por Juan Luis Sánchez
“Tras mezclar realidad y ficción
en su trabajo inmediatamente interior, Juan
José Millás vuelve a sus orígenes, con una obra que exagera su surrealismo
habitual. Llega a resultar curioso que aunque cuente una historia imposible,
ofrezca tantos detalles plausibles que se acepta por completo la trama.
Llena de hallazgos ingeniosos, y
de los habituales juegos literarios y de palabras del autor, lo que más llama
la atención de la novela es que está narrada en tercera persona, pero da a
conocer muchos detalles a través de una entrevista imaginaria que se desarrolla
en la cabeza del protagonista, con un locutor televisivo que le pregunta por
los aspectos más íntimos de su vida.
Aborda la fascinación humana por
indagar en la vida de los demás, a veces por puro morbo, pero también para
poder comparar los éxitos y miserias de las otras personas con la de uno mismo.
El ficticio programa televisivo inventado por Damián puede también
interpretarse como una crítica a la telebasura generada por este afán de
conocer detalles sórdidos de la gente.
Además, Millás recupera el tema que más se ha repetido en su ya extensa
bibliografía, la soledad, vista en títulos como "La soledad era esto", pues aquí el personaje central
parece tener únicamente una relación insuficiente con un padre y una hermana,
pero anda necesitado de comunicación con los demás, de una vida parecida a las
personas que espía.
Quizás no vaya a ser recordada
como una de las grandes obras del literato, pero no decepciona ni mucho menos,
y como suele suceder en sus trabajos, bajo su aparente sencillez da mucho que
pensar.”
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