16 d’ag. 2013

what would ignatius do?

"—Creo que será mejor que te levantes de la cama, florecilla mía. Hay que recoger los cuadernos, hay que reunir las notas. Podrías mirar debajo de la cama.
Myrna se levantó de las pringosas sábanas, diciendo:
—He intentado describirte a mis amigos del grupo de terapia de grupo, trabajando en esta habitación, apartado del mundo. Esa extraña mente medieval en su claustro.
—Debió intrigarles mucho, sin duda —murmuro Ignatius; había encontrado el saco y estaba echando en él unos calcetines que encontró en el suelo—. Pronto podrán verme en carne y hueso.
—Ay, cuando vean las ideas originales que salen de esa cabeza.
—Jo jum —Ignatius bostezó—. Quizá mi madre me haya hecho un gran favor al pensar en volver a casarse. Los lazos edípicos empezaban a agobiarme ya —echó su yo-yo a! saco—. Al parecer, has tenido un viaje sin incidentes por el Sur.
—No pude parar ni un momento en todo el camino. Casi treinta y seis horas al volante —Myrna estaba colocando en pilas los cuadernos—. Pare en un restaurante negro anoche, pero no me sirvieron. Creo que fue por la guitarra.
—Debió ser eso, sí. Te tomarían por una folclórica reaccionaria del campo. He tenido cierta experiencia con esa gente. Son muy limitados.
—No puedo creer realmente que esté sacándote de esta mazmorra, de este agujero.
—Es increíble, ¿verdad? Pensar que me opuse durante tantos años a tu sabiduría...
—Vamos a pasarlo bárbaro en Nueva York, verás.
—Estoy deseando llegar allí —dijo Ignatius, echando al saco el pañuelo y el sable—. La Estatua de la Libertad, el Empire State, la emoción de un estreno en Broadway con mis estrellas favoritas.  Los animados coloquios en el Village,  ante un exprés, con mentalidades sugestivas y contemporáneas.

—Por f in vuelves a ser el que eras. De verdad. Apenas puedo creer lo que he oído esta noche en esta casa. Resolveremos tus problemas. Estás entrando en una fase completamente nueva y vital. Tu inactividad ha terminado. Estoy segura de ello. Lo percibo. Piensa en las grandes ideas que fluirán de esa cabeza cuando elimines por fin todas las telarañas y los tabúes y los lazos paralizantes."

La conjura de los necios
John Kennedy Toole
pág 362-363



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