Se celebran
los 50 años de “El viejo y el mar”, de Hemingway
por Mauricio Vicent
El País
02/09/2002
“Hace cincuenta años se publicó por primera vez en la revista Life y en una sola entrega El viejo y el mar. Las 27.000 palabras de la genial novela de Ernest Hemingway se convirtieron enseguida en una de las obras cumbre del siglo XX y le valieron al escritor norteamericano un premio Pulitzer en 1953 y la concesión del Nobel un año después. El viejo y el mar inmortalizó los mares de Cuba y a los pescadores del poblado habanero de Cojimar.
“Era un viejo
que pescaba solo en un bote en la corriente del golfo y hacía ochenta y cuatro
días que no cogía un pez...”. Se ha dicho que el personaje de Hemingway
-Santiago- está inspirado en Gregorio
Fuentes, el legendario patrón del yate Pilar con quien el escritor salía a
pescar. Sin embargo, según parece, el verdadero modelo fue un viejo pescador de
Cojimar llamado Anselmo, aunque
también pueden haber aportado elementos Cachimba,
El Sordo, Cheo López y Quintín,
otros hombres de mar que alternaron con el escritor en el restaurante La
Terraza.
En 1995, Gregorio Fuentes -que falleció hace
algunos meses a la edad de 104 años- decía que la idea de El viejo y el mar le vino a Hemingway
un día de pesca en el que se encontraron en aguas profundas con un pescador y
un niño navegando en un bote de remos. Lo más probable, sin embargo, es que el
episodio que inspiró la novela se basara en un hecho real. El propio Hemingway
contó en una crónica periodística de 1936 -dos años antes de que contratase a
Gregorio-: “En otro tiempo, un viejo que pescaba solo en un bote frente a
Cabañas enganchó en el anzuelo un gran pez que arrastró la embarcación mar
afuera. Dos días después el viejo fue recogido por unos pescadores a setenta
millas hacia el Este: la cabeza y la parte superior del pez estaban amarradas
al bote. Lo que los tiburones habían dejado de él pesaba ochocientas libras”. Hemingway añadía unas líneas después: “El
viejo luchó solo contra ellos en la Corriente del Golfo, en una frágil
embarcación, apaleándolos, apuñalándolos, golpeándolos con un remo hasta que
quedó exhausto; entonces los tiburones comieron cuanto quisieron. Estaba
llorando en el bote cuando lo recogieron los pescadores, casi enloquecido por
su pérdida. Dos tiburones aún describían círculos en torno al bote”.
Life pagó a Hemingway un dólar y diez centavos por cada palabra del manuscrito,
30.000 dólares en total. La publicación, el 1 de septiembre de 1952, fue todo
un suceso; en sólo 48 horas la revista vendió más de cinco millones de
ejemplares. El 8 de septiembre, Scribner
puso a la venta la novela y ese mismo día decidió hacer una segunda edición.
Un tiempo
después, recuerda Ciro Bianchi,
autor de Tras los pasos de Hemingway
en La Habana, la revista cubana Bohemia ofreció a Hemingway 5.000 dólares por la publicación del libro en castellano.
Él aceptó, pero puso dos condiciones: que la traducción debía hacerla Lino Novas Calvo y que el dinero que le
ofrecían fuese empleado en comprar televisores y efectos eléctricos para los
enfermos del leprosorio del Rincón, a las afueras de La Habana.”
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