Puede parecer extraño que entre novelistas la
amistad no nazca de la palabra escrita sino de un escenario, pero es que tanto Charles Dickens como Wilkie Collins eran grandes amantes del
teatro de aficionados. Ambos se
conocieron por mediación del pintor Augustus Egg y llegaron a compartir escena
actuando en una obra titulada Not So Bad As We Seem, escrita por Edward Bulwer-Lytton. En esa obra
Collins interpretaba al mayordomo del personaje de Dickens, un aristócrata llamado Lord Wilmot.
Cuando se conocieron en 1851 Dickens, que ya había publicado todos sus grandes
libros y gozaba de tanta fama que se había convertido en un héroe de la cultura
popular victoriana, ya rozaba los
cuarenta, mientras que Collins era un veinteañero que estudiaba leyes en el
Lincoln’s Inn y cuyo éxito literario estaba por llegar. La amistad que nació
entre ambos fue aprovechada por los dos. Dickens supuso un buen empujón para la carrera
literaria de Collins, que a partir de
1852 vio la oportunidad de empezar a colaborar con el periódico semanal Household
Words. Dickens, por su parte, descubrió en Collins a un fiel amigo con el
que compartir alegrías y vida bohemia. Se les veía a horas intempestivas en los
barrios más disipados de Londres o de París. Gracias a Collins, Dickens, pudo dar rienda suelta a su faceta más
salvaje, oscura y aventurera, cansado de mantener siempre las formas y la
corrección al ser la figura pública que era. En un viaje por la región Cumberland, para recoger material para un artículo de
viajes, Collins se lastimó una pierna
mientras bajaban una montaña, por lo que Dickens tuvo que cargarlo el resto del
descenso, perdidos en la oscuridad y la niebla.
El papel juagado por Collins en la disolución del
matrimonio de Dickens fue importantísimo. El deterioro final de la relación se
produjo a partir de 1857, cuando el matrimonio fue a ver una obra de teatro en
Londres en la que actuaba una joven actriz llamada Ellen Ternan. Dickens quedó prendado de la actriz y pronto se convirtieron
en amantes. Muchos de sus encuentros se
producían con el pretexto de colaborar con Collins en un libro de viajes para la
revista Household Words falsamente titulado El viaje perezoso de dos aprendices inactivos. Con esta excusa y
con Collins como cómplice, Dickens pudo viajar por toda Inglaterra siguiendo a
Ternan en su gira.
Y no fue este el único romance que nació de su
amistad. Charles Collins, el hermano de Wilkie, se casó con la hija mayor de
Dickens, Catherine, por lo que Collins y Dickens pasarían a ser
familia.
Literariamente la amistad fue también muy
fructífera. Se recomendaban ideas para sus respectivas novelas y llegaron a
escribir algunos relatos juntos, como Los
peligros de ciertos prisioneros ingleses, publicado en Household Words en la
navidad de 1857. Dickens ayudó a Collins
con su obra de teatro El Faro, y
ambos escribieron La helada profundidad,
en la que Dickens actuaría. En 1859, Dickens fundó una revista similar a Household
Words, llamada Durante todo el año, y en ella
apareció, e n el número del 26 de diciembre, la primera entrega de La dama de blanco de Collins y la última entrega de Historia de dos ciudades. La novela de
Collins, que termino por consagrarle como escritor de éxito, hizo aumentar las ventas de la revista, de
38.000 a 300.000 ejemplares.
A lo largo de la década de 1860, Collins disfrutó de un éxito literario y
económico que nada tenía que envidiar al de Dickens. La venta de los derechos
de autor de su novela Sin nombre, publicada por entregas en la revista Durante
todo el año, le proporcionó a Wilkie la astronómica suma de 4.600
libras. Sin embargo, la carrera de
Collins acabó entrando en declive: una dolorosa combinación de gota y de
reumatismo le hicieron adicto al láudano, lo cual agravó todavía más su salud. Preocupado por su obesidad, Collins visitaba
con frecuencia balnearios en el continente, en un intento por recuperar parte de su salud.
Debido a esto en gran parte, se produjo
un distanciamiento de Collins y de Dickens en los años finales de la vida este
último. Pero a pesar de ello, la amistad
nunca llegó a romperse. De hecho, Collins asesoró a Georgina Hogarth, cuñada de Dickens, cuando ésta preparaba, en 1880, y en colaboración con Mary Angela, la hija mayor del escritor, una edición póstuma de las Cartas de Charles Dickens. Tanta confianza se tenía en la colaboración
entre ambos que a Collins se le ofreció terminar la inacabada novela El misterio de Edwin Drood. Collins se negó, consciente de que su adicción al láudano había
hecho que su escritura se resintiera y de que probablemente no estuviera al
nivel de Dickens.
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