5 de març 2021

desde la sombra, 5

 



“Por las noches, tumbado cuan largo era en el armario empotrado, atento a cualquier ruido procedente del exterior, pensaba que Sergio O’Kane, que aún se le aparecía implorándole que lo devolviera a la existencia, no había sido sino un peldaño en su ascenso hacia esta popularidad real que ahora debía administrar con recursos también reales. Lo curioso era que tales recursos se multiplicaban en la medida en la que se convertía en un fantasma verdadero, pues lo cierto era que con el paso de los días se desmaterializaba, o eso le parecía a él.

Contaba, desde luego, con su cuerpo para ir de un lado a otro de la casa, un cuerpo que seguía ocultando para no ser visto por ningún miembro de la familia, pero al mismo tiempo sus necesidades físicas disminuían de forma progresiva. Comía poco, algunos días prácticamente nada, aunque cogió gran afición al agua, con la que se identificaba por su transparencia, su capacidad de evaporación y su facilidad para cambiar de forma.

Desde la nueva condición, tan alejada de lo terrenal, evocaba a veces su existencia pasada y le parecía asombroso haber permanecido atrapado durante tanto tiempo en la libertad ficticia del mundo exterior. Paradójicamente, ahora que pasaba tantas horas dentro del armario se sentía libre. En esa forma de libertad nueva, el pensamiento fluía casi de un modo involuntario, como si fuera un jugo más de los segregados por su organismo. Y el universo tenía las calidades del cristal, todo era transparente para él, que venía sin embargo de un mundo opaco en el que a menudo había dudado de su inteligencia.”

 

Desde la sombra

Juan José Millás

Seix Barral, 2016

Pág. 111-112


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