José María Blanco White |
"Un poema árabe escrito en España, en Al -Ándalus, en el siglo VIII expresa la tristeza y la añoranza de Abderramán I, el primer emir de Córdoba, que, como la palmera que él ha plantado en los jardines de la Arruzafa, está lejos de su patria:
Tú también eres ¡oh palma!
en este suelo extranjera.
Llora, pues; mas siendo muda,
¿cómo has de llorar mis penas?
Tú no sientes, cual yo siento,
el martirio de la ausencia.
Si tú pudieras sentir,
amargo llanto vertieras.
A tus hermanas de Oriente
mandarías tristes quejas,
a las palmas que el Éufrates
con sus claras ondas riega.
Pero tú olvidas la patria,
a par que me la recuerdas;
la patria de donde Abbas
y el hado adverso me alejan.
(Von Schack, 1867-1871: capítulo II)
La palmera es muda, pero el poeta tiene voz y es con su voz como expresa la tristeza de estar ausente de la tierra propia, del lugar habitual, la lejanía del territorio asiático, recordado, añorado desde el Occidente. La palmera no habla, pero la construcción condicional de prótasis y apódosis contenida en los versos «Si tú pudieras sentir, / amargo llanto vertieras [...]» plantea la hipótesis del sentimiento y de la voz de la palmera, la cual, de no ser muda, se quejaría y enviaría sus quejas tristes a sus hermanas las palmeras regadas por el Éufrates. La palmera se convierte así en un trasunto literario del poeta que escribe fuera de su lugar, lejos de él, y lo recuerda con tristeza. La relación entre los lugares es clave, tanto para el poeta como para la palmera; ambos están lejos de su tierra y el poeta expresa su propio sentimiento y el hipotético sentimiento de la palmera. Se da una dialéctica espacial entre el espacio de origen y el espacio en el que se está, en el cual se recuerda dicho espacio de origen y se escribe la obra. El gran arabista español Emilio García Gómez ha sido consciente de la relevancia que en este poema escrito fuera del lugar de procedencia de su autor tienen la palmera, también extranjera, y la forma poética en la que está compuesto. Un dato importante que hay que tener en cuenta es que Abderramán (que sería después Abderramán I) llegó de Siria a España, a Al-Ándalus, huyendo de los abbasidas. . La literatura necesita el espacio y el tiempo para su producción, para su comunicación y para su recepción en interpretación. Tanto el espacio como el tiempo pueden acoger de manera más o menos puntual o de manera dilatada la producción Emilio García Gómez escribe: «Y el Islam dio a España la lírica clásica, la qasida del desierto. Cuando Abd al-Rahman I, al venir de Siria, cantaba a la palmera que plantó en Córdoba: ¡Oh palma! Tú eres, como yo, extranjera en Occidente, alejada de tu patria, no sólo eran extranjeros el príncipe y la palmera, sino también la poesía en la que la cantaba.» (García Gómez, 1971: 23-24).
Pero a veces el espacio de la creación literaria no es el que se podía esperar que fuera, el espacio propio o el espacio habitual del sujeto de la escritura, de quien lleva a cabo la creación literaria. Como Carmine Chiellino (2001) ha explicado, las palabras de la literatura pueden ser parole erranti, palabras que van de un lugar a otro, que pasan de una cultura a otra, que son producidas e interpretadas en contextos de la multiculturalidad y la interculturalidad y se enriquecen en su viaje a la vez que enriquecen los espacios por los que pasan y a los que llegan. La literatura tiene su tópos, el lugar en el que es producida y con el que mantiene una relación de adecuación fundamentada por el aptum retórico, que rige todas las relaciones en el discurso y las que se mantienen desde el discurso. “Literatura ectópica” es una expresión que puede ser utilizada para denominar la literatura que ha sido escrita por autores que se han desplazado de su lugar de origen a otro lugar, implicando ese desplazamiento en muchos casos inmersión en una realidad lingüística distinta de la de origen e incluso cambio de lengua. Es la literatura que es producida fuera del lugar propio, fuera del espacio o territorio, en sentido geográfico y también en sentido cultural, en el que ha nacido o se ha formado el sujeto productor de dicha literatura. Es la literatura que está fuera del que sería su tópos propio y se sitúa en otro tópos, que también es lugar, espacio, pero distinto del previsible. Es la literatura que, a falta de su territorio habitual, encuentra otro territorio; es ectópica en relación con el tópos primero, el habitual. El título de las memorias de Edward Said, Out of Place(Said, 1999), puede ser tomado como un patrón para esta literatura, la cual, sin embargo, es más antigua, habiendo producido sus primeras obras en diversos momentos históricos; es, por ejemplo, en la obra de José Blanco White, emigrado de España a Inglaterra en el siglo XIX. Los seres humanos han migrado históricamente y han creado obras literarias en nuevos espacios, distintos de sus lugares de origen. Así, podemos hablar de “autor ectópico” y de “obra ectópica” como expresiones relacionadas con la literatura ectópica. En la actualidad, la producción de obras de literatura ectópica es relativamente frecuente; las migraciones están presentes en el mundo actual en todos los continentes y permiten el establecimiento de relaciones entre diferentes culturas, diferentes lenguas y literaturas. En la obra literaria ectópica hay elementos que proceden de la cultura de origen y elementos que tienen sus raíces en la cultura de llegada, produciéndose un hibridismo que no es ajeno a la constitución de la literatura, sino, antes bien, propio de ésta, que está abierta a influencias de diferentes culturas, especialmente cuando es literatura producida en un lugar distinto del que podría considerarse habitual, por un desplazamiento espacial, que también es cultural."
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