2 de nov. 2019

Li Po



Conocido como el “poeta inmortal”, se encuentra entre los más respetados poetas de la historia de la literatura china.

Su lugar de nacimiento es incierto, hay sin embargo una leyenda según la cual su madre soñó que se le acercaba una enorme estrella blanca, la más brillante del firmamento. Como en chino se llama a Venus: la gran blanca o estrella blanca, la madre eligió como nombre propio para la criatura que nacería : Tai Po (Tai Bai), el gran blanco o la estrella Venus. También se le consideraba como descendiente de Li Er (Lao Zi).

Otro nombre por el que fue conocido Li Po fue el de “Inmortal desterrado”, quizás porque su vida fue un peregrinaje, vinculado siempre al taoísmo, hay en su biografía ciertos hechos simbólicos. Alrededor de los veinte años se estableció en las montañas Min, en la provincia de Shantung al noroeste de China donde entró en contacto con un maestro taoísta. Más tarde se encuentra con tres ermitaños y sube la montaña Tai en Shandong, la más reverenciada de las cinco montañas sagradas chinas (orientadas según los cinco puntos del espacio: los cuatro puntos cardinales y el centro). La montaña Tai corresponde al Este y en su pico se encuentra el templo del Emperador Augusto de Jade, quizás un título del “Rey del Mundo”.

Hacia el 742 se dirigió a la capital, Changngan, donde sus poemas produjeron la admiración del emperador Hiuan-Tsong, de la dinastía Tang (618-907), periodo conocido como Edad de Oro o Era de los Inmortales por el esplendor cultural que conoció China durante esa época. La palabra justa, la belleza formal, la emoción contenida y profunda, la concisa brevedad, la sugerencia, la soltura de la frase y su fuerza expresiva son valores referidos a la poesía de la dinastía Tang.

Li Po gozó de los favores del emperador y más tarde de su rechazo, llegó a ser condenado a muerte. Dejó la capital portando una orden imperial que le autorizaba a obtener vino gratuitamente en cualquier sitio donde lo solicitara. Formó entonces con siete amigos un grupo literario: «Los ocho inmortales de la copa de vino». Es esta otra de las características a las que se refieren todas las biografías del poeta, su afición a la bebida, más bien porque esta le sirviese como fuente de inspiración permitiéndole entrar en el misterio mismo del hecho poético.

Li Bai murió en Dangtu, actual Anhui, donde se encuentra la montaña amarilla (Huangshan) el final de su peregrinaje. Se cree que su muerte fue el resultado de un envenenamiento por mercurio, o que una noche paseando en barca, ebrio, se lanzó al agua para abrazar el reflejo de la luna, ahogándose.



Poemas:


Mirando alejarse a Men Ho-Jan hacia Yangchow, desde la torre de la grulla amarilla

En la Torre de la Grulla Amarilla, en el Oeste,
mi viejo amigo dice adiós.
Entre la bruma y las flores de primavera
desciende hacia Yangchow.
Vela solitaria, sombra distante,
se desvanece en el vacío azul.
Sólo veo el gran río fluyendo
en el horizonte lejano.

Bebiendo solo a la luz de la luna

Entre las flores, un tazón de vino
bebo solo, ningún amigo está cerca.
Levanto mi copa, invito a la luna
y a mi sombra, y ahora somos tres.
Mas la luna nada sabe de bebidas
y mi sombra se limita a imitarme,
pero así y todo, luna y sombra serán mi compañía.
La primavera es época propicia para el goce.
Canto y la luna prolonga su presencia,
bailo y mi sombra se enreda.
Mientras me mantengo sobrio, somos alegres juntos,
cuando me embriago, cada uno marcha por su lado
jurando encontrarnos en el Río de Plata de los cielos.

Un día de verano, en la montaña

Agito suavemente un abanico de plumas blancas,
sentado, la camisa abierta, entre las hojas verdes.
Me quito el sombrero y lo cuelgo de un saliente en la roca;
Desde los pinos la brisa se desliza
sobre mi cabeza desnuda.

El sapo ataca a la luna de Yao-Tai

El sapo ataca a la luna de Yao-Tai
y se la traga.
El disco brillante se extingue en el seno del firmamento,
las tinieblas se engullen el alma de oro.
El arcoíris atraviesa las constelaciones de Sen-Wei,
el sol naciente opaca la luz matinal.
Las nubes flotantes separan a los dos astros,
todo es incierto como en un sueño.
Aislado, aislado el palacio de Tchang Men:
antes inspiraba a nuestros antepasados, ¡ahora no existe ya!
El laurel roído por los insectos florece, pero no trae frutos,
el cielo duplica su desgracia cubriéndolo de escarcha.
Me entristece. Suspiro en la larga noche solitaria
y las lágrimas humedecen mi ropa.

Conversación en la montaña

¿Me preguntas por qué habito
en estas colinas verdes jade?
Yo sonrío. No hay palabras para expresar
el sosiego de mi corazón.
¡Que fascinante la flor del melocotón
arrastrada por la corriente del agua!
Aquí vivo en otro reino
más allá del mundo de los hombres.



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