Extraña devoción! Francisco de Goya "Desastres de la guerra", estampa 66 |
En la Ilustración los principios
de jerarquía, disciplina y autoridad dogmática son sustituidos por los de
igualdad, independencia intelectual y libre crítica. Deísmo contra dogmatismo
cristiano, filantropía contra caridad cristiana, tolerancia contra intolerancia
ideológica, derecho natural contra derecho divino.
La singularidad de la
Ilustración española se percibe meridianamente en la vertiente religiosa: los
ilustrados españoles se mantuvieron fieles, en general, a la ortodoxia. El
ateísmo y el materialismo no arraigaron entre los ilustrados, a pesar de sus críticas a supersticiones y costumbres ancestrales.
De otra parte, la vivencia religiosa
de los ilustrados chocó frontalmente con la religiosidad popular heredada del
Barroco. Frente a las múltiples advocaciones patronales de vírgenes y santos,
grandes ceremonias y sentimentalismo a flor de piel, los ilustrados propugnan
un culto con Cristo como centro, una religiosidad interior y tolerancia hacia otros
credos religiosos.
La fe no rebasaría el espacio
privado del individuo y la ley natural se convertiría en auténtica norma de
conducta para cualquier persona, con independencia de su religión. Lo que
verdaderamente importaba era la persona virtuosa.
Donde coincidían todos los
ilustrados españoles era en el deseo de reforma profunda de la Iglesia institucional;
reforma encaminada a una clara intervención del poder real o civil y la
limitación del poder temporal de la jerarquía eclesiástica. Pero las ideas
ilustradas no pasaron de ser, en España, patrimonio de una minoría, ya que su
difusión se vio limitada por el alto analfabetismo y la fuerza de los enemigos
de la Ilustración, que procuraron evitar
su propagación por miedo a ver limitada su influencia. La censura y la
Inquisición se ocuparon de impedir su difusión, favoreciendo a los defensores
del pensamiento tradicional.
El origen de la estampas 6 sería, según Nigel Glendinning , la composición
de Samaniego titulada “El asno cargado de reliquias”
"De reliquias cargado
un asno recibía adoraciones,
como si a él se hubiesen consagrado,
reverencias, inciensos y oraciones.
En vano lo grave y lo severo
que se manifestaba
hubo quien conoció que se engañaba,
y le dijo: yo infiero
de vuestra vanidad vuestra locura;
el reverente culto que procura
tributar cada cual este momento.
No es dirigido a vos, señor Jumento,
que sólo va en honor, aunque lo sientas,
de la sagrada carga que sustentas.
Cuando un hombre sin mérito estuviere
en elevedo empleo, o gran riqueza,
y se ensorbeciere,
porque todos le bajan la cabeza;
para que su locura no prosiga,
tema encontrar tal vez con quien le diga:
Señor Jumento, no se engría tanto:
que si besan la peana es por el santo".
Otra posible fuente, para
Roberto Alacá Flecha, podría ser el
emblema de Alciato (moralista, jurista, y humanista italiano 1492-1550), número
VII, titulado “Non tibi”, y cuya traducción es:
No a vos sino a la religión
Como un asnillo que a la Ceres Santa
Con tardo paso en procesión llevaba
viese por toda parte gente tanta
que a cada paso en par de él se humillaba,
en tal soberbia entre sí se levanta
que a sí se dio el honor que a ella se daba,
hasta que el palo y voz dijeron junto:
No sois vos Dios, mas lleváis su trasunto.
Esta no lo es menos Francisco de Goya "Desastres de la guerra", estampa 67 |
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