Nápoles, 2 de febrero de 1920 - Nápoles, 23 de octubre de 1999; partisana
Nápoles fue la primera ciudad italiana que se liberó de la ocupación nazi-fascista, incluso antes de la llegada de las tropas estadounidenses. El levantamiento popular contra el ejército alemán, que tuvo lugar del 27 al 30 de septiembre de 1943, se conoce como los "Cuatro Días de Nápoles". Maddalena Cerasuolo (Lenuccia, como la llamaban familiarmente) fue una de las muchas mujeres protagonistas de esta insurrección.
Nació en Nápoles el 2 de febrero de 1920, en el barrio de Stella, en el seno de una familia numerosa. Su padre Carlo, cocinero y militante antifascista, dirigió el comedor Ansaldo durante la Segunda Guerra Mundial y cuando le quitaron el trabajo acabó vendiendo pizzas fritas en la calle. Maddalena trabajaba como en una fábrica de zapatos.
Durante los enfrentamientos armados en el distrito de Materdei, Lenuccia, para evitar que los alemanes saquearan una fábrica, se ofreció a ir sola para evaluar el tamaño de las fuerzas alemanas, poniendo en riesgo su propia vida. Posteriormente también participó valientemente en el enfrentamiento en defensa del Puente Sanità, junto a su padre, con los partidarios de los barrios de Materdei y Stella, para defenderlo de los alemanes que querían derribarlo.
Maddalena Cerasuolo fue una auténtica heroína y, por su contribución a los "Cuatro Días de Nápoles", el 24 de mayo de 1946 recibió la Medalla de Bronce al Valor Militar: "Después de haber actuado como portavoz de los partisanos con los alemanes en Vico delle Trone, se distinguió mucho en los combates que siguieron. El mismo día participó valientemente también en el enfrentamiento en defensa del puente Sanità, junto a su padre, con los partisanos de los barrios de Materdei y Stella".
Una vez terminada la guerra volvió a su vida habitual, se casó y tuvo dos hijos. Murió en Nápoles el 23 de octubre de 1999, convirtiéndose en una de las testigos más famosas de la Resistencia napolitana y en el símbolo de las mujeres de la Resistencia del Sur.
El 27 de enero de 2011, el Ayuntamiento de Nápoles, en su honor, puso su nombre al puente sobre el distrito de Sanità. El Puente representa un lugar simbólico para la ciudad y es uno de los pocos puentes que llevan el nombre de una mujer.
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