6 de juny 2014

el disbarat de la guerra, 3

Extraña devoción!
Francisco de Goya
"Desastres de la guerra", estampa 66
En la Ilustración los principios de jerarquía, disciplina y autoridad dogmática son sustituidos por los de igualdad, independencia intelectual y libre crítica.  Deísmo contra dogmatismo cristiano,  filantropía contra caridad cristiana, tolerancia contra intolerancia ideológica, derecho natural contra derecho divino.

La singularidad de la Ilustración española se percibe meridianamente en la vertiente religiosa: los ilustrados españoles se mantuvieron fieles, en general, a la ortodoxia.  El ateísmo y el materialismo no arraigaron entre los ilustrados, a pesar de sus  críticas a supersticiones y  costumbres ancestrales.

De otra parte, la vivencia religiosa de los ilustrados chocó frontalmente con la religiosidad popular heredada del Barroco. Frente a las múltiples advocaciones patronales de vírgenes y santos, grandes ceremonias y sentimentalismo a flor de piel, los ilustrados propugnan un culto con Cristo como centro, una religiosidad interior y tolerancia hacia otros credos religiosos.

La fe no rebasaría el espacio privado del individuo y la ley natural se convertiría en auténtica norma de conducta para cualquier persona, con independencia de su religión. Lo que verdaderamente importaba era la persona virtuosa.

Donde coincidían todos los ilustrados españoles era en el deseo de reforma profunda de la Iglesia institucional; reforma encaminada a una clara intervención del poder real o civil y la limitación del poder temporal de la jerarquía eclesiástica. Pero las ideas ilustradas no pasaron de ser, en España, patrimonio de una minoría, ya que su difusión se vio limitada por el alto analfabetismo y la fuerza de los enemigos de la Ilustración, que  procuraron evitar su propagación por miedo a ver limitada su influencia. La censura y la Inquisición se ocuparon de impedir su difusión, favoreciendo a los defensores del pensamiento tradicional.

El origen de la estampas 6  sería, según Nigel Glendinning , la composición de Samaniego titulada “El asno cargado de reliquias”

"De reliquias cargado
un asno recibía adoraciones,
como si a él se hubiesen consagrado,
reverencias, inciensos y oraciones.
En vano lo grave y lo severo
que se manifestaba
hubo quien conoció que se engañaba,
y le dijo: yo infiero
de vuestra vanidad vuestra locura;
el reverente culto que procura
tributar cada cual este momento.
No es dirigido a vos, señor Jumento,
que sólo va en honor, aunque lo sientas,
de la sagrada carga que sustentas.
Cuando un hombre sin mérito estuviere
en elevedo empleo, o gran riqueza,
y se ensorbeciere,
porque todos le bajan la cabeza;
para que su locura no prosiga,
tema encontrar tal vez con quien le diga:
Señor Jumento, no se engría tanto:
que si besan la peana es por el santo".

Otra posible fuente, para Roberto Alacá Flecha,  podría ser el emblema de Alciato (moralista, jurista, y humanista italiano 1492-1550), número VII, titulado “Non tibi”, y cuya traducción es:

No a vos sino a la religión
Como un asnillo que a la Ceres Santa
Con tardo paso en procesión llevaba
viese por toda parte gente tanta
que a cada paso en par de él se humillaba,
en tal soberbia entre sí se levanta
que a sí se dio el honor que a ella se daba,
hasta que el palo y voz dijeron junto:
No sois vos Dios, mas lleváis su trasunto.



Esta no lo es menos
Francisco de Goya
"Desastres de la guerra", estampa 67

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