía 22 años o estaba punto de cumplir los 23. También ese momento era muy diferente en lo que se refiere al mundo editorial. Hace 10 años era casi impensable que cogieran un manuscrito así porque sí de alguien a esa edad. Encima siendo una autora nacional, es que ni lo contemplaba como una posibilidad.

P. ¿Qué había hecho antes de subir esa novela a Amazon?

R. Empecé Filología Hispánica y la dejé, como era de esperar. Me metí ahí porque me gustaba leer y escribir y pensé que era lo que más se aproximaba, pero lo que me encontré fue diferente a la idea que yo tenía en la cabeza. Y, además, en el fondo yo lo que habría querido es hacer Historia del Arte, pero no me dio la nota porque no era una estudiante muy ejemplar.

Al dejar la universidad, monté con mi pareja una empresa de marketing porque, cuando mencionabas la palabra escritor, siempre había alguien encargado de aterrizarte. Te decían que hicieras algo serio, vamos, así que me hice autónoma. Imagina.

P. ¿Se pueden escribir novelas y ser inconstante?

R. Es que escribir es la única constante en mi vida. Mi madre dice que desde que empecé con un diario a los ocho o nueve años es lo único en lo que me he mantenido firme. Pero, en el resto, soy un desastre. Ahora mismo tengo comprado un curso de flores prensadas, de nutrición, de cerámica… Me interesan cosas de manera muy intensa, pero se me olvidan con la misma intensidad.

P. ¿Cómo era esa primera novela que le publicaron?

R. Ese primer libro ya iba firmado como Alice Kellen y era totalmente amateur. Se llamaba Llévame a cualquier lugar y era una comedia romántica. Al principio mi estilo tenía mucho humor, pero luego me pasé al drama. Siempre dentro de lo romántico, que es un género que no descubrí hasta que cumplí los 20.

Llegó entonces a mis manos una novela de este tipo, y no sé si te ha pasado alguna vez, pero empecé a leer libros de ese género y se me olvidaba hasta de que era la hora de comer. Me evadía de la realidad y me iba a vivir a esas historias, como si todo lo demás hubiera desaparecido. Me dije a mí misma: 'Yo quiero escribir esto y que al hacerlo me sienta así'. Me enganché.

P. ¿Qué autores o autoras le provocaron ese enganche?

R. Lisa Kleypas, Susan Elizabeth Philips, Marian Keyes, Helen Fielding, la que escribió El diario de Bridget Jones… Ahora las cosas se ven distintas, pero en esa época ese libro fue rompedor, porque mostraba a una protagonista treintañera con sus problemas sociales y laborales, sus inseguridades.

P. Si algunos le decían que escribir no es un trabajo de verdad, ¿cómo reaccionaron cuando escogió el género romántico?

R. De todo. Me decían: "Bueno, cuando escribas un libro de verdad…", como si los míos fueran de cartón o estuvieran en blanco. Creo que al final esto es una cuestión educativa, prejuicios que creo que no tienen las nuevas generaciones.

Al principio, había gente que me trataba como si estuviera aburrida y entonces por eso me daba por contar historias de amor, porque lo serio debía ser contar asesinatos, supongo. Me pregunto por qué valoramos más contar la historia de un asesino y por qué parece que todo lo que está unido a los sentimientos siempre se ve como una debilidad, o es algo de lo que hay que avergonzarse. ¡No es tan fácil escribir de todo lo que rodea a los afectos! Seguimos escribiendo sobre el amor porque no hay una fórmula que nos haga triunfar, y es muy difícil que funcione.

P. Y nos hemos enamorado muchas más veces de las hemos cometido asesinatos, supongo…

R. Exacto.

P. ¿Cuándo se da cuenta de que hay que escoger entre ser empresaria y ser escritora?

R. En el momento en el que veo que no puedo cumplir con ninguna de las dos cosas. Ahora, que escribo a tiempo completo, me gusta mucho que sea un trabajo bastante invisible y solitario, aunque se parece poco a esa idea bucólica que tienen algunos de que una escritora se levanta, se toma un café, teclea un ratito y ya está. No funciona así. Hay mucha promoción, mucha prensa, mucho viaje en el que, por más que se empeñen en recomendarte sitios, no conoces las ciudades a las que vas porque no tienes tiempo ni de salir del hotel. Para mí, lo mejor de escribir es eso, escribir, porque me ha costado mucho acostumbrarme a todo lo que le rodea.

P. ¿Está en ese punto de su vida en el que la reconocen por la calle?

R. Tengo un centro comercial cerca de casa y a veces me ha pasado. Lo paso bastante mal, porque no sabes muy bien qué decir. Pero tengo la suerte de vivir en el campo. Abro la puerta y es todo monte. Pero imagino que vivir en una ciudad hace difícil que pases desapercibido, porque te cruzas con un montón de gente.

P. No le voy a preguntar, como hace David Broncano en el programa La resistencia, cuánto dinero tiene en el banco, pero ¿sabe cuántos libros lleva vendidos?

R. No lo sé… La última vez que la editorial hizo una faja para uno de los libros ponía que tengo más de un millón de lectores, pero no llevo la cuenta. Nunca me he parado a pensarlo, la verdad.

P. ¿Qué siente al pensar en ese más de un millón de lectores?

R. Sinceramente, es que creo que vivo un poco anestesiada, y no termino de ser muy consciente de estas cosas. Cuando vuelvo de una feria, con colas kilométricas para las firmas, se me olvida rápidamente. Es como si eso le hubiera pasado a otra persona que no soy yo. Tendrá un nombre esto que me pasa seguro, porque es como si me separara por capas. Si hasta a veces miro a mis hijos y pienso: '¿Pero yo tengo a estos dos?' (risas). Mi agente siempre dice que no reacciono cuando me cuenta noticias. Cuando me habló de los detalles de mi último contrato pensé: '¿Pero de verdad esto interesa tanto?'. Pero enseguida se me pasa, me pongo un moño, saco la sartén, la pongo al fuego y listo.

P. En la última edición de la Feria del Libro de Madrid, le esperaba una cola de cuatro kilómetros para las firmas…

R. Tengo que decir que el público que va a las ferias es muy distinto del que luego te lee. Cuando hago entrevistas, acabo firmando libros para madres de periodistas que tienen 70 años, para novias de treinta y pico y para hijas de 14. Pero, en las ferias, los jóvenes se movilizan más porque son más fans y tienen más ilusión por conocerte, porque les gusta lo que haces. Mi madre, por muy fan que sea, no se va a hacer una cola de seis horas.

P. ¿Alguna vez ha hecho cola usted por alguien para que le firme un libro?

R. Esto suena horrible, pero nunca lo he hecho. Aunque tengo una balda con los libros que yo considero sagrados, procuro dejar en la intimidad todo lo que tenga que ver con admirar a alguien.

P. ¿Quién está en esa balda?

R. Maggie O’Farrell, por ejemplo. Me encanta. Y hay novelas que me gustan mucho, como Yo antes de ti (escrita por Jojo Moyes), One day (de David Nichols)… Y tengo uno que me encanta, pero también es el que más me ha hecho sufrir, La luz entre los océanos (de M. L. Stedman). Sobre todo desde que soy madre."