14 d’ag. 2018

el soneto







“Esa misma mañana del 25 de agosto,  mi papá había estado un rato en la Facultad de Medicina,  y luego en su despacho en el segundo piso de la casa donde funcionaba la empresa de mi mamá en el centro, en la carrera Chile,  al lado de la casa donde había vivido Alberto Aguirre en su juventud y donde seguía viviendo su hermano. Esa era la sede del Comité de Derechos Humanos de Antioquia.  Supongo que fue en algún momento de esa mañana cuando mi papá copió a mano el soneto de Borges que llevaba en el bolsillo cuando lo mataron,  al lado de la lista de los amenazados.  El poema se llama «Epitafio» y dice así:









Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán , y que es ahora,
todos los hombres,  y que no veremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los triunfos de la muerte y las endechas.

No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso con esperanza en aquel hombre

que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo,
esta meditación es un consuelo.”

Aquí. Hoy

Jorge Luis Borges

Héctor Abad Faciolince
El olvido que seremos
Seix Barral, 201022
Páginas: 238-239


Un poema en el bolsillo, relato de las pesquisas que llevaron a descubrir la autoría del soneto a Héctor Abad Faciolince




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