“Ni la peor nevada en décadas ni la tercera ola de la pandemia. Decenas de personas han desafiado la nieve y el virus en la Puerta del Sol de Madrid bailando al ritmo del A quién le importa de Alaska.”
El Independiente
09/01/2021
“Si unos extraterrestres hubieran aterrizado en la Tierra hace tres millones de años, les habrían asombrado las abejas melíferas, los termes constructores de termiteros y las hormigas cortadoras de hojas, cuyas colonias eran en aquella época los superorganismos supremos del mundo de los insectos y, por un amplio margen, los sistemas sociales más complejos y más exitosos del planeta desde punto de vista ecológico.
Los visitantes habrían estudiado asimismo a los australopitecus afrícanos, unas raras especies de primates bípedos con un cerebro de tamaño del de los simios. No había mucho potencial aquí o en cualesquiera otros de los animales vertebrados, habrían supuesto los visitantes. Después de todo, animales de ese tamaño habían caminado sobre la Tierra durante los últimos 300 millones de años, y no había ocurrido prácticamente nada. Los insectos eusocíales parecían lo mejor de que era capaz este planeta.
Imaginemos además que, con su misión cumplida, los extraterrestres se hubieran marchado. La biosfera de la Tierra se había estabilizado, hasta donde podían ver, y en su libro de bitácora registrarían: «Nada nuevo de particular importancia es probable que ocurría en los megaaños (millones de años) venideros. Los insectos eusocíales han sido la cúspide de la evolución social durante unos 100 megaaños y dominan el mundo de los invertebrados terrestres, y es probable que esto continúe durante otros 100 megaaños».
Sin embargo, durante su ausencia ocurrió algo verdaderamente extraordinario. El cerebro de uno de los australopitecos empezó a crecer rápidamente. En el momento de la visita de los extraterrestres media 500-700 centímetros cúbicos. Dos millones de años más tarde, había aumentado hasta 1.000 centímetros cúbicos. Durante los 1,8 millones de años siguientes, se disparó hasta 1.500-1.700 centímetros cúbicos, el doble que el de los australopitecinos ancestrales. Había llegado Homo sapiens, y su conquista social de la Tierra era inminente.
Si los descendientes de aquellos extraterrestres hicieran una visita de regreso a la Tierra en la actualidad, después de haber pasado los tres millones de años de intervalo en sistemas estelares más interesantes, seguramente les sorprendería la situación en la Tierra. Había ocurrido lo que era casi imposible. Una de las especies de primates bípedos que habían encontrado antes no solo había sobrevivido, sino que había desarrollado una civilización basada en el lenguaje, E igual de sorprendente que preocupante a la vez, la especie de primates estaba destruyendo su propia biosfera.”
La conquista social de la Tierra
Edward O, Wilson
traducción: Joandomènec Ros
DeBolsillo, 2020
Pág: 68-69
Andrés
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