Si un hombre quiere darle forma al mundo,
modelarlo a su capricho,
difícilmente lo conseguirá.
El mundo es un jarro sagrado
que no se puede manipular
ni retocar.
Quien trata de hacerlo,
lo deforma.
Quien lo aferra,
lo pierde.
Por eso el sabio no intenta modelarlo,
luego no lo deforma.
No lo aferra,
luego no lo pierde.
Hay quienes marchan adelante,
hay quienes marchan atrás.
Hay quienes permanecen callados,
hay quienes hablan.
Algunos son fuertes,
otros débiles.
Algunos medran,
otros perecen.
Luego el sabio rechaza el exceso,
la extravagancia
y la propia complacencia.
Lao Tsé
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