Breve historia del conflicto
armado en Colombia
Jerónimo Ríos Sierra
La Catarata, 2016
200 páginas
Introducción al libro:
“Esta obra
responde a un trabajo de varios años de estudio sobre las dinámicas de la
violencia en Colombia por parte, fundamentalmente, de los dos grupos
guerrilleros más importantes del país: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
En él aparecen
fragmentos de conversaciones que fueron obtenidos para el desarrollo de una
tesis doctoral que precedió a este libro, pero que, por su concomitancia, son
incluidos aquí, a efectos de que el lector
pueda incorporar testimonios directos de quienes estuvieron involucrados, de un modo u otro, en un conflicto como el
colombiano: desde responsables de la Fuerza Pública, pasando por víctimas, comandantes guerrilleros o del
paramilitarismo, así como actores
gubernamentales.
El trabajo se
organiza en torno a cuatro capítulos claramente diferenciados. En el primero se
presentan los orígenes del conflicto armado, en tanto que se parte de la
hipótesis de que si bien el conflicto, como
actualmente se conoce, se inicia formalmente a mediados de los años sesenta, lo cierto es que hunde sus raíces en una
suerte de acontecimientos, especialmente convulsos, de la década de los
cuarenta. Así, en este capítulo se presentan los hechos de La
Violencia —guerra civil partidista— que comienza en 1948 y que conecta,
directamente, con la aparición de las dos grandes guerrillas de la historia
reciente del país: las FARC y el ELN. Igualmente,
se expone la respuesta del Estado, sobre
todo desde mediados de los sesenta hasta finales de los noventa, y se explica cómo se adaptaron los diferentes
gobiernos al problema de la violencia en Colombia. Finalmente, se presentan los
grupos armados más importantes que, de
un modo u otro, han sido actores a tener
en cuenta en este conflicto, no solo a
modo de guerrillas, sino, igualmente, en forma de grupos paramilitares
y/o narcotraficantes.
En la segunda
parte, se evidencia con mayor detalle la
relación que con el conflicto armado han tenido los tres últimos presidentes
colombianos: Andrés Pastrana (1998-2002), Álvaro Uribe (2002-2010) y Juan
Manuel Santos (2010-2016). Los tres, aunque
los dos primeros no lo quieran reconocer, han sido nucleares para comprender, sobre
todo, la actualidad de un conflicto que en estos días pasa por una coyuntura
que invita al optimismo de su desactivación. No obstante, cada uno atraviesa una situación muy
particular que permite entender cómo se sucedieron algunos de los acontecimientos
más importantes en la comprensión del conflicto y, sobre todo, la respuesta de
los diferentes gobiernos colombianos. Es así que se aborda la coyuntura de la
negociación de paz del Caguán con las FARC y que, como se verá, estaba casi abocada al fracaso desde su
inicio. Un fracaso, no obstante, particular, pues a la vez que el intento de paz se venía
abajo, se ponía en marcha un plan de
fortalecimiento de la Fuerza Pública que será la semilla embrionaria para un
cambio en la correlación de fuerzas favorable al Estado, y se firmará el Plan Colombia con Estados Unidos.
Asimismo, se analizará la Política de Seguridad
Democrática del presidente Álvaro Uribe. Una política de “mano dura” que debilitará
sobremanera a las guerrillas, cambiando de
manera drástica algunas de las dinámicas territoriales de la violencia, pero que dejará consigo una serie de excesos
que durante años desdibujaron la democracia colombiana y su Estado de derecho.
Finalmente, se concluye analizando parte de la coyuntura actual y el por qué y
cómo de los avances de la negociación de paz con las FARC.
En la tercera
parte, integrada con el componente
anterior, se busca presentar cuál ha sido, precisamente, la respuesta de las
guerrillas a una década y media de fuerte confrontación por parte de la Fuerza
Pública. Fundamentalmente, de lo que se trata, es de mostrar al lector
cómo, paulatinamente, se ha ido consolidando una doble tesitura que
llega incluso a la actualidad. Si bien, a
grandes rasgos se podría aceptar una hipótesis de debilitamiento, ya sea en términos de pie de fuerza, de control territorial o de manifestaciones de
la violencia, por otro lado, y de manera más compleja, se ha desarrollado un proceso de
periferialización y de narcotización del conflicto. Es decir, el conflicto se ha terminado por consolidar en
regiones periféricas concretas, como son
el suroccidente del país y el nororiente, además de en parte de Antioquia y
Bolívar. Asimismo, esa ubicación
responde al propósito de optimizar ventajas competitivas sobre territorios
alejados de los centros decisorios del país, en su mayoría de condición
fronteriza y con una geografía selvática o montañosa, y por tratarse de
escenarios principalmente cocaleros. Esta es una doble tendencia que, muy posiblemente, seguirá marcando los
desafíos en seguridad, violencia y
construcción del país, incluso, más allá de un eventual y posible escenario de
posconflicto armado tanto con las FARC como con el ELN.
Finalmente, la
cuarta parte del libro concluirá con una revisión del tercer gran actor
protagonista del conflicto armado y aún vigente, no sin transformaciones, tras
casi cuatro décadas de existencia: el paramilitarismo. Se presentará una
génesis de cómo se formaron los grupos paramilitares en Colombia, inicialmente,
a orillas del río Magdalena, y de cómo fue su cercana relación con el
narcotráfico, primero como aliado, y una vez sin él, como principal valedor de un proyecto
criminal. Se analizará también el auge
del paramilitarismo de los hermanos Castaño tanto en los noventa como en la
década del 2000, entrando a mayor
detalle sobre los principales bloques y estructuras que conformaron esta
máquina de guerra y muerte durante algo más de una década. Finalmente, se concluye con el tránsito a una nueva suerte
de posparamilitarismo y, lo más
importante, sin perder de vista el claro tinte político que caracterizó, y del que
nunca renegó, el proyecto ideado por la Casa Castaño.”
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