
Arturo Pérez-Reverte
Corsarios de levante
Las aventuras del capitán Alatriste VI
Ilustraciones de Joan Mundet
Alfaguara
Madrid, 2006
348 páginas
Un saludo a tod@s l@s vesprestrin@s .Leer mucho en estas fiestas.
En Enero 2.007 ¡ exámen! (es broma)
Nos vemos el 13 de enero.
Antonio Muñoz Molina
El viento de la luna
Seix Barral
Barcelona, 2006; 315 páginas
La última novela de Muñoz Molina se desarrolla en un lugar, Mágina (el universo personal del autor donde se desarrollan algunas de sus novelas), y en unas fechas singulares: julio de 1.969, cuando los norteamericanos llegaron a la Luna.
El desencadenante de ese recuerdo tan focalizado es la muerte presente y reciente del padre. El yo narrativo, pone voz a aquel adolescente que, al igual que la humanidad en aquel instante, daba el paso que dejaba atrás su infancia y se adentraba en los misterios de la adolescencia. En el libro no faltan referencias al despertar del sexo, al instuituto, a las labores del verano; imágenes, muchas de ellas, lugares comunes de toda historia de adolescentes. La singularidad del libro, para mi, estriba en narrar ese tiempo detenido, ese recuerdo de un yo que fuimos en un tiempo y que ,desde nuestro hoy de adultos, nos causa extrañeza y lejania pero que , por unos instantes, nos puede acercar un viaje, una imágen o la muerte del padre.
Joan Margarit, uno de los poetas catalanes de mayor renombre en la actualidad y una de las voces más límpidas del panorama poético español, escribió un poemario, entre el 10 de octubre del año 2000 y el 1 de septiembre del 2001, coincidiendo con la agonía y muerte de su hija de 30 años , Joana. Nos dice el poeta sobre la génesis de este libro: "este libro fue escrito vulnerando todos los consejos que los poetas damos sobre la obligada distancia entre los hechos y el poema (…) pero necesito cerrar este tiempo para volver a encontrar si es posible a la Joana de antes".
Espai i temps
I de sobte la casa és massa gran.
La mare i jo em buidat els teus armaris
i em resseguit per taules i prestatges,
de retrat en retrat, els teus somriures.
De nit, amb llum elèctrica, els miralls
em mostren el teu buit amb més relleu.
Els mobles són més foscos,
i per l’escala baixen
la càlida barana que recorda
la teva mà petita i els graons
que encara van sentint de les teves passes.
La casa, gran i buida, mira i mira
el seu propi silenci.
Cançó de bressol
Dorm, Joana; Que el Loverman fosc, tràgic,
d’aquell saxo soprano
del teu gremà al consol de Montjuïc
t’acompanyi durant l’eternitat
pels camins que tan bé coneix la música.
Dorm, Joana.
I si pot ser no oblidis els teus anys
en el niu que has deixat dins de nosaltres.
Envellirem guardant tots els colors
que van lluir als teus ulls.
Dorm, Joana. Aquesta és casa nostra,
tot està il•luminat pel teu somriure.
És un tranquil silenci on esperem
arrodonir les pedres del dolor
perquè tot el que fores sigui música,
la música que empleni el nostre hivern.
El debate abierto por Fermin sigue muy vivo, como se pudo comprobar el sábado pasado en la última tertulia.
La imágen que acompaña este artículo corresponde a la del actual campeón del mundo de ajedrez Vladimir Krámnik, que estos dias se está enfrentando a "Deep Fritz", un potente procesador capaz de calcular entre 8 y 10 millones de posiciones en un segundo, en el Museo de Arte de Bonn. Detrás de este hombre pensativo, el eslogan reza "hombre contra máquina". A estas alturas del enfrentamiento es imposible que el campeón venza a la máquina. Krámnik ha declarado: " la rivalidad (en ajedrez) entre hombres y máquinas le queda poco tiempo" - en el sentido del triunfo absoluto de la máquina-; a lo que uno de los programadores de Deep Fritz, el alemán Mathias Feist, respondió: "hay algo más (en el programa), no es sólo puro cálculo"- ¿algún tipo de inteligencia, de estrategia, de planificación en el futuro de la partida?, pero no quiso revelar su secreto profesional. En cualquier caso podeís seguir la noticia por la prensa y los avances que se están haciendo en el campo de la inteligencia artificial. ¿Positivo, negativo?....
Por cierto, Stephen Hawking, en el acto de recibir la medalla Copley de parte de La Real Sociedad de Gran Bretaña, ha dicho que la humanidad debería colonizar otros sistemas extrasolares porque "tarde o temprano un desastre como un choque con un asteroide o una guerra nuclear podrían eliminarnos a todos" y, añade "una vez que nos dispersemos por el espacio y establezcamos colonias independientes, nuestro futuro debería estar asegurado". El citado premio lo han recibido, entre otros, Albert Einstein o Charles Darwin y ,al parecer, estaba hablando muy en serio.
¿Realidad, ficción?, dónde trazar la última frontera.
El próximo día 17 de diciembre Joan Manuel Serrat actua en el Teatre Ateneu a las 19.00 horas. El precio de la entrada, anticipada,es de 24 euros. Las entradas se ponen a la venta el día 11 de diciembre a partir de las 10.00 horas en el mismo Ateneu. Como parece ser que sólo daran cuatro entradas por persona, los miembros de Vespres nos hemos de dividir la tarea de comprarlas, pero, espero, que al finalizar el concierto nos encontremos todos para intercambiar opiniones.
El título del concierto es 100x100 Serrat y recoge gran parte del útimo trabajo del cantante: Mô . Lo acompañara al piano Ricard Miralles.
Lo disfrutamos.
- CASETA D'INFORMACIÓ DEL PARC DE LA RIERA
- TURÓ DE L'ERMITÁ
- PORTELL DE VALLDAURA
- CAN MASSÓ
- FONT DE LA MARQUESA
- PARC DEL LABERINT D'HORTA (VISITA I ESMORZAR)
- RETORN PEL GR 92
- CASETA D'INFORMACIÓ DEL PARC DE LA RIERA
CENTRE EXCURSIONISTA DE RIPOLLET (CER)
Ya están decididas las fechas para la ruta de los Cátaros. El viaje será un fin de semana, concretamente, los días 28 y 29 de abril de 2.007, una noche de hospedaje y media pensión. La intención es salir muy temprano el día 28 ( el viaje dura unas tres horas y media o cuatro) y volver tarde el 29 para aprovechar al máximo los dos días. El coste del viaje lo concretaremos en el encuentro de Vespres del mes de Enero( día 13/01/2.007), pero pensad que en Enero ya nos hemos de inscribir, la gente interesada en el viaje, y recogeremos una paga y señal por el compromiso. Como todos recordareis, habiamos decidido pagar el viaje en varias veces para no concentrar el pago en un mes.
Como habíamos anunciado, transcribimos el relato que Mabel escribió para el encuentro otoñal literario-gastronómico. Se titula:
PERDIDA EN LA CARRETERA
Después de tres horas de conducir, decidió que debía parar, estaba cansada, había repasado más de una vez lo que le diría, a pesar de estar segura de su decisión, el hecho de repetirlo mentalmente y hasta alguna vez en voz alta, había provocado una cierta inquietud, e incluso llegó a observar un atisbo de duda, por eso cogería la próxima salida.
Eran casi las seis de la tarde y comenzaba a oscurecer, el otoño se hacía presente con más intensidad.
Llegó a un pueblo pequeño, circuló por sus calles, estaba desértico, poco iluminado, parecía abandonado. Se detuvo al ver un letrero que ponía bar, al parecer estaba abierto.
Entró, solo había una mujer detrás del mostrador, al oír el rechinar de los goznes oxidados, esta dirigió su atención a la persona que entraba, sus miradas se cruzaron y Alicia sintió un escalofrío que le recorría todo su cuerpo, esos ojos penetrantes, e interrogantes la hicieron trastabillar, casi cae de bruces, tropezó con una silla, que la recogió obligándola a sentarse para así evitar la caída, de pronto sintió una respiración muy cerca, se giró y vio de pie a su lado a la mujer, con un hilo de voz pidió un café con leche y un croissant, esta asintió con la cabeza y se retiró sin mediar palabra. Alicia se sentía angustiada, no comprendía nada, ¿dónde estoy?, ¿qué pasa?, mientras sus ideas se ponían en orden, vio como la mujer se acercaba y dejaba la taza y el plato junto a ella.
El ambiente era extraño, la mujer seguía con su faena, pero al mismo tiempo nerviosa, mirando continuamente hacia la puerta, como esperando alguien, y sin dejar de observar a la cliente que como ella estaba también muy nerviosa.
La puerta se volvió a abrir y dos miradas se dirigieron a ella, entró un hombre fuerte, alto, y con cara de pocos amigos, se dirigió directamente al mostrador sin mirarla, la mujer que tenía un vaso en las manos lo dejó caer, Alicia sintió miedo y de pronto todo las luces se apagaron, y a continuación un grito ahogado.
Se despertó con un fuerte dolor de cabeza y muy desorientada, al principio le costo recordar que había pasado, estaba en el coche en una carretera que no conocía, no recordaba como había llegado a ese lugar, se toco la cabeza y tenía un chichón. Intento hacer esfuerzos por acordarse y lo que le venia a la memoria, era que había conducido muchas horas y decidió parar a descansar, pero nada más.
Bajó del coche miró en todas las direcciones no sabía dónde estaba, parecía una carretera interior, de poca circulación, era evidente ya que nadie la auxilió.
Se subió al coche y emprendió la marcha, sin saber adonde se dirigía, no hacía nada quedándose allí, mientras conducía, empezaron aparecer imágenes en su mente, como si viera una película, la cafetería, la mujer, el hombre, el grito y algo que la sobresalto y la hizo frenar de golpe, recordó la voz que decía: - "¡Es lo que mereces!". Ella intentó salir corriendo y fue cuando sintió un fuerte golpe en la cabeza. Ahora tenia todo claro, era testigo de un asesinato, un sinfín de preguntas se hicieron presentes, ¿cómo llegue al coche? ¿Cómo seguía con vida? ¿Quién era esa mujer?¿Quién el hombre?
Pensó en medio de todo esto ir a la comisaría y denunciar lo sucedido, pero más preguntas ¿qué nombre tenia el pueblo? ¿Acaso se dirigía a él sin saberlo?, lo dudaba, ya que estaba viva.
Emprendió nuevamente la marcha, ningún cartel, ninguna señal de donde estaba y adonde se dirigía.
Siguió una hora más, hasta que por fin una señal, un cartel indicando, que a quinientos metros, girando a la izquierda saldría a una carretera, que la llevaría a la autopista, que ella había cogido para ir a Madrid, pero ahora en sentido inverso, dirección Barcelona, solo estaba a cien kilómetros para llegar, no se lo podía creer, si cuando decidió parar le quedaban dos horas para llegar.
En ese momento se dio cuenta de las molestias que se había tomado el asesino, desviándola de su camino; ¿qué incrédulo?, acaso no pensó por un instante ¿qué podría recordarlo todo y volver con la policía?, aunque primero tendría que saber donde había ocurrido.
En el estado en que se encontraba, decidió volver a casa. Mañana volvería hacer el recorrido, y así encontrar el pueblo donde había estado. Era peligroso lo sabía, intentarlo era lo que tenía que hacer, ya que no podría vivir si el crimen quedara impune.
¡Alicia! ¡Alicia!, ¿No has escuchado el despertador?, vas a llegar tarde.
Alicia, le costo abrir los ojos, pero cuando pudo, se encontró con la sonrisa de Edu, que le decía - Anoche te moviste mucho, estabas inquieta, supongo que tuviste una pesadilla -.
Así es como se dio cuenta que todo lo que había pasado era un sueño, se había acostado pensando en el texto de suspense que tenía que escribir.
Vespres Literaris en el Collsacabra.
Mabel
Todos nosotros hemos leído, visto o escuchado en prensa, televisión y radios de la existencia de grupos radicales que producen destrozos en el corazón de Barcelona. Para unos son grupos antisistema, otros los engloban en los colectivos de Okupas y antiglobalización. La característica común a todos ellos es que han elegido la vía de la acción directa, que no es nueva en la ciudad, para hacer oír sus reivindicaciones.
La obra de Lola Lafon narra, desde la vida interior de estos grupos, el ideario, los métodos y las consignas de lucha de los mismos. Landra, la protagonista de esta novela-diario, ha sufrido una violación a manos de “un hombre por encima de toda sospecha”, en palabras de la protagonista. La rabia, el miedo y el convencimiento de que esta agresión ha roto toda relación afectiva con la vida que había llevado hasta ahora, le impele a acudir, por casualidad, a una manifestación del grupo de extrema izquierda Estrella Negra Express (en unos carteles que el grupo ha repartido por la ciudad, convocan un acto reivindicativo bajo el lema “La resignación es un suicidio cotidiano”. De esta manera, Landra, durante cuatro años, inicia una vida de “vértigo”, de una “fiebre ingobernable”, donde tratará de ocultar su dolor, borrar el pasado bajo el “ruido” de los encuentros “altermundistas”, de la okupación de inmuebles y la acción en el seno de los grupos de extrema izquierda europeos.
La novela es una biografía, más o menos fiel, de la vida de la autora (en entrevistas concedidas por Lafon, afirma que las palabras y los hechos narrados en la novela pertenecen al mundo de la ficción), joven cantante, escritora y artista de origen rumano y afincada en Francia. A lo largo de sus páginas hay una palabra que se repite machaconamente: MIEDO. Por ello, para mi, la novela es la narración de la lucha constante de Landra para enfrentarse al mismo, para hacerle frente “de pie” al abuso, la humillación, la prepotencia que le produjo ese hombre, que la puso “de rodillas”, y que se transmuta en una lucha colectiva contra los abusos, las humillaciones y las imposiciones de este mundo “globalizado”, necio e insolidario.
“Día tras día, del orden del mundo se derivan diferentes tipos de violencia. Pobreza, hambre, exclusiones, la muerte de millones de personas, la destrucción de espacios vivos, los árboles, los océanos. Eso es precisamente lo que rechazamos.
Romper los escaparates de los bancos y de las multinacionales es un acto simbólico.
¿Nos acusan de violencia?
Sólo destruimos objetos inanimados, pero los campesinos brasileños, los rebeldes mexicanos, los niños de siete años que trabajan, los mares del mundo entero están vivos y bien vivos y sus sufrimientos son muy reales.
Lloráis si vibran unos cristales.
Y no decís nada cuando mueren personas”
(la cursiva es mía)
(páginas 56-57)
Una novela escrita con el corazón abierto.
El próximo 18 de noviembre se leerán los relatos que han preparado l@s companer@os . Os animo a tod@s a participar del placer de la escritura y la lectura.
El curso pasado, concretamente en diciembre 2.005, se hizo un intento de presentación de relatos partiendo de una frase o incipit, que diera pie a un relato. Desgraciadamente se leyó únicamente el de este cronista. Como aperitivo para aquellos que no estuvieron aquel día ahi va el relato. ¡Ánimo y a escribir!.
UN PUÑADO DE SAL
-¡ Malditos mozalbetes!, masculla, con rabia
Al final, harto de luchar, ha tenido que recorrer media ciudad para encontrar un lugar decente donde montar lo que él llama su "paradeta". La misma se compone de un destartalado carro de compra "continente" que contiene un sinfín de cosas, aparentemente inútiles a nuestros ojos apresurados, pero que, para él, son hitos, faros que marcan los sucesivos naufragios por los que ha pasado su vida de vagabundeo; un perro más viejo que el anciano Ernest, llamado Ulises y una manta raída por las mil y una esquinas de la ciudad. Remata la "paradeta" un sobado cartón que formó parte, en su día, del embalaje de un ultramoderno 486, en el que se puede leer una escueta leyenda: "ayúdenme". Completada la escena, Ernest y Ulises acomodan sus miserias a la vista de los transeúntes.
- Después de todo, algo cae y el día no ha estado del todo mal, se engaña el trotamundos.
El final de la jornada le ha dejado agotado. Al deambular por la soledad de la calle mojada, los vapores húmedos de la lluvia le envuelven en la añoranza de un lejano pasado, cuando era un niño alegre que saltaba sobre todos los charcos sin que sus huesos chillaran de espanto. Recuerda los primeros días del curso escolar, cuando el olor del alcanfor pegado a los chaquetones impregnaba las aulas de un suave aroma a reencuentro; la rabia que le producía a él y a sus compañeros llevar el uniforme escolar; la admiración bobalicona que sentían por las audacias de los mayores; el tedio de las lecciones cantadas una y otra vez y, sobre todo, el insondable misterio de las aulas de las niñas que había frente a las suyas. Ernest sonríe al evocar los recreos de su niñez; el patio minado de los agujeros para las canicas, las marcas caprichosas que delataban el paso de las peonzas, el dolor persistente que le dejaba en la espalda el juego del "cavall fort"...
Todo tiempo pasado fue mejor, reza la sentencia para los que la realidad diaria les es demasiado huidiza y arisca; en su caso la puta realidad es rocosa y con cortantes aristas. Sin darse cuenta la niñez se le escapó de entre las manos, la juventud fue un viajar sin brújula y, ya adulto...,
- ¿Qué pasó cuando me hice mayor?, se pregunta. Viejo Llivia, creo que desde que dejaste tú juventud siempre has sido un viejo sin pasado ni futuro, solo este presente imperfecto, se responde al tiempo que entra a buscar unos cartones secos en el almacén de El Corte Inglés.
Mientras revuelve en el trastero de la ciudad, retorna a sus ensoñaciones. ¿Hay algo mejor que se pueda hacer entre tanta inmundicia?.
Vuelven a su memoria los cálidos olores de la infancia: a pan recién hecho en el horno donde compraba el desayuno camino del colegio, embriagador el de las traviesas del tren donde jugaba con sus amigos.; las tardes de verano, dilatadas, perezosas, con olor a aventura sin fin. La lluvia y el recuerdo de aquellos veranos producen en él un efecto de honda melancolía., de desasosiego y pérdida, porque en su familia se vivían con gran excitación las tormentas del final del verano. La abuela vivía todavía con ellos, era una mujer pequeña, enjuta, de ojos penetrantes y un luto que se perdía en la noche de los tiempos. La mujer, al oir el estruendo del primer rayo, corría con gesto decidido, impensable para su edad, hacia el patio trasero de la casa con una bolsa de sal en la mano; a continuación, como en un ritual antiguo y esotérico, esparcía una cruz de sal sobre el suelo del patio, Ernest no recuerda la salmodia que recitaba pero cree que lo hacía con el propósito de proteger la casa y a sus moradores. Cumplido el ritual, los pequeños de la casa se quedaban quietos , muy quietos , tras los cristales observando como se iba deshaciendo rápidamente la cruz de sal. Pasada la tormenta, todos reían aliviados porque nada malo les había pasado.
Ernest ha tenido suerte, su fiel Corte Inglés le ha proporcionado unos cartones amplios, limpios y, sobre todo, secos. Con ellos a cuestas se dirige a su "pensión" habitual, un cajero de "la Caixa" apartado del centro. Normalmente no aparece nadie por la noche y, lo más importante, es una pensión con un solo inquilino, él. Tal y como era de esperar, no hay nadie en el cajero. Colocado el carrito en un rincón, inicia el ritual de cada noche: uno de los cartones lo coloca en el suelo a modo de colchón, sobre el mismo se acomodarán él y Ulises, la manta les cubrirá y el resto de cartones los ocultará de las miradas indiscretas.
- Es un buen sitio este cajero, piensa Ernest, mientras ambos toman su cena. La suculenta comida se compone de unos huesos de pollo para Ulises que le ha dado l'' Enríc, un conocido que trabaja en el restaurante que hay en la plaza de la Catedral, y , para él , un bocadillo despistado por Enríc de la cocina.
En la calle continua lloviendo de forma machacona. Siempre le ha gustado la lluvia, su efecto hipnotizador, nostálgico. Poco a poco, Ernest se va durmiendo y en su sueño habita la abuela, la casa, la tormenta. En susurros siente a la abuela que le va diciendo, al tiempo que lanza un puñado de sal a su lado:
- Duerme, duerme, mi niño, no tengas miedo, ya no hay hombres malos. Duerme,duerme, corazón, yo estoy a tu lado. Duerme.
En Ernest se ha dibujado una amplia sonrisa.
Vespres literaris Diciembre 2005