25 d’abr. 2014

si esto es un hombre

Primo Levi nace en Turín en 1919. Estudia en el Instituto de Azeglio e ingresa a la Universidad donde, pese a las leyes raciales, presenta su tesis de química en 1941. Poco después, se une a la resistencia antifascista. Denunciado, es detenido en 1943. Las deportaciones de judíos a Auschwitz habían empezado en octubre de ese año y Primo Levi fue uno de los 7.500 judíos italianos deportados, así como, uno de los 800 que lograron regresar.
De vuelta en Turín, reanuda su vida: encuentra un empleo de químico, consigue llegar a ser director ejecutivo de una empresa de pinturas. Se casa, tiene dos hijos… y el 11 de abril de 1987 se suicida.

“Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz hasta 1944, y después de que el gobierno alemán hubiera decidido, a causa de la escasez creciente de mano de obra, prolongar la media de vida de los prisioneros que iba a eliminar concediéndoles mejoras notables en el tenor de vida y suspendiendo temporalmente las matanzas dejadas a merced de particulares.  
Por ello, este libro mío, por lo que se refiere a detalles atroces, no añade nada a lo ya sabido por los lectores de todo el mundo sobre el inquietante asunto de los campos de destrucción. No lo he escrito con la intención de formular nuevos cargos; sino más bien de proporcionar documentación para un estudio sereno de algunos aspectos del alma humana. Habrá muchos, individuos o pueblos, que piensen más o menos conscientemente, que “todo extranjero es un “enemigo”. En la mayoría de los casos esta convicción yace en el fondo de las almas como una infección latente; se manifiesta solo en actos intermitentes e incoordinados, y no está en el origen de un sistema de pensamiento. Pero cuando éste llega, cuando el dogma inexpresado se convierte en la premisa mayor de un silogismo, entonces, al final de la cadena está el Lager: Él es producto de un concepto de mundo llevado a sus últimas consecuencias con una coherencia rigurosa: mientras el concepto subsiste las consecuencias nos amenazan. La historia de los campos de destrucción debería ser entendida por todos como una siniestra señal de peligro.
Me doy cuenta, y pido indulgencia por ellos, de los defectos estructurales del libro. Si no en acto, sí en la intención y en su concepción, nació en los días del Lager. La necesidad de hablar a “los demás”, de hacer que “los demás” supiesen, había asumido entre nosotros, antes de nuestra liberación y después de ella, el carácter de un impulso inmediato y violento, hasta el punto de que rivalizaba con nuestras demás necesidades más elementales; este libro lo escribí para satisfacer esta necesidad, en primer lugar, por lo tanto, como una liberación interior. De aquí su carácter fragmentario: sus capítulos han sido escritos no en una sucesión lógica sino por su orden de urgencia. El trabajo de empalmarlos y de fundirlos lo he hecho según un plan posterior.
Me parece superfluo añadir que ninguno de los datos ha sido inventado."

"Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas.
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
              Considerad si es un hombre
              Quien trabaja en el fango
              Quien no conoce la paz
              Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
              Quien no tiene cabellos ni nombre
              Ni fuerzas para recordarlo
              Vacía la mirada y frío el regazo
              Como una rana invernal
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.
              O que vuestra casa se derrumbe,
              La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro."

Si esto es un hombre,  1947
Primo Levi


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